MOTOR

100.000 euros de inversión y 4 años de burocracia: el freno añadido a la electrificación de las flotas de camiones

Los camiones eléctricos son "tres veces más caros que uno de combustión" y precisan de puntos de carga rápida, explica Borja Santos, CEO de full&fast

Un coche eléctrico se carga en un poste de recarga en Barcelona.

Un coche eléctrico se carga en un poste de recarga en Barcelona. / ÁLVARO MONGE

Ana Ayuso

Ana Ayuso

El sector de transporte por carretera y logístico está viviendo una transformación para ser más sostenible. Más allá de los beneficios para el medioambiente que supondría su descarbonización, se encuentra con un condicionante europeo que les obliga a moverse rápido. A partir del año 2027 y hasta 2030, se impondrá una tasa de carbono por la que se pagarán 45 euros por tonelada de carbono, con el objetivo de eliminar los "derechos a contaminar" de forma gratuita, según indicó la UE en su acuerdo del año pasado, antes de 2034.

"A una empresa que tenga cien camiones le generará un coste adicional de un millón de euros al año", señala Borja Santos, CEO de full&fast, una startup española dedicada a proveer de accesos a la energía eléctrica a otras compañías. Ese sobrecoste, añade, "no puede repercutir en el cliente, porque no lo va a aceptar".

La alternativa que encuentran las empresas de transporte por carretera y logístico es electrificar sus flotas y, al interesarse por presupuestos, se topan con que "los camiones eléctricos son tres veces más caros que uno de combustión y que, para que puedan operar en el día a día, necesitan que sus vehículos se recarguen en el tiempo que requiere su actividad, y hay que subir la potencia".

Doble inversión

Por tanto, expresa Borja Santos, se tendrían que hacer cargo de un "doble coste": el de los camiones y el de la inversión en una infraestructura de carga potente. La patronal de concesionarios Faconauto afirmó este jueves, tras la investidura de Pedro Sánchez, que esperaba que el nuevo Gobierno protegiese la competitividad del sector y ha solicitado que el nuevo Ejecutivo que se forme en los próximos días tenga "como uno de sus ejes esenciales diseñar planes concretos y ambiciosos para impulsar la electrificación del parque y una movilidad sostenible para todos".

De acuerdo con cálculos de full&fast, si una empresa tiene que financiar la instalación de una electrolinera fija, la inversión "puede superar los 100.000 euros por punto de recarga rápida", algo que el CEO de la startup considera "muy elevada para algo que, además, no llega a responder a la necesidades de la compañía en muchos casos, puesto que sus pretensiones de negocio a nivel geográfico pueden cambiar en los más de tres años que requiere la operación".  

El proceso para obtener los permisos necesarios para la instalación de una electrolinera de carga rápida suele ser largo y costoso, y "desincentiva la electrificación de la flota de muchas empresas". Construir una estación propia requiere de una enmarañada tramitación burocrática que consume un tiempo promedio de casi cuatro años, indican desde la startup, entre los alrededor de 30 meses que pasan para obtener "permisos, servidumbres, obras civiles y construcción", y los 444 días de media en España que hay que sumar desde que se instala el punto de recarga hasta que se pone en marcha.

"Esta realidad impide que estas empresas opten por una flota 100% electrificada y tengan que seguir recurriendo a vehículos propulsados por combustibles fósiles, que impactan directamente en el medioambiente", considera Santos. 

Tapón en las gasolineras

Ante la cuestión de por qué las empresas tendrían que costear las insfraestructuras de recarga de vehículos eléctricos cuando no tienen que invertir en la actualidad en el mantenimiento o construcción de las gasolineras, Borja Santos asegura que se debe a que los profesionales de este tipo de transporte "paran normalmente todos en los mismos sitios a las mismas horas". 

"Por mucho que pongan una electrolinera, el vehículo nunca se llegará a recargar tan rápido como se recarga en una gasolinera", refleja Santos. Por lo tanto, lo que van a encontrarse los conductores cuando vayan a llenar las baterías será una cola. Y Borja Santos avisa de que ya en el paso de la Junquera "puede haber colas de un kilómetro y medio de gente que espera a echar gasolina". "Con lo eléctrico pasa igual" o incluso peor, porque tarda más en rellenarse el camión.

Actualmente, recuerda el CEO de full&fast, existen "proyectos de fabricantes para poner electrolineras en la vía pública de un megavatio de potencia, que es casi lo que da un aerogenerador que se encuentre en un parque eólico". Los equipos de carga rápida, además de "su despliegue inmediato y flexibilidad, permiten crear una estación de carga propia más accesible y eficiente, al mismo tiempo que permite la movilidad que el negocio requiera", zanja.