Opinión | POLÍTICA
Serás agua, pero estarás ideologizada
Los valores no son construcciones individuales por mucho que lo defiendan los extraliberales
Los valores son presentados como generadores de conciencia en el comportamiento de los ciudadanos. Uno puede inclinarse por valores de igualdad o de jerarquía, de libertad o de seguridad, de cambio o de tradición. Nuestra respuesta ante determinados estímulos exteriores no será la misma si eliges unos u otros, la selección que hagas condicionará tus opiniones y establecerá tus calculados silencios. Estamos en plena disputa entre valores excluyentes, cuando en nuestra contradicción somos varios al mismo tiempo.
Pero los valores no son construcciones individuales por mucho que lo defiendan los extraliberales, ellos mismos saben y practican el colectivismo. Son el resultado de un diálogo grupal generacional, de género o territorial. La sociedad postindustrial ha convertido en valores dominantes a la realización personal, la diferenciación individual frente al grupo, la autonomía en el trabajo o los nuevos usos en las relaciones sociales que demuestran una mayor fragmentación frente a los dogmas pasados.
A algunos les parece un mayor relativismo o un pensamiento más débil, mientras que otros vemos la adaptación a una sociedad del riesgo que ha traído un nuevo tipo de inseguridad a la que no podemos hacer frente con los principios hegemónicos, más bien optimistas, de la última mitad del siglo XX como la idea de progreso y cambio, la solidaridad de clase social o la posibilidad de obtener un bienestar material inmediato.
La modificación del sistema de valores tiene repercusión en las ideologías, llamémosles si prefieren, orientaciones políticas. Rechazar el encuadramiento en organizaciones o partidos, el desapego de las ideologías cerradas y una presencia flexible e intermitente en la política serían el be water, my friend de Bruce Lee. No te establezcas en una forma, adáptala y construye la tuya propia.
La ideología muda con los sistemas de valores y participamos de ello todos los días ¿la izquierda puede ser nacionalista?, ¿la igualdad de derechos puede convivir con la desigualdad identitaria? El actual y repetido discurso de la libertad individual no sería posible sin la contribución de todos en un proyecto colectivo de Estado, la propiedad privada existe porque lo hace el Estado, que la regula y la avala con su normativa.
La expansión de los derechos individuales es impensable sin un Estado protector que te prepara el escenario para poder disfrutarlos, pero no nos olvidemos de los derechos económicos y sociales porque los que solo se soportan en el papel terminan siendo agua entre las manos. Y el agua es escasa y cada vez más cara.
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