Entrevista

Juan Alberto Belloch: "Roldán estaba en un hotel de París y le engañamos para que fuera a Laos"

Fue ministro de Justicia e Interior en el Gobierno de Felipe González y alcalde de Zaragoza, ahora elabora sus memorias y colaborará con Prensa Ibérica

El exalcalde de Zaragoza y exmagistrado de la Audiencia Provincial, Juan Alberto Belloch.

El exalcalde de Zaragoza y exmagistrado de la Audiencia Provincial, Juan Alberto Belloch. / Javier Cebollada

David López

Juan Alberto Belloch, turolense de nacimiento (Mora de Rubielos) y juez de vocación, es uno de esos nombres propios aragoneses cuyas opiniones pueden gustar más o menos pero no dejan indiferente. Por su dilatada trayectoria en la judicatura y en la política, desde su entrada en el Gobierno de Felipe González como ministro de Justicia e Interior y hasta sus 12 años como alcalde de Zaragoza. Ahora ha pasado página de su vida profesional y mientras elabora sus memorias sacará tiempo para escribir artículos de opinión para Prensa Ibérica.

-¿Tiene el carnet del PSOE?

Lo devolví cuando dejé la política pero en realidad me lo hice tarde, entré en el Gobierno de Felipe González siendo independiente y solo me hice del PSOE el día que perdimos las elecciones de 1996. Recuerdo perfectamente ese día, mi amigo (Alfredo) Pérez Rubalcaba como ministro de Presidencia y yo, de Interior, dimos los resultados electorales y era tal la alegría de no tener que repetir, que lo primero que se le ocurrió fue traer dos puros de tamaño descomunal... (ríe) Ese año 1996 fue insoportable, tan horrible... Aunque visto lo que le está pasando a Pedro Sánchez ahora, la verdad es que no tengo de qué quejarme, tampoco lo está pasando bien. Fue entonces cuando me hice del partido y devolví el carnet cuando regresé a la judicatura en la Audiencia Provincial. Y no he pensado en volver a tenerlo.

¿Se siente socialista?

Socialdemócrata sí, lo he sido toda mi vida y en todas las variables. Y el único líder que he reconocido ha sido Felipe González, conociendo a casi todos.

¿Se reconoce en el PSOE actual?

No, pero no como el abuelo cebolleta que dice que el pasado siempre fue mejor. No es el caso, en el 96 había muchos problemas muy graves y que resolvimos de una forma razonable aunque agotadora. Pero ahora, en todas las líneas estratégicas que adopta Pedro Sánchez, nunca he conseguido estar de acuerdo. Ya es mala suerte (ríe). Pero no acepto el tipo de Gobierno que formó, en mi época no lo habría aceptado ningún político profesional. Ir a una legislatura que la ganas en base a una combinación de letras, siglas de diverso pelaje... Habría sido más acertado renunciar a formar Gobierno y ejercer una oposición fuerte y confiar que eso fuera suficiente. No le está saliendo del todo bien, está logrando una estabilidad parlamentaria pero en ocasiones a un precio demasiado alto. No me gusta las decisiones estratégicas y tampoco el método.

Como por ejemplo...

En cómo está llevando el tema del Frente Polisario. No puedes estar 40 años defendiendo una causa y una tarde aparecer con otra distinta, que es lo ha hecho. Porque, aunque diga lo contrario ahora, les apoyamos, tenemos unas obligaciones morales con ellos y de hecho le costó el cargo a la ministra de Exteriores. O las medidas del plan de choque, que deberían ser el resultado del diálogo con los grupos, no primero las impongo y luego te pido el voto como un cheque en blanco. Eso no pasaba nunca antes. No, no estoy de acuerdo con Pedro Sánchez pero eso no es incompatible con ser socialdemócrata.

Entonces, ¿quién no es socialdemócrata es Pedro Sánchez?

Yo no sé lo que es, pero ha demostrado tener coraje y eso en España está bien valorado, a lo mejor demasiado valorado. A veces, la templanza es más difícil y más heroica que la actitud radical o de resistencia. Ha aguantado rayos y truenos, no ha dejado de ganar todas las batallas en las que se ha metido pero eso solo significa que es un ganador y que no duda en enfrentarse a las situaciones más complicadas, aunque después no adopte posiciones más equilibradas que es lo que correspondería a un presidente del Gobierno. Pero el PSOE está ahí, sigue estando. Basta con ir a cualquier pueblo, no comentan esos errores estratégicos sino que el PSOE siempre apoyará a los más desfavorecidos. Esa es la esencia del partido y existe, aunque al secretario general no le vea cuáles son sus ideas, no las detecto.

¿Qué le duele más, traicionar esa esencia o ver a partidos como Bildu o los independentistas condicionar la acción del Gobierno?

Esos son los límites. Llegar a un acuerdo con ERC lo entiendo, es un partido normal, con demócratas e independentista pero llegar a acuerdos con ellos no me supone ningún problema. Pero con Bildu no puede ser, no están las cosas lo suficientemente maduras en este país como para que esta gente pueda ocupar un puesto en la política democrática. Con el PNV no solo se puede pactar sino que lo hemos hecho todos siempre. Y en Cataluña, lo que es imposible es pactar con separatistas que piensan en medios ilegales para lograr la independencia o aquellos que proclaman abiertamente que su misión en Madrid es romper la política española.

¿No era lo que se le pedía a ETA, que defendiera sus posiciones con la palabra y no con las armas?

Sí, sin duda, pero es demasiado pronto y el tiempo en política lo es todo. Hoy por hoy están demasiado a flor de piel los crímenes cometidos por su gente y eso tiene difícil cura. Son cientos de personas asesinadas con familias y amigos que no quieren perdonar, no pueden y no lo hacen. Bildu tiene derecho a tener su escaño pero no a integrarse en la vida política normalizada. Sobre todo si siguen haciendo homenajes a etarras o sin mostrar arrepentimiento o ayudar a esclarecer los crímenes que siguen en los juzgados. Si hicieran cosas que permitan pensar que renuncian a su herencia homicida, pueden cambiar sus circunstancias y hacer posible lo que hoy es imposible. Pero hoy por hoy siguen siendo la memoria colectiva que aplauden, protegen y ayudan a los terroristas. Deben arrepentirse de las salvajadas que hicieron. Mientras, no se puede llegar a acuerdos políticos con ellos.

¿Le consta que ETA intentara atentar contra usted?

Que me dijera la Comisaría General de Información, tuve tres intentos de atentado. Me obligó a cambiar de domicilio y a mandar a mi hijo a estudiar a Estados Unidos porque una de las veces le fotografiaron a él y a mi primera esposa. El clima que se vivía era brutal. He tenido asesinados íntimos como Tomás y Valiente, mi maestro y mi preceptor. Si eso me pasa a mí, a quien le hayan matado a un hijo o una madre, ¿cómo va a perdonar y olvidar?

¿Cómo ve con la perspectiva de los años lo que salió del GAL? ¿Fue un error?

El GAL fue un error mayúsculo, ético y criminológico, es un disparate. Por eso estoy convencido de que Felipe González jamás autorizó eso. Por eso, y por el cabreo monumental que se cogía Felipe cada vez que había un atentado del GAL porque, a continuación, el presidente de Francia protestaba y dificultaba las relaciones políticas y policiales. Era un error atentar desde los aparatos del Estado, y por eso siempre defendí a Felipe ante la acusación de ser la X, que no se sostenía. Tampoco lo hizo en los tribunales. También se acusó a Corcuera, cuando fue él quien acabó de forma drástica con el GAL. La sentencia dice que se contrataron matones y algún que otro policía corrupto, que quisieron ser más papistas que el Papa. Todos tenían la fórmula para acabar con ETA y todos actuaban sin control pensando que Francia favorecería la cooperación cuando lo que hizo fue dificultarla y hasta impedirla. Solo en el 95 se podía entender que era contraproducente. El GAL solo sirvió para prolongar más el final de la banda terrorista, que todos sabíamos que acabaría como terminó, e introducir factores de legitimación de los propios terroristas. Un disparate, pero alguien pensó que era demasiado listo y nos metió en ese berenjenal.

Estos días se ha estado hablando mucho del caso Roldán, pero nunca ha quedado claro si el Gobierno sabía que estaba en París y fue llevado a Laos. ¿Qué hay de cierto?

Que estuvo en París en un hotel de la plaza de la Concordia y en Laos, es cierto que fue engañado, también. Le convencimos con la promesa de que solo sería juzgado por delitos que no conllevarían penas de prisión. Se creó un documento que formaba parte del engaño por el que el Gobierno de Laos permitía la extradición a cambio de limitar esos delitos. Eso es lo que realmente pasó: se le engañó, se le pudo detener y se le pudo juzgar y condenar por todos los delitos a una de las penas más largas en nuestras cárceles, 31 años. Aunque ese engaño podía traer consecuencias de cara a la propia detención. Se llegó a decir que fue trasladado a Laos y puesto en libertad por nosotros, porque la detención había sido ilegal. Entre las muchas querellas que he tenido esa era la más estúpida, por gente de la que prefiero no acordarme. No era un engaño fácil pero estuvo bien urdido. Hoy deberíamos preguntarnos qué habría pasado si hubiera huido o, peor, hubiese sido asesinado. Nos habríamos pasado el resto de nuestras vidas Felipe y yo acusados de asesinato y la democracia en una situación imposible en el país. Y también quedó demostrado que no había ninguna manta que levantar. Hubo un diputado del PP que me acusó de haber puesto a Roldán en una losa de cemento y haberlo lanzado al fondo del mar como los mafiosos para que no lo hiciera. Era una época parecida a la de ahora.

"El GAL fue un error mayúsculo. Era un error atentar desde los aparatos del Estado, y por eso siempre defendí a Felipe ante la acusación de ser la X"

¿Por qué no se le detiene en París y por qué nunca apareció el dinero?

Algún abogado suyo le comentó que en Francia podía ser extraditado en cualquier momento. Le convenía ir a Laos. Y respecto al dinero que se llevó Roldán, solo tengo sospechas de que él no hizo la fortuna sustrayendo fondos reservados sino en base a comisiones de concesión de obras de la Guardia Civil.

Pero, ¿dónde está ese dinero?

Estoy convencido de que él no se lo quedó, que le engañaron también los que le habían vendido simulando gastos inverosímiles de empresas que supuestamente contrataban. Le engañaron en todas las direcciones posibles.

¿Qué pasó realmente con Francisco Paesa? ¿Falleció de verdad?

¿Lo sabe usted? (ríe) Paesa tenía un excelente sentido del humor. La Policía nunca lo investigó con excesivo interés, por muchas razones pero fundamentalmente porque era un confidente que intervino en muchísimas operaciones y era un hombre ultraprotegido. Por mucho que pudiera dar órdenes políticas de detenerlo, un policía jamás vende a sus fuentes. Si estuviera vivo, que es posible, sería estupendo enterarnos por fin todos qué fue lo que hizo y cómo. Tan pronto se entregó a Roldán en Laos, desapareció y nunca más se supo de él. Y nadie tuvo interés en detenerlo, era nuestro espía.

¿Qué opina de la irrupción de la extrema derecha? ¿El PP está traicionando su esencia pactando gobiernos con Vox?

Sin ninguna duda, igual que lo ha hecho el secretario general del PSOE con sus principios. El fenómeno de la extrema derecha no es algo español, sino de escala europea y ha crecido mucho porque ha habido una crisis de la socialdemocracia como si hubiera agotado parte de su arsenal ideológico por muchas razones. No ha sabido reinventarse y esta crisis de valores socialdemócratas y comunistas facilitan el auge de la ultraderecha. Sin nuestros errores no se explica que haya un sector de la población que haya decidido comulgar con ellos, con el populismo y la demagogia. Y se constata, por ejemplo, que un fenómeno como la inmigración no fue tomado en serio nunca y ahora que haya muchos inmigrantes es una fