ELECCIONES 12M

Sánchez y Feijóo cierran una campaña llena de dudas y que ajustará el pulso de las europeas

El presidente del Gobierno y el líder de la opisicón se han volcado de lleno, conscientes de que lo que ocurra en esta cita electoral también será crucial para la siguiente: las europeas de junio

Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo durante la campaña para las elecciones catalanas

Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo durante la campaña para las elecciones catalanas / EP

La sensación es común en todos los partidos: la campaña catalana ha sido extraña. Las elecciones del 12 de mayo van a condicionar lo que ocurra en España. Siempre estuvieron marcadas en el calendario por ese motivo, sobre todo por los efectos que tendrán en la gobernabilidad de Pedro Sánchez. Pero la carta del presidente del Gobierno a la ciudadanía y su reflexión personal -amagando con una dimisión- coincidió con el arranque de la campaña catalana, cambió la conversación pública y ha dejado, según todas las encuestas, dos posibilidades únicas: Salvador Illa o Carles Puigdemont. Los apoyos de cada uno y si hay suma posible o no en el independentismo se sabrá el domingo. También si se abre un escenario de repetición electoral por la imposibilidad de llegar a un acuerdo. Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se han volcado de lleno, conscientes de que lo que ocurra en esta cita electoral también será crucial para la siguiente: las europeas de junio.

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez  durante un mitin del PSC

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez durante un mitin del PSC / EP

El líder socialista arrancó la campaña de las catalanas recluido en La Moncloa meditando sobre si dejaría o no la presidencia. Cinco días de abril en los que despejó toda su agenda y, con un silencio sepulcral que lo mantuvo incluso incomunicado con su núcleo duro, hizo crecer la incertidumbre acaparando toda la atención sobre su decisión final. El comienzo de la campaña quedó neutralizada. Con su anuncio de seguir adelante abrió el debate sobre la regeneración democrática y lo convirtió en una palanca de movilización electoral. Su primer acto público fue orgánico, al acudir por sorpresa a la Feria de Abril en Barcelona con el candidato del PSC, Salvador Illa.

Un buscado baño de masas entre afiliados para volcarse con el partido en Cataluña. El jefe del Ejecutivo se ha entregado a Illa con la confianza de que una victoria holgada, más allá de los pactos necesarios, le permita validar su hoja de ruta de la investidura. La que dice que los acuerdos con los independentistas, principalmente la ley de amnistía, les restan fuerza electoral e impulsan una fase de “convivencia”. La conversación en campaña, menos centrada en la independencia y más en los servicios públicos, ratificaría ya el argumento que sostienen en Ferraz sobre el “interés de la sociedad catalana por pasar página del ‘procés’”.

La justificación de la cuestionada política de alianzas de Sánchez depende de una victoria contundente de Illa. En la dirección del partido defienden que de este modo se impulsarían de cara a las europeas, recortando distancias con el PP. “Quedar por encima de los 40 escaños nos daría un impulso tremendo”, confían en Ferraz. Más todavía si la horquilla con Puigdemont, segundo en todas las encuestas, se acerca a los dos dígitos, según sostienen. “Eso quedaría grabado a piedra. Luego los pactos de gobernabilidad serán los que serán, pero ese resultado no habría quien lo diluya”, concluyen.

En este contexto tan incierto, el PP, ha ido navegando en función del día. En su caso, la inmigración y la seguridad -las dos banderas de Vox- han ido ganando espacio en el discurso de esta última semana. Incluso Feijóo relacionó los fenómenos de la inmigración ilegal y la okupación como nunca antes lo había hecho. La realidad es que ni la amnistía, ni un hipotético referéndum -como tantas veces han anticipado los populares- ha sido un asunto capital de los discursos. Los ataques se han centrado, sobre todo, en el PSC.

Lo cierto es que la resistencia de los ultra ha llamado la atención de los populares durante toda la campaña porque desde hace meses en Génova contaban con abrirle una vía de agua a Santiago Abascal, también en Cataluña, para recuperar una posición de fuerza que consideran esencial si quieren llegar a la Moncloa. El análisis ahora es que el partido ultra tiene “un suelo más consolidado” en esta comunidad que en el resto. Pero hace pocas semanas el PP mostraba su convicción de que Vox no sacaría escaño en Euskadi (lo mantuvo por Álava) y sufriría una caída importante este 12M. El PP crecerá mucho seguro porque parte de tres escaños y todo apunta a que lograrán una decena o alguno más en el mejor de los casos. Pero ya no hay dirigentes que hablen de llegar a esos 14 o 15 diputados que incluso el CIS llegó a vaticinar.

Alberto Nuñez Feijóo durante un mitín por las elecciones catalanas

Alberto Nuñez Feijóo durante un mitín por las elecciones catalanas / EP

Feijóo sí ha elevado el listón asegurando que quedarán por delante de Vox. Los trackings finales hablan de un empate que en la dirección nacional desmienten: aseguran que Abascal quedará por detrás, aunque seguirán teniendo mucha fuerza. Para el líder del PP, en el fondo, es una cuestión sustancial porque lo que ocurra en Cataluña tendrá mucho impacto en las elecciones europeas que piensa plantear como otra vuelta de las generales. Es la cita crucial para Feijóo, para la que exige una movilización absoluta de los suyos, como demuestra la manifestación convocada en las calles de Madrid para el 26 de mayo. 

Sánchez, en la estrategia de las generales

Lo cierto es que los socialistas miran también al resultado del PP, esperando que no alcance sus expectativas de crecer exponencialmente y contraponerlos con los suyos. Esto es, que las catalanas los impulsen al mismo tiempo que frenen a los populares por “no tener proyecto ni para Cataluña ni para España”. Tras las vascas, tanto Sánchez como en Ferraz destacaron frente a la oposición que los partidos del bloque de investidura habían obtenido el 85% de los apoyos en las urnas, con una óptica de política de bloques para justificar su política de pactos.

Si el escenario de la gobernabilidad en Cataluña será determinante para el futuro de Sánchez, las europeas serán otro elemento clave. Aunque el PSOE busca disociar su efecto en la legislatura porque “las generales ya se han celebrado” y Sánchez ganó la investidura, son una suerte de segunda vuelta que legitimarán o no los pactos de investidura y el desarrollo de los acuerdos adquiridos con los socios parlamentarios. El presidente del Gobierno ha desplegado en sus mítines con Illa un discurso más propio de la contienda política nacional que de la catalana. Confrontando con el PP y Vox y recuperando la estrategia de las generales de alertar sobre sus acuerdos. Ahora espoleada por el marcaje a los gobiernos de coalición y la denuncia de que “banalizan la violencia de género” y “aprueban leyes que revisan la historia democrática de nuestro país”, según denunciaba Sánchez durante un mitin este jueves. A ello se suma su nuevo mensaje sobre la “máquina del fango”, situando a PP y Vox como sus engranajes políticos.

Los giros de la campaña del PP

Dirigentes de peso consultados del PP por este diario no niegan que si Vox quedara por delante finalmente será inevitable el ruido interno de cara a las europeas, y consideran “muy importante” que no se consolide el sorpaso de los ultra (lo dieron en 2021) para enviar un mensaje claro al electorado de la derecha: que solo el PP es alternativa a Sánchez. Además, los de Abascal tienen expectativas en la cita comunitaria gracias a todos sus socios europeos, al alza en muchos países vecinos y que contarán con el argentino Javier Milei el próximo fin de semana en Madrid. 

Las disfunciones internas en esta campaña también han aflorado en la familia popular a pesar de los esfuerzos por mostrar sintonía. Génova confirmó a Fernández como candidato tras días renqueando, con la sensación de que habrían querido otra cosa. Este diario ya publicó que Feijóo pensaba en su relevo, pero la falta de alternativa y la consolidación del líder del PP catalán como referente constitucionalista complicó la operación. A cambio, el líder del PP designó a Dolors Montserrat (un perfil completamente distinto) como jefa de campaña a la par que la confirmaba como candidata europea.