INVESTIGACIÓN

La imputación de dos directivos cerca a la armadora por el hundimiento del 'Pitanxo'

El director general y el responsable de flota, citados en la Audiencia Nacional

Pesquerías Nores Marín ha recibido más de 300.000 euros en subvenciones públicas desde el siniestro

El "Playa Menduiña Dos", a su llegada a St. John's

El "Playa Menduiña Dos", a su llegada a St. John's

Lara Graña

Alas 6:30 UTC del 15 de febrero de 2022, doce tripulantes del pesquero Villa de Pitanxo llevaban ya al menos dos horas en una balsa rajada por el suelo, con el agua a dos grados centígrados y bajo una sensación térmica de -17º. Solo dos de ellos, el capitán y su sobrino –Juan Enrique Padín y Eduardo Rial–, llevaban el traje de supervivencia puesto; solo uno, el patrón, estaba completamente seco. A esas 6:30 horas UTC ya había cadáveres en la neumática, mientras marineros como Samuel Koufie o William Arévalo luchaban por sobrevivir. William no pudo.

A las 6:30 horas, cuando la radiobaliza ya había advertido de la catástrofe, el dueño del buque atendió al teléfono una llamada del Centro Nacional de Coordinación de Salvamento (CNCS). Aseguró que a bordo iban 22 personas. Y mintió, porque eran 24 las que se enfrentaron a la zozobra fatal del pesquero. La armadora, Pesquerías Nores Marín, había entregado un despacho falso a Capitanía Marítima de Vigo. De acuerdo a este documento, en el buque no había equipamiento de salvamento para todos. Con la empresa ya imputada por la

Audiencia Naciona

l, el juez instructor, Ismael Moreno, ha citado en calidad de investigados (imputados) a dos de sus máximos responsables: el director general, José Antonio Nores Rodríguez, y el responsable de Flota, José Antonio Nores Ortega.

Pesquerías Nores, al igual que Juan Enrique Padín, ya tenían condición de investigados por la presunta comisión de cuatro delitos: 21 homicidios por imprudencia grave, contra los derechos de los trabajadores, falsedad documental y encubrimiento. Aunque familias de las víctimas –doce cuerpos nunca han aparecido– instaron también a una imputación de Eduardo Rial, el juzgado no ha estimado esta petición hasta la fecha.

A diferencia del capitán, que fue rescatado con “los tenis secos” –como advirtieron tripulantes del buque Playa Menduiña Dos a FARO–, Rial sí tuvo que tirarse al agua para subir a la balsa. Koufie, el tercer superviviente, ha incidido tanto ante la Guardia Civil como en sede judicial que Padín no dio la orden de abandono de buque ni ordenó vestir, por consiguiente, el traje térmico. Marineros del barco que los rescató, de la armadora Moradiña, han insistido también en que desde el puente de mando del Pitanxo no se lanzó señal de mayday. “Nos dio siete versiones de lo que había pasado en media hora”.

Estas mismas fuentes aseguraron, también ante el juez, que Padín les pidió “papel y boli” para coordinar el relato a dar a las autoridades con Samuel Koufie y Eduardo Rial. Para que dibujaran esta sucesión de hechos: que el motor se paró sin motivo aparente, que el Pitanxo empezó a escorar de babor, que toda la tripulación fue llamada a subir al puente con los trajes térmicos.

La aportada por Koufie, y respaldada por los marineros del Playa Menduiña Dos e –indiciariamente– por las pruebas periciales es radicalmente contraria: el motor no falló, que fue la maniobra de Padín la que provocó una escora fatal del barco y que esta, con una intensa entrada de agua y con la estabilidad comprometida por un embarre del aparejo, ahogó el sistema de propulsión Wärtsilä. Según ha declarado el marinero de origen ghanés, recibió también presiones desde la empresa armadora para sostener el relato del patrón y retirar cualquier sombra de responsabilidad sobre el naufragio. La pesca gallega no sufría un hundimiento con tantas víctimas, 21, desde el del Marbel en 1978.

Además de haber entregado una información falsa para el despacho del buque, Pesquerías Nores tampoco informó de que el Pitanxo llevaría a bordo a un vigésimo quinto tripulante cuando partió de Vigo, con la intención (consumada) de transbordarlo en alta mar. En la relación de medios de salvamento del pesquero constaban solo 22 chalecos. Debido a una reforma en la cubierta de francobordo, con la que sumó 16 toneladas de lastre en quilla, el barco tampoco debería haber ido a faenar a zonas de formación de hielos; lo hizo repetidamente desde el año 2018. Tampoco guardó cuarentena antes de partir a caladero pese a haber evacuado a un tripulante positivo por COVID; siete de los cadáveres recuperados del naufragio tenían una elevada concentración de coronavirus.

La extensa lista de irregularidades, tengan o no finalmente repercusión penal, no ha impedido a la compañía la recepción de subvenciones públicas a cargo de distintas administraciones. La última tiene fecha del pasado 13 de julio, cuando ingresó 225.000 euros en concepto de “Ayudas de Estado por consumo de gasóleo a empresas armadoras de buques pesqueros y almadrabas para el ejercicio 2023”. Fue una ayuda directa sin contraprestación. En suma, desde el naufragio del Villa de Pitanxo, Pesquerías Nores Marín ha recibido ayudas directas por 304.015,22 euros, como consta en el Sistema Nacional de Publicidad de Subvenciones y Ayudas Públicas del Ministerio de Hacienda.

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1 Las imputaciones por el siniestro

Juan Padín y Pesquerías Nores son investigados por la presunta comisión de cuatro delitos: 21 homicidios por imprudencia grave, contra los derechos de los trabajadores, falsedad documental y encubrimiento. Dos directivos de Nores se suman ahora a la lista de imputados.

2 Ayudas públicas a la armadora

Desde el naufragio del Villa de Pitanxo, en febrero de 2022, Pesquerías Nores ha ingresado subvenciones públicas por importe de más de 300.000 euros.