CLIMA PREELECTORAL

“Hay que prepararse para lo peor”: el PP espera una campaña personal contra Feijóo

Ni tregua, ni altibajos. Génova cuenta con que el clima preelectoral y hasta las generales será de enfrentamiento constante tras la referencia de Sánchez a la foto del barco de Feijóo

"Nos han mirado de arriba abajo", coinciden en el núcleo duro del líder gallego, convencidos de que habrá "búsqueda de trapos sucios" y campañas personales

Feijóo preside el comité de dirección del PP.

Feijóo preside el comité de dirección del PP. / DAVID MUDARRA.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

“El presidente está desesperado porque darle la vuelta a la crisis de credibilidad es ya imposible. En la calle saben lo que hay porque lo vemos todos. En Moncloa también”. En el núcleo duro de Alberto Núñez Feijóo dan por hecho que Pedro Sánchez ha entrado en barrena y no hay vuelta atrás. Incluso con independencia del mapa de gobiernos que arrojen las autonómicas y municipales de mayo (el PP cuenta con que el mapa resultante será azul en la mayoría de territorios, aunque deja en el aire los ejecutivos autonómicos que podrá conformar), Génova trabaja ya con un escenario de clara victoria para las elecciones generales.

La orden es clara: “No nos podemos confiar”. Pero, aún así, los números con los que trabajan hoy en el equipo de Feijóo rondan el 34% del voto (dos puntos más de lo que dicen las encuestas de media). La dificultad, no lo esconden en el entorno del líder gallego, será mantener esos niveles de aquí a diciembre. Y se preparan, reconocen tras esta convulsa semana de política nacional, “para lo peor”. El ejemplo más reciente fue la referencia expresa de Sánchez, en plena sesión de control a su Gobierno, a la foto de Feijóo con el narco gallego, Marcial Dorado. “Cuando subo a un barco lo primero que hago es comprobar quién es el patrón. Y creo que ustedes me entienden”.

A Feijóo le molestó muchísimo el comentario. “Él nunca habría hecho algo así, aunque sea por elegancia”, zanjan en su entorno. El líder gallego cree que el presidente se comporta así porque está “desesperado”, pero la realidad es que no esperaba la utilización de ese recurso (que otros grupos de la oposición repiten insistentemente desde que desembarcó en Madrid al frente del PP) hasta más adelante. “Para las generales, sí. Ahora no creíamos que fuera a llegar a tanto”, zanjan en Génova.

Lo que ha quedado claro, coinciden varios dirigentes de primer nivel, es que el clima será este exactamente lo que queda de año. No habrá tregua ni apenas altibajos. Y todos los ataques, dicen, estarán centrados en Feijóo. 

El líder popular da por hecho que existirán “ataques personales” y referencias como las del barco. En los cara a cara del Senado es habitual que Sánchez hable de episodios relacionados con la gestión de Feijóo al frente de la Xunta durante más de 13 años. Recientemente lo ha hecho sobre la sanidad, provocando sorpresa en el gallego, que afirma no poder recibir reproches en un asunto que ha cuidado especialmente como dirigente autonómico.

“Nos lo han mirado todo de arriba abajo. Y no encuentran nada”, dicen en su equipo, confirmando que ha existido “búsqueda de trapos sucios” en la gestión. Desde el verano la estrategia de Moncloa pasa por desmontar la imagen de “buen gestor” que se había labrado Feijóo. Y aunque en el equipo más directo del líder conservador dan por hecho que no podrán atacar por ese flanco, otros miembros del partido insisten en que “algo encontrarán para azuzar”. “Lo que sea. Pero la maquinaria está en marcha. Temen realmente perder el Gobierno”, dicen.

Feijóo habla de las elecciones autonómicas y municipales como el “ecuador”, una especie de “examen parcial” previo a la gran cita de diciembre. Está por ver todo lo que ocurre por el camino. En la última semana y media los populares también se han tenido que enfrentar a muchos fantasmas del pasado relacionados con la corrupción y de los que no consiguen despegarse por completo. Los mensajes de la ‘trama Kitchen’ entre el ex número dos del Ministerio del Interior y la cúpula policial se suman al procesamiento del diputado Alberto Casero, que ya ha dejado el acta en el Congreso, y la condena a tres años de prisión del expresidente de la Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez. 

Esta última en el PP no la esperaban todavía y contaban con que el fallo tardaría en llegar. “Todo es mucha casualidad”, repiten con incredulidad en la cúpula conservadora. El jueves también se conoció que la Fiscalía reclama dos años y 10 meses de cárcel para el exalcalde de Badalona, Xavier García Albiol, por un presunto delito continuado de prevaricación al haber tolerado la instalación de dos antenas de telefonía móvil en una comisaría que no contaban con licencia. 

En Génova no disimulan la creencia de que el Ministerio Público está acelerando todos los procesos que puedan dañarles. El caso de Albiol es más complejo porque es el candidato en las municipales de mayo y cuenta con muchas posibilidades de recuperar el bastón de mando.

El debate de la corrupción ha vuelto a la primera línea de la política a raíz del estallido del ‘caso Mediador’, que obligó a dejar el acta de diputado al conocido como Tito Berni, el socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo, abriendo una crisis dentro del grupo parlamentario. Más allá del ruido político, la trama ha aflorado una conexión de corruptelas dentro de la Guardia Civil que EL PERIÓDICO DE ESPAÑA y otras cabeceras de Prensa Ibérica lleva dos semanas revelando bajo el nombre del ‘caso cuarteles’.

La cuestión es que la polémica del Tito Berni estalló justo en un momento muy delicado para la coalición, a punto de debatirse la reforma de la ley del ‘sólo sí es sí’ y en vísperas también del 8-M con el feminismo institucional más dividido que nunca. A pesar de todas las crisis que ha ido atravesando el Gobierno a lo largo de la legislatura, el PP cree que la actual no tiene comparación posible. Algo se ha roto dentro de la coalición y la crisis de confianza entre PSOE y Unidas Podemos es ya irreparable. 

En el entorno de Feijóo ven, por eso, que Sánchez “entra en una nueva fase” dentro de este año electoral y que, por eso, “va a ir a por todas”. Está por ver si realmente la crisis de Gobierno llega a algo más que suplir las bajas de dos ministras socialistas que serán candidatas en mayo. Pero para el PP “ya no hay vuelta de hoja”. El Gobierno, afirman, “ha entrado en fase de descomposición”.