ELECCIONES AUTONÓMICAS

Giro en la estrategia del PP: ganar las elecciones de mayo por encima de formar gobiernos

Si hace unos meses en Génova daban por hecho que arrebatarían al PSOE plazas autonómicas clave, ahora insisten en que la noche del 28 de mayo el mapa se teñirá de azul

Feijóo insiste en la victoria electoral sin pensar en pactos y gobiernos posteriores con la vista puesta en las generales

Feijóo junto a Gamarra y otros diputados en el Congreso.

Feijóo junto a Gamarra y otros diputados en el Congreso. / DIEGO PUERTA.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Hay un giro en el discurso de cara a las elecciones de mayo. En el PP son conscientes de que la cita de las autonómicas y municipales será crucial para testar si existe realmente un cambio de ciclo. El propio Alberto Núñez Feijóo ha trasladado a los suyos que será una primera vuelta de las generales, una especie de plebiscito contra Pedro Sánchez. Con ese mensaje la orden es clara: ganar las elecciones sin pensar en pactos y en gobiernos posteriores.

Lo que necesita Génova es una victoria electoral, que el mapa vuelva a teñirse de azul y poder decir el 28 de mayo por la noche que el PP gana unas elecciones después de muchos años. Abrir el balcón de Génova por todo lo alto. Los barones, candidatos autonómicos y municipales comparten la idea, pero reconocen que en sus pensamientos está en todo momento hacerse con más gobiernos de los que ahora tienen.

Si hace unos meses los populares eran muy optimistas con la posibilidad de arrebatar plazas importantes al PSOE (e incluso en la cúpula reconocían que no bastaba con ganar alguna como La Rioja, sino que hacía falta dar un golpe fuerte en la Comunidad Valenciana o Extremadura), ahora el argumento de los principales dirigentes se ha templado.

Algunos hablan de conseguir “un resultado digno”, haciéndose con algún ejecutivo autonómico más; y otros, directamente, reconocen que la balanza se puede inclinar en muchos territorios a izquierda o derecha por los pelos. “El recuento se nos hará largo”, anticipan. 

Lo que sucede en el fondo es que algunas comunidades autónomas tienen un mapa electoral complejo. Aragón es un ejemplo muy claro por su fragmentación de partidos y la capacidad demostrada por el socialista Javier Lambán para tejer un ejecutivo de varias formaciones. 

No está en duda que el PP vaya a mantener Murcia y la Comunidad de Madrid, pero los dos presidentes autonómicos alejan la idea de que vaya a ser fácil alcanzar una mayoría absoluta como la de Andalucía. Siguen aspirando a sumar más que toda la izquierda junta para dejar fuera de sus gobiernos a Vox, mientras en Génova repiten como un mantra “que lo tienen muy cerca”. Los entornos de Isabel Díaz Ayuso y Fernando López Miras, sin embargo, insisten en la prudencia. 

La Rioja sigue estando en las quinielas del PP por la debilidad de la presidenta actual, Concha Andreu (PSOE) y porque es un territorio donde los conservadores están afianzados a pesar de los recientes líos internos con escisión incluida. En las encuestas internas también aparece como una opción probable Baleares, con la candidata popular, Marga Prohens, sumando opciones de desbancar a la socialista Francina Armengol del gobierno autonómico. La debilidad o la resistencia de Podemos y sus distintas marcas en los territorios serán también clave para delimitar la suma de la izquierda.

LOS HUEVOS, A LA CESTA DE LAS MUNICIPALES

Cosa distinta es el plano municipal. Los populares sí están convencidos de que duplicarán sus gobiernos locales a partir del mes de mayo. La razón de fondo es obvia: a diferencia de lo que ocurre en las autonomías, la ley electoral establece que si el candidato a alcalde no logra la mayoría absoluta en una segunda votación será elegido automáticamente quien haya encabezado la candidatura “con el mayor número de votos”. 

De ahí, el desafío del PP a Vox en muchos ayuntamientos: si ganan las elecciones el partido ultra tendría que votar a favor de un candidato de la izquierda para impedir que el alcalde sea del PP.

Aunque en Génova se muestran convencidos de que los de Santiago Abascal no llegarán a tanto, las negociaciones de 2019 ya fueron duras en ese sentido. Es cierto que los resultados del PP fueron muy malos hace cuatro años, con un Ciudadanos muy fuerte (que ahora desaparecerá) y forzando acuerdos sin ser la lista más votada. Con toda seguridad, Feijóo recuperará su medida estrella a lo largo de la precampaña. 

LOS PACTOS CON VOX, LA CHINA EN EL ZAPATO

Si hay un debate que perseguirá al PP de manera continua a partir de ahora será el de los pactos poselectorales. Feijóo ha dejado claro que si puede, los evitará. Pero, como publicó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, su pensamiento colisiona con el de algunos territorios que no comparten esa animadversión de pactar con el partido ultra. Los dirigentes populares prefieren gobiernos en solitario, pero consideran que los pactos locales en ayuntamientos no implican acuerdos ideológicos tan relevantes como para perder plazas.

Hay dirigentes de la cúpula nacional que no niegan la posibilidad de renunciar a gobernar en algún lugar para evitar pactos con Vox. Sería el mensaje que querría trasladar Feijóo pensando en las generales: que su hoja de ruta centrista va en serio y que, si puede, evitará acuerdos con la ultraderecha. También reconocen que dependerá de la plaza porque, por ejemplo, el PP no renunciará a gobernar la Comunidad Valenciana en ningún caso si los números le dan.

Lo que está claro es que en Génova trabajaban sólo mirando a las elecciones generales, olvidando en algunos momentos que la estrategia podría verse frustrada o, como mínimo, alterada después del 28 de mayo.