ESPAÑA DESPOBLADA

¿Qué hace el letrero de Schweppes de la Gran Vía de Madrid en un pueblo perdido de Cuenca?

Olmeda de la Cuesta busca atraer turismo con el único museo de la publicidad al aire libre de España con más de 70 anuncios históricos

"Queremos que la gente venga, le guste el pueblo y se hagan una casa", dice el promotor de la iniciativa en este pueblo de 21 vecinos

FOTOGALERÍA | El pueblo-museo de la historia de la publicidad

Paco, el alguacil de Olmeda de la Cuesta, pasa frente a una réplica del mítico cartel de Schweppes de la Gran Vía de Madrid

Paco, el alguacil de Olmeda de la Cuesta, pasa frente a una réplica del mítico cartel de Schweppes de la Gran Vía de Madrid / Alba Vigaray

En la década de los 80, en Olmeda de la Cuesta (Cuenca) se quedaron sin olmos negros por la grafiosis. El precioso cinturón de cientos de olmos que abrochaba este pequeño pueblo al que habían dado nombre desapareció por la enfermedad fúngica que arrasó con esta especie en toda España. Ahora, un olmo de las pocas variantes resistentes al hongo preside la hermosa plaza del pueblo. "Es una de las joyas que tenemos", presume José Luis Regacho, exalcalde del municipio [ahora es concejal], al que encontramos junto a Paco, el alguacil, metiendo unos pedidos en el Ayuntamiento. El termómetro marca los 13 grados, pero un viento helado hace que la sensación térmica sea menor. A ratos llueve, a ratos hace un frío que pela.

Al llegar y observar un cartel de chapa del toro de Osborne vigilando la entrada, uno se empieza a dar cuenta de que no está en un pueblo más de la España despoblada. Una sospecha que no tarda en confirmarse. Porque más allá, en la pared de una casa encalada, hay una recreación en azulejo del anuncio de Nitrato de Chile -un fertilizante-, que en el tardofranquismo decoraba "las entradas de todos los pueblos" de España. En otra, el anuncio de Tintes Iberia, "lo mejor para teñir en casa". O el de Sidra El Gaitero, "famosa en el mundo entero". O el de Insecticidas Orion. O el de bombillas Phillips, "las mejor que hay". O el de "Beba Kas y nada más", con el dibujo de una media naranja sirviéndose un poco del refresco en un vaso. O una réplica en chapa de 'Bibendum', el muñeco de Michelin. [VEA IMÁGENES]

Reclamo turístico

Anuncios icónicos que han acompañado a diferentes generaciones de españoles. Hay más de 70 en lo que pretende ser un reclamo turístico para un pueblo que llegó a albergar a 500 vecinos, pero en el que ahora sólo están empadronados 21, de acuerdo al último censo del INE [en verano superan los 200]. La iniciativa, impulsada por José, que fue alcalde de 2007 a 2023, pretende no ya revertir el mal de la España olvidada, sino al menos tratar de frenarlo. "Queremos que la gente venga, que le guste el pueblo, y se anime a hacer una casa", explica el exalcalde, una suerte de Da Vinci de la España Vaciada.

José Luis Regacho, el ex alcalde de Olmeda, escanea el código QR de uno de los anuncios puestos en el pueblo.

José Luis Regacho, el ex alcalde de Olmeda, escanea el código QR de uno de los anuncios puestos en el pueblo. / Alba Vigaray

Porque desde que llegó a la Alcaldía, con tanto arte como ímpetu, se buscó las mil maneras para revitalizar un pueblo que moría. Primero sacó a subasta solares abandonados por sólo 2.000 euros para que no estuvieran ahí, sin vida. Luego insistió una y mil veces con diferentes administraciones para conseguir tener en el pueblo árboles de todas las comunidades autónomas y algunos países extranjeros -hay hasta un olivo de Getsemaní [el jardín de Jerusalén]-, otro atractivo turístico para seguir agitando el avispero. "Siempre me ha gustado mucho la naturaleza", razona.

Regalos de Ayuso y Revilla

Tienen de todo. Un tejo de Rascafría que le regaló Ayuso. Un castaño que le donó la Xunta de Feijóo. Un acebo de Cantabria. Dos secuoyas de La Rioja. Un esqueje del legendario drago milenario de Icod de Los Vinos (Tenerife). Hasta un esqueje del árbol de Gernika, el roble bajo el que jura el cargo el lehendakari vasco. "Nos lo dieron las Juntas Generales de Vizcaya, vino incluso la presidenta a plantarlo", explica modestamente José, a quien todo el mundo saluda con afecto en el pueblo. De hecho, tiene una placa en agradecimiento a la entrada al consistorio: "En reconocimiento a su buena gestión y a las muchas mejoras realizadas en el municipio". La forma de la placa, que luce su foto recortada, tiene cierto aire lapidario, pero a nadie amarga ser profeta en su tierra. 

Un anuncio en una de las calles de Olmeda de la Cuesta.

Un anuncio en una de las calles de Olmeda de la Cuesta. / ALBA VIGARAY

A ratos, el pueblo, que en sus buenos tiempos vivía de la ganadería -ovejas- y la agricultura -cereal, olivos y viñas-, parece Portlligat, en concreto la genialmente bizarra vivienda de Salvador Dalí. Hay mucho de surrealismo, de hecho, en las obras que Vicente García, vecino del pueblo, ha ido trufando por todo el pueblo. Principalmente hay esculturas, maceteros y muros de colores tierra elaborados con ferrocemento, un compuesto para la construcción que entremezcla cemento, arena, malla de alambre y agua.

De líneas curvas y figuras imposibles, los hay por todos lados -hay incluso varias instalaciones en honor a los relojes, el paso del tiempo y juegos infantiles-, al igual que parques. “En cada sitio donde había un solar hemos plantado árboles, muchos olmos”, cuenta José. Hay cientos, miles, repartidos por todo el pueblo y procedentes de todas las latitudes. “Había zonas de Olmeda que parecía que estaban bombardeadas, y ahora da gusto. Es raro el día que alguien no se pare en el pueblo para verlo”, cuenta Alberto, quinto del alcalde [56 años ambos] pero que ahora vive en Barcelona, aunque pasa temporadas en el pueblo.

El ex alcalde posa con uno de los anuncios más míticos de la publicidad en nuestro país, el muñeco de Michelin.

El ex alcalde posa con uno de los anuncios más míticos de la publicidad en nuestro país, el muñeco de Michelin. / ALBA VIGARAY

- Pues si quieres, vente a hacer un free tour de esos, que me voy con ellos- le invita José, que tiene plaza de funcionario en Cuenca, pero vuelca todo el tiempo que puede en Olmeda.

- No, gracias, yo hasta que no me tome un café...  

Un código QR

Lo de los carteles publicitarios, que comenzó hace tres años -"todavía nos faltan unos cuantos; nos gustaría que viniera Iceta [Miquel] a inaugurarlo"-, sigue una estudiada planificación, una estrategia. “La idea es que estén colocados de tal manera que mientras ves uno a lo lejos veas que hay otro y que continúa”, cuenta su ideólogo, que también contempla, como ya está instalado en algunos, colocar un código QR junto a la obra que lleve al visitante al anuncio original en Youtube.

Dos vecinos de Olmeda de la Cuesta, junto al anuncio de pinturas de Johann Cruyff.

Dos vecinos de Olmeda de la Cuesta, junto al anuncio de pinturas de Johann Cruyff. / Alba Vigaray

Aparte de llamar a cada empresa implicada para pedir autorización, José consulta a cada vecino por el cartel que puede ponerle. Todo tiene un mágico sentido: a Pepe le pusieron en su casa el anuncio del Tio Pepe; a Marisa, “como es de Segovia, el de Anís La Castellana”; y Carlos, de la calle de la Fuente, "nos dijo que si le poníamos alguno, fuera de Mahou, que es la cerveza que le gusta". “A Francisco, como es del Barça, le pusimos este de Johann Cruyff”, relata sobre el anuncio de Pinturas Bruguer, donde el mítico jugador y entrenador del F.C. Barcelona aparece pintando una pared con un bocadillo donde se le lee: “Yo aprovecho mis vacaciones para pintar”. “Da gusto venir al pueblo ahora, José le ha dado un buen empujón”, asegura Francisco, que sale a la puerta de la casa junto a su mujer para saludar al ex primer edil. [VEA UN ÁLBUM DEL MUSEO]

Las diferentes iniciativas de José Luis, financiadas principalmente con subvenciones y que en este caso han contado con la imprescindible colaboración de Aspadec, una asociación de personas con discapacidad que se encarga de elaborar los azulejos, han dado sus frutos y hay ya unas “diez o doce familias” que vinieron, les gustó, se hicieron una casa “y ya son una más del pueblo”. El nuevo museo, que se inaugurará a no mucho tardar y que incluye una copia del cartel de Schweppes de la Gran Vía de Madrid que también se enciende -"ahora en invierno poco, que la luz está muy cara"-, espera que dé otro empujón al municipio, que tiene un bar, el de “la Auxi”, que vive en un pueblo cercano y aunque solo abra en verano, los fines de semana en invierno y en fechas sañaladas, “es la envidia” de la comarca. “En estos pueblos es casi más importante tener un bar abierto que un consultorio, es que el centro de salud, que es donde vas si te pones malo, está a cinco minutos en coche”, lamenta el ex primer edil. 

Imagen del árbol de Gernika plantado a la entrada de Olmeda de la Cuesta.

Imagen del árbol de Gernika plantado a la entrada de Olmeda de la Cuesta. / Alba Vigaray