ACTO DEL PSOE EN EL CONGRESO

Conjura socialista en un Parlamento incendiado: ¿está funcionando el plan negociador de Sánchez?

Mientras un sector de la oposición parlamentaria considera que la interlocución del Gobierno está fallando, lo que termina afectando al contenido de las leyes, otro cree que la apuesta de negociación de Pedro Sánchez es la acertada

La falta de habilidad política en algunos ministerios se ha revelado en ocasiones como un problema

Mesa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 26 de mayo de 2022, en Madrid (España).

Mesa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 26 de mayo de 2022, en Madrid (España). / Eduardo Parra / Europa Press

Ángel Alonso Giménez

Cuando le preguntan por las expectativas que las encuestas electorales andaluzas dan al PSOE, el importante cargo de la formación responde que "queda mucho" y que "el Partido Socialista en Andalucía es mucho Partido Socialista". Son dos frases hechas que no disimulan la preocupación de la cúpula de Pedro Sánchez por lo que pase el 19 de junio en una comunidad autónoma que es como un oráculo político. Para que a un candidato le vaya bien en España, le tiene que ir bien en Andalucía. Si del sur vienen vientos fríos, luego cuesta coger calor.

Con las elecciones andaluzas en el horizonte, el presidente del Gobierno reúne este miércoles a los diputados y senadores del PSOE. El cónclave se producirá apenas cuatro días después de que Alberto Núñez Feijóo hiciera lo propio en el Senado con los representantes del PP. La cita será como una conjura porque los retos que aguardan a Sánchez no son nimios. Retos electorales y retos políticos.

En los primeros será clave, está dicho, el resultado que den las urnas el 19 de junio. En los segundos será esencial el papel del Parlamento, en donde últimamente, sobre todo en el Congreso, la dirección socialista está asumiendo importantes riesgos. Fundamental para Sánchez es que la agenda de reformas llegue a puerto, como sea, y los ciudadanos lo noten.

El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños.

El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños. / epe

La decisión de negociar las leyes en función de su contenido y no de las alianzas ha hecho estragos ya. La semana pasada lo demostró con claridad. El pleno aprobó el dictamen de la nueva ley del "sólo sí es sí" gracias a la unidad de la izquierda y avaló el de la ley audiovisual porque el grupo popular se abstuvo, que si no, no sale. Dos semanas antes, la Cámara envió al Senado la ley de telecomunicaciones, entre cuyos apoyos están la derecha (PP y Cs) y la izquierda (Más País).

De las tres normas citadas como ejemplos, dos depararon imprevistos, y posteriormente, fallos de coordinación. La negociación de la ley del "sólo sí es sí" avanzó entre tensiones por la ponencia de la Comisión de Igualdad, sobre todo tensiones entre el PSOE y Unidas Podemos. Pero avanzó. A punto de aprobarse el dictamen, estuvo cerca de embarrancar por culpa de las enmiendas socialistas dirigidas a la abolición de la prostitución. Hubo un error de cálculo porque las negociadoras del partido de Adriana Lastra actuaron bajo la certeza de que el PP apoyaría las propuestas abolicionistas y no perjudicaría el dictamen de la norma. No era así. El PSOE tuvo que retirar las enmiendas.

Con la ley audiovisual se produjo un punto de inflexión como consecuencia de una enmienda de última hora, presentada a instancias de Moncloa, dice una fuente que participó en las negociaciones. El cambio en una palabra en la enmienda del artículo 110 suponía un vuelco al mercado de la producción de contenidos audiovisuales. Aunque Unidas Podemos reaccionó con mesura en un primer momento, días después amenazó con no votar a favor de la ley. Al "no" se fueron ERC y EH Bildu por ese motivo. Si no hubiera sido por la abstención del PP, la ley habría caído y derrumbado todo el proceso negociador hecho antes, desde febrero en concreto.

Perfiles políticos que ayudan

Se acerca la ley del de los planes públicos de pensiones porque el jueves la Comisión de Trabajo tiene previsto aprobar el dictamen. La cocción de esta norma ha tenido contratiempos. El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones maniobró para tener la norma lista en un trámite exprés, pues el equipo de José Luis Escrivá estimó que no tardaría en concitar los apoyos. Otro error. Al final, el procedimiento se ha tenido que demorar un par de semanas. Las fuentes parlamentarias consultadas por EL PERIÓDICO DE ESPAÑA señalan que ni mucho menos está atada la norma a dos días de la celebración de la Comisión, pues ni PP, por la derecha, ni Unidas Podemos, por la izquierda, han confirmado sus votos.

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, interviene en una rueda de prensa en la sede ministerial, a 21 de abril de 2022, en Madrid (España).

