ELECCIONES AUTONÓMICAS Y MUNICIPALES

Sánchez y Feijóo se citan el 28-M en la campaña más áspera con la vista puesta en Moncloa

La pugna que librarán de aquí a diciembre será de cuerpo a cuerpo. Solo puede salvarse el que consiga ser presidente del Gobierno. Los dos grandes partidos arrancarán el lunes una carrera con una parada en mayo, pero que termina en la Moncloa

Sánchez y Feijóo en la Moncloa en su reunión de abril de 2022.

Sánchez y Feijóo en la Moncloa en su reunión de abril de 2022. / CHEMA MOYA.

A unas horas de que termine el descanso de la Semana Santa, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo comienzan este lunes una carrera de ocho meses trepidantes, que acabará con uno de ellos en la Moncloa y convertirá al otro en un político sin futuro. Solo puede salvarse quién acabe de presidente del Gobierno. Una mayoría de encuestas apunta a que podría ser el líder del PP, pero la euforia que se respiraba hace unos meses se ha contenido. La necesidad de ambos de sumar una mayoría parlamentaria suficiente para conseguir la investidura aumenta la incertidumbre. Desde el amanecer de 2015 ya nada es igual en España. Ser primero no garantiza la presidencia. A los dos les harán falta apoyos pero la pugna que estrenan la próxima semana la van a librar cuerpo a cuerpo.

Sánchez tiene por primera vez un rival en el centro derecha. A las dos elecciones generales de 2019 concurrió sin una alternativa real por las carencias del anterior dirigente popular, Pablo Casado. Para Feijóo ha llegado la hora de demostrar que sus sucesivas mayorías absolutas en Galicia son el fruto de la solidez y la experiencia. El presidente acumula una importante erosión por sus pactos con ERC y EH Bildu, la tormentosa relación del Gobierno de coalición con Unidas Podemos y el desgaste de todas las crisis -el coronavirus y la guerra de Ucrania- a las que se ha enfrentado. Pero resiste. Presenta resultados en el ámbito social y su gestión económica está muy lejos del desastre que algunos insistían en predecir. El gallego ha sido todo un revulsivo para el PP. Tiene la capacidad de atraer el voto moderado del PSOE y, a la vez, ha puesto freno al crecimiento de Vox. Y aún así no despega lo suficiente para que sea inexorable hablar de cambio de ciclo.

Los dos encaran una primera batalla en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, que ofrecerán los primeros datos reales sobre las generales de finales de año. ¿Cuánto aguanta el PSOE? ¿Cuál es la pujanza del PSOE? ¿Qué pasa con Podemos? ¿Hacia dónde se encamina Vox? Los populares presentan esta cita como un primer plebiscito sobre el Gobierno. Los socialistas huyen del cariz nacional y pretenden dar relevancia al balance de sus barones autonómicos y alcaldes.

Pedro Sánchez escucha a Feijóo en el Senado

Pedro Sánchez escucha a Feijóo en el Senado / EUROPA PRESS

Sánchez y Feijóo están totalmente volcados. El PP arranca este lunes la precampaña convocando el máximo órgano del partido en Génova, que se realizará tras un desayuno informativo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y que contará con la asistencia del líder popular como gran referencia. En el PSOE, el presidente del Gobierno acapara también el protagonismo con un mitin vespertino en Segovia.

Los socialistas ya han reunido a su Comité Ejecutivo Federal e incluso han presentado el lema de estas semanas previas al 28-M: Defiende lo que piensas. Desde septiembre impulsaron la campaña 'El Gobierno de la gente' para vender su gestión, que se perdía entre crisis consecutivas y el permanente ruido de la coalición. Solo unas semanas antes lanzaron también una estrategia de ataque a Feijóo para desmontar su imagen de dirigente capaz y moderado, ante la evidencia de que se había puesto por delante en las encuestas y resultaba atractivo para un gran porcentaje de votantes socialistas.

En el PSOE creen que les ha dado resultado -el presidente del PP ha visto descender el nivel de confianza que genera entre los españoles- y pretenden continuar con ella. Probablemente España se aboca a partir de este lunes a uno de los periodos políticamente más agresivos de los últimos años, a pesar de que el listón está ya altísimo.

"Evidentemente seguiremos por este camino. Acabamos de conocer que estamos ante el mejor mes de marzo de la serie histórica en el empleo de nuestro país. A esto, la entente de PP y Vox solo puede oponer bulos", aseguran en Ferraz. Han creado incluso un comité para analizar las declaraciones que se hacen desde estos dos partidos y "refutar con datos las mentiras que vierten, sobre todo Feijóo".

El PP también se prepara para una campaña "muy agresiva" en la que cuentan con que "los ataques" de PSOE y también de Podemos irán, fundamentalmente contra su líder, y ni siquiera contra Vox. "Van a ir a por todas", llevan insistiendo dirigentes de la cúpula varias semanas. En el equipo más cercano de Feijóo se sorprendieron cuando Sánchez hizo una mención a Marcial Dorado, el narco con el el dirigente gallego apareció fotografiado hace años en un barco, en el Congreso. "Esperábamos que eso lo dejaría para la campaña de las generales", ironizaban, mostrando en realidad una profunda sorpresa ante la combatividad de la política nacional. La misma a la que Feijóo se incorporó hace apenas un año y a la que todavía no se ha aclimatado al completo.

No siempre la confrontación electoral ha sido tan áspera, pero el país atraviesa uno de los momentos álgidos. El nuevo PP de Feijóo ha engullido el voto de Ciudadanos y, a diferencia de Casado, se aleja de Vox. El electorado de centro derecha está muy movilizado frente a un espacio progresista, mucho más desencantado. El lanzamiento de Yolanda Díaz como candidata a la Presidencia de la plataforma Sumar ha supuesto un aliciente para la movilización del votante de izquierdas. En esto coinciden Génova y Ferraz. Pero hasta que cuaje y se contraste en las encuestas, los números apuntan que el 78% del electorado del PP manifiesta que les volverá a votar frente al 68% del PSOE.

Pedro Sánchez dirigiéndose a Alberto Núñezs Feijóo en el Senado.

Pedro Sánchez dirigiéndose a Alberto Núñezs Feijóo en el Senado. / EPE

Este es un problema que los socialistas reconocen pero que creen que la candidatura de Díaz ayuda a mitigar. A la espera de que finalmente haya un acuerdo con Podemos que impida la presentación de dos listas a su izquierda, una fragmentación que impediría reeditar el Gobierno de coalición, el PSOE tiene puestas todas sus esperanzas en el 28-M. Aunque la casuística es diversa y sostienen que la única comunidad verdaderamente en peligro es La Rioja -también podrían perder la Comunidad Valenciana, Aragón o Baleares-, también piensan que si el PP consigue arrebatarles alguna presidencia será con el apoyo de Vox y eso dificultará el camino de Feijóo a la Moncloa.

El optimismo dentro del PP es mayor, aunque se ha ido moderando con respecto a hace pocos meses. Como publicó este periódico, los conservadores han introducido un cambio de estrategia por la que ahora insisten en que serán la fuerza más votada la noche del 28 de mayo, dejando en el aire el número de gobiernos que conseguirán amarrar. La idea pasa por que cale en la sociedad que el PP gana las elecciones y que el mapa se tiñe nuevamente de azul. Y que esa sensación se prolongue hasta que lleguen las generales. Sin embargo, algunas voces dentro del partido alertan también de la dificultad para asentar un cambio de ciclo si el PP no logra quitar una plaza importante a los socialistas.

Y ahí estará el debate de mayo a diciembre. De hecho, los populares reconocen que si lograran gobernar, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana "el camino a la Moncloa estaría mucho más despejado". Si no lo consiguen, seguirán peleando pero, asumen, con más dificultades. Más allá de las alcaldías y autonomías que el PP consiga, el otro elefante en la habitación sigue siendo Vox. Es cierto que los territorios dan por hecho que el pacto en Castilla y León "no penaliza a su electorado" y consideran que es más ruido el que hace la izquierda del que realmente existe.

En Génova siguen presionando a sus candidatos para que logren resultados muy amplios que impidan coaliciones necesarias con Vox. Aún así, algunas personas cercanas a Feijóo coinciden en esa lectura con los territorios: "Vox no asusta como se creía antes". Ahora bien, el problema lo sigue teniendo el líder conservador, que va a por un porcentaje de electorado socialista que sí ve incompatible votar al PP con que la ultraderecha gobierne España.