EFECTOS FUERA DE EUSKADI

Génova utilizará el tropiezo de Bildu para atacar a Sánchez por sus alianzas frente a las europeas

El PP considera que el silencio de la izquierda abertzale, evitando llamar banda terrorista a ETA, tiene más afectación fuera de Euskadi y pone en un serio brete al Gobierno, que normalizó a Bildu para incorporarlo al bloque de sus socios y ahora intenta desmarcarse: "Es Sánchez el que vuelve a quedar en evidencia"

(I-D) El presidente del PP de Girona, Jaume Veray, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, el presidente del PP catalán y candidato a la Generalitat catalana, Alejandro Fernández, y la vicepresidenta portavoz del Grupo del Partido Popular Europeo en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat.

(I-D) El presidente del PP de Girona, Jaume Veray, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, el presidente del PP catalán y candidato a la Generalitat catalana, Alejandro Fernández, y la vicepresidenta portavoz del Grupo del Partido Popular Europeo en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat. / Glòria Sánchez

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Que el candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, evitara llamar a ETA banda terrorista ha dado un giro a la campaña vasca. Todo lo relacionado con la violencia etarra había quedado fuera del debate político en Euskadi, donde los partidos consideran que la sociedad vasca busca pasar página y que, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares de España, donde esa memoria de lo que sucedió en España sigue muy latente con fuertes reproches al Gobierno por sus pactos con la izquierda abertzale, en el País Vasco el debate es muy distinto. 

A pesar de ese giro, que el PP cree que favorece al Partido Nacionalista Vasco (PNV) en su tierra como fuerza hegemónica y voto refugio contra Bildu, en Génvova consideran que la afectación no será tan relevante para estas elecciones, sino para las siguientes. De hecho, los conservadores planean utilizar este tropiezo para desgastar a Pedro Sánchez por haber firmado unas alianzas que, a su juicio, “han ayudado a blanquear” a una formación “que ni siquiera es capaz de condenar el terrorismo de ETA” y ahora “se rasgan las vestiduras”.

En Génova se apresuraron a llamar “cínicos” a los miembros del Ejecutivo que, como la ministra portavoz, Pilar Alegría, se apresuraron a llamar “cobarde” al candidato de la izquierda abertzale, afirmando que lo que dijo es “un negacionismo incompatible con la historia de nuestro país y de la democracia”. Unas afirmaciones que el PP considera “absurdas” teniendo en cuenta el protagonismo que en la política nacional tiene ya Bildu gracias al PSOE. A eso se suma la moción de censura en Pamplona, el pasado diciembre, en la que los socialistas también entregaron la alcaldía a la izquierda abertzale.

En todo este marco, dicen el PP, Sánchez “se ve atrapado una vez más por sus socios” y la dependencia que ha generado con unos pactos difíciles de justificar. Con independencia de que Bildu fuera en cabeza en muchas encuestas y, en otras, pisándose los talones con el PNV, los populares tienen un diagnóstico claro: el silencio de Otxandiano no le pasará una factura importante a Bildu, pero puede complicar las cosas a Sánchez. Efectos colaterales como consecuencia de sus pactos.

Ocurrió en las pasadas elecciones municipales cuando, precisamente, la inclusión de condenados con delitos de sangre en las listas de la izquierda abertzale, terminaron perjudicando al PSOE por su cercanía a ese partido. Cuando unos meses después Sánchez se apoyó en los seis votos de Bildu para volver a la presidencia del Gobierno, seguía en el aire lo que ocurriría con la alcaldía de Pamplona. 

En Navarra, ya en el mes de agosto, la socialista María Chivite fue reelegida presidenta con la abstención de Bildu. Y al mover ficha, meses después, para que el partido que sigue dirigido por Arnaldo Otegi se hiciera con el bastón de mando de la capital navarra, hubo miembros del Gobierno como Óscar Puente que justificaron la decisión asegurando que se trataba de un "partido progresista democrático". Pero ayer en Moncloa endurecían el tono de nuevo con Bildu: “Ya es hora de que condenen el terrorismo”, se quejaba el ministro del Inrterior, Fernando Grande-Marlaska.

“Lo que vemos claro es que todo esto daña mucho a Sánchez. La afectación en las elecciones vascas será limitada. Pero en las elecciones europeas, por ejemplo, donde se miden de nuevo los candidatos nacionales, esto es perjudicial para el PSOE”, reflexionan en Génova, que ven cómo una vez más todas las alianzas del presidente -la vuelta de Carles Puigdemont para las catalanas y ahora este tropiezo de Bildu con ETA, que deja a las víctimas de nuevo en una posición de olvido- le ponen en “serios aprietos”. En mitad de estas polémicas, dicen en el entorno de Alberto Núñez Feijóo, seguirá la tramitación de la ley de amnistía y, sobre todo, la trama Koldo con las comisiones en sede parlamentaria.

Ya el líder nacional cargó las tintas contra Sánchez ayer desde Cataluña, retando al presidente a acudir “a cualquier notario en los próximos días para comprometer que no volvería a pactar con Bildu en ninguna institución” salvo que la izquierda abertzale “condene y colabore en el esclarecimiento de los asesinatos en los que todavía no se conoce al autor", lanzó al jefe del Ejecutivo.

En Génova reconocen que, a la espera de ver lo qué sucede con la gobernabilidad en Euskadi -el escenario más probable sigue siendo la reedición de una coalición entre PNV y PSOE- los socialistas seguirán apoyándose en Madrid en los seis diputados que lidera Mertxe Airpurua. Y eso, entienden, es una nueva muestra de la “debilidad” y “la falta de coherencia” de un PSOE “atrapado” en sus socios.

Las alianzas tendrán un papel predominante en las siguientes campañas, muy especialmente en la de las europeas, donde Feijóo planteará la cita como una especie de segunda vuelta de las generales, un plebiscito contra Sánchez y sus pactos.