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, interviene en una rueda de prensa en la sede ministerial, a 21 de abril de 2022, en Madrid (España). / epe

De hecho, en el grupo "morado" reina el enfado. Les consta que el equipo de José Luis Escrivá busca al Partido Popular para que la ley sea realidad cuanto antes, a ser posible en junio, tras las elecciones andaluzas como muy tarde.

Por tanto, tres contratiempos en tres procesos legislativos de envergadura: en la ley del "sí es sí", en la audiovisual y en la de los planes de pensiones. ¿Está funcionando esta estrategia negociadora de geometría variable elevada a la máxima potencia? Porque no es como en la época de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando bastaba la aquiescencia de CiU o del PNV y de IU. Ahora es necesario confirmar el respaldo de Unidas Podemos y luego explorar los de al menos tres o cuatro grupos más.

En un paisaje político así urgen perfiles políticos. Una de las fuentes parlamentarias consultadas lo ilustra con un ejemplo: recuerda que cuando Pilar Alegría vio que peligraba el consenso alrededor de la nueva ley de Formación Profesional, intensificó los contactos y demoró los plazos; Escrivá, en cambio, no actúa igual y ahora mismo en Podemos están muy enfadados y también los aliados de izquierdas del PSOE. Finalmente, en la aceptación de la regulación sobre FP entraron, además de los socios de Gobierno, EH Bildu, PNV y Cs. La estrategia de la geometría variable lleva tiempo asentada en el Congreso porque esto ocurrió en diciembre del año pasado.

La ministra de Educación, Pilar Alegría, durante una rueda de prensa.

La ministra de Educación, Pilar Alegría, durante una rueda de prensa. / EFE/Javier Lizón

La dualidad de la reforma laboral

Cuenta otro diputado que ha llegado a negociar a la vez con cuatro ministros y ministras, cuyos nombres prefiere no dar. Tampoco concreta en qué ley tuvo que bregar con ellos. Aunque es cierto, apunta, que quien lleva la voz cantante es el ministro de Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, un grupo de homólogos en otras carteras juega sus bazas. El de Inclusión y Seguridad Social es uno de ellos; también la de Hacienda, María Jesús Montero, y la de Transición Ecológica, Teresa Ribera. La que ha cogido vuelo, a pesar de su trayectoria tecnócrata, es Nadia Calviño, en opinión de varias de las fuentes consultadas.

Puede que en determinadas negociaciones confluyan los intereses de tres o cuatro ministros, pero un diputado de los grupos que más dialogan con el Gobierno dice que ésa no es su experiencia. "Yo negocié los últimos presupuestos con Bolaños y con María Jesús Montero y fueron a una", arguye. Precisamente los Presupuestos vigentes son el último vestigio de consenso amplio, ya que salió del Congreso con 188 votos a favor. "Es lo que hago siempre: según el tema de la propuesta que quiera poner encima de la mesa, llamo al ministro o ministra correspondiente; como siempre, vaya", puntualiza antes de sentenciar que no suele encontrar problemas.

En donde sí notó una dualidad evidente, rememora esta fuente, fue en la negociación de la reforma laboral. "Se vio que Yolanda Díaz iba por un lado y Félix Bolaños por otro, y que la intención de Bolaños no era otra más que lograr que el decreto fuera convalidado como sea".

El papel del grupo socialista

En la oposición de la derecha, PP y Cs, las percepciones son ambivalentes. Un diputado, en conversación con este medio, destaca que el problema de las divergencias y las contrariedades no se produce entre ministerios, sino entre los ministerios y el grupo socialista. Han sido varias las veces en las que hablar con sus pares del grupo del PSOE termina en nada porque el ministerio al que concierne la negociación cierra las puertas. "Es muy difícil acordar algo cuando ves que los diputados no tienen margen", remarca.

La vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.

La vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. / efe

El ámbito parlamentario queda socavado así, y esto es algo en lo que coinciden diputados de todos los grupos. En lo que no hay coincidencia es en la efectividad de la estrategia negociadora. Mientras una de las fuentes de la oposición de la derecha critica el excesivo poder del Gobierno sobre el grupo cuando, a su juicio, el grupo debería imponer su criterio en ciertas ocasiones, otra en el mismo sector político no comparte que sea tan grave. "Negocio con Bolaños y con Héctor Gómez, indistintamente", asegura.

Es cierto, a su juicio, que las negociaciones siguen un esquema. "Hacen una estimación sobre los apoyos según el contenido de la ley y las informaciones que tengan, y van a por esos apoyos. Puede fallar esta estrategia, y ha pasado, pero en la mayoría de las ocasiones les sale bien. Casi todas las leyes, de hecho, han salido así", subraya un diputado. Pero, claro, el coste es alto, incluso emocionalmente. Un parlamentario reconocía a este medio, a finales de la semana pasada, tras acabar el pleno, que estaba "agotado física y psicológicamente". Era de un partido del Gobierno.