Ser partícipes de la bronca de Samantha Vallejo-Nágera a Roscón y otros miles de momentos íntimos de niños, ¿vulnera sus derechos?

Publicar fotografías o vídeos de los menores acarrea un impacto psicológico

A partir de los 8 años se recomienda pedirles permiso antes de subir su imagen en las redes sociales

Los adolescentes de 14 años pueden decidir qué contenido se sube a la red

Samantha Vallejo-Nágera, jurado de Masterchef, ha sido criticada tras subir un vídeo de su hijo en pleno berrinche en las redes sociales.

Samantha Vallejo-Nágera, jurado de Masterchef, ha sido criticada tras subir un vídeo de su hijo en pleno berrinche en las redes sociales. / EPE

María G. San Narciso

María G. San Narciso

A través de Instagram miles de personas han podido ver cómo el hijo de Samantha Vallejo-Nágera, Patrick (apodado ‘Roscón’ por haber nacido el día de Reyes) lloraba desconsoladamente después de que su madre lo castigase por ver la televisión sin permiso. Era solo uno más de los momentos del día a día que la jurado de Masterchef muestra de sus hijos en redes sociales, pero este, dado el punto de intimidad que tenía, se recibió con mucha más indignación de lo que viene siendo habitual en su cuenta.

“Es muy dramático, no os asustéis. Siempre encuentra una buena excusa para esquivar una bronca", escribía la jurado de Masterchef en la descripción. Tras el aluvión de críticas, Samantha borró el post y procedió a grabar uno donde leía una especie de disculpa bien estudiada. “Roscón, como todos los niños, llora por tonterías, sobre todo cuando le quito el mando de la tele. Y es increíble como cambia del llanto a la risa en milésimas de segundos”, relata.

“Ayuda muchísimo a las mamás con niños con síndrome de Down a dar visibilidad a esta condición y a aprender del día día de los niños, por eso lo saco en mis redes sociales”, se justificaba. Pero, ¿qué hay del niño?

El equipo Somos Estupendas, junto a su psicóloga June, reconoce que existe un gran desconocimiento y una gran aceptación social sobre el tema de compartir el día a día de los menores. Hacer llegar el contenido a familiares y amigos para que sean partícipes; inmortalizar momentos; el refuerzo del ‘like’, que aumentan las ganas de seguir publicando contenido por el ‘orgullo’ que se siente; o el reclamo de marcas de productos para niños que consiguen sacar rentabilidad en las redes, son algunos de los motivos que llevan a los padres a publicar contenido de los niños. 

El problema con la huella digital

Pero las redes sociales no están exentas de problemas. Por eso, los expertos señalan que debe primar el sentido común. Publicar fotos de los niños crea una 'huella digital' que los pequeños no han elegido. Además, una vez que la imagen está colgada, es muy difícil mantener el control sobre ella.

Jorge Flores, fundador y presidente de la plataforma PantallasAmigas, una organización que fomenta un uso "seguro y saludable de la red", aconseja que antes de colgar nada hay que hacerse la siguiente pregunta: “¿Para qué?”. “Debemos cuestionarnos si de esa acción se puede dar una consecuencia negativa o positiva para nuestros hijos. Su interés superior es lo que nos debe guiar”, afirma.

La Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor recoge en su artículo 14 que “se considera una intromisión ilegítima el derecho al honor a la intimidad personal y familiar a la propia imagen del menor, cualquier utilización de su imagen o su nombre en los medios de comunicación que pueda implicar un menoscabo de su honra o reputación, o que sea contraria a sus intereses incluso si consta el consentimiento del menor o de sus representantes legales”. 

Somos Estupendas recalca el impacto psicológico en el menor a corto plazo. Por ejemplo, los pequeños comienzan a estar en estado de alerta ante la presencia de móviles o cámaras. También pueden "ser forzados a adoptar determinadas poses o posturas no naturales o que no acompañan su estado emocional del momento" o a unas "expectativas continuadas para que haga o diga algo que 'dé contenido'". A largo plazo puede hacer que sientan vergüenza, problemas de autoestima, condicionamiento de su propio autoconcepto, impacto en su entorno social o daño en su 'reputación digital'. A determinadas edades, se suma el riesgo de bullying, cyberacoso o fraude.

Algunos consejos para un 'sharenting responsable'

PantallasAmigas, junto con la Asociación Española de Protección de Datos (AEPD), sacaron a la luz hace dos años la campaña ‘Diez razones para el sharenting responsable’. Su objetivo era concienciar sobre el uso de imágenes de los menores de edad en internet. Ahora, con la temporada estival, vuelven a pedir que se tenga en cuenta.  

Entre las claves para proteger a los menores, Flores señala que hay que evitar subir imágenes que puedan tener una interpretación diferente fuera de su entorno. A un progenitor le puede parecer tierna una fotografía de su pequeño en la bañera, pero "en una red de pedófilos es otra cosa", añaden en Odériz Echevarría Abogados.

Cuidado con dar pistas de la localización

Tampoco hay que subir aquellas en las que se identifique la localización del menor o se dejen ver detalles de sus rutinas. Este verano (y prácticamente todo el año) es habitual ver a influencers en Instagram haciendo publicidad de restaurantes o posando en playas y chiringuitos con sus retoños. Sitios que son fácilmente localizables, sobre todo porque muchas veces lo indican ellos mismos.

El consejo que dan desde la plataforma es que no se haga eso. Además, añaden que "habitualmente se comparte más información que la que se aprecia a simple vista. Una imagen inocente puede contener detalles de contexto importantes e, incluso, geolocalización".

Otra recomendación que el fundador de PantallasAmigas da es que se escojan medios seguros para compartir esas fotos. Asegura que es mucho mejor enviar las imágenes por aplicaciones de mensajería, como Whatsapp, a hacerlo en redes sociales, como Instagram o Facebook. En estos últimos casos, lo ideal es que se configure la privacidad del perfil.

Con todo, en la campaña recuerdan que "al compartir las imágenes con otras personas, estas pueden asumir que eso significa que las pueden publicar y que las imágenes no son tan privadas. Sin mala intención, de forma directa o indirecta, pueden expandir el alcance e incluso hacerlas públicas".

Mejor pedir permiso que perdón

Una vez que los niños ya tienen unos 8 años, Flores considera que "la cuestión del ejemplo" es crucial. "Si vamos a publicar algo y lo hacemos sin filtrar, ¿qué ejemplo estamos dando? Lo mejor es que les pidamos permiso. Al ser consensuado, le estamos dando importancia", explica.

Además, así "se transmite el mensaje de que cada persona tiene derecho a gestionar sus propios datos personales, entre ellos la propia imagen". "Los padres y tutores legales tenemos el deber de gestionar ese derecho de los menores, pero no a usarlo arbitrariamente", asegura.

A partir de los 14 años, el menor tiene potestad para gestionar su privacidad en internet y, por tanto, su respuesta cuenta. En el 2018, el Tribunal de Roma condenó a una madre a eliminar fotografías y comentarios sobre su hijo menor de edad en internet. De no hacerlo, tenía que pagar una multa de 10.000 euros. La había denunciado su propio hijo, de 16 años.

Problema entre parejas divorciadas

En caso de parejas separadas o divorciadas, también deben pedirse permiso entre ellas antes de colgar nada de los menores. "Cuando los progenitores no forman pareja, el sharenting (la publicación de vídeos y fotos de niños por parte de sus padres en internet) puede ser motivo de conflicto", afirman.

Un informe de la Oficina del Comisionado de la Infancia de Inglaterra reveló que, de media, los padres publican 1.300 fotografías y vídeos de sus hijos antes de que lleguen a la adolescencia

Una sentencia del Tribunal Supremo declaró en 2015 ilegal subir a la red la fotografía de un menor si no había consentimiento por parte de ambos progenitores. Ante la falta de acuerdo, siempre se puede pedir al juez que otorgue o deniegue esta posibilidad. Claro que, antes de llegar a eso, lo mejor es llegar a un pacto y plasmarlo en el convenio regulador.

Más de mil fotos colgadas antes de la adolescencia

El sharenting es una práctica cada vez más extendida. Según una encuesta de la Universidad de Michigan, tres cuartas partes de los padres dijeron conocer a otro adulto que compartió demasiada información sobre un niño en las redes sociales.

Hasta un 56% había publicado información vergonzosa sobre un niño, y más de la mitad había ofrecido información personal que podía ayudar a identificar la ubicación del menor. Además, una cuarta parte había divulgado fotografías inapropiadas.

Otro informe, esta vez de la Oficina del Comisionado de la Infancia de Inglaterra, reveló que, de media, los padres publican 1.300 fotografías y vídeos de sus hijos antes de que lleguen a la adolescencia. Hacerlo con sentido común, señalan los expertos, es crucial para salvaguardar los derechos de unos niños demasiado pequeños como para poder elegir por sí mismos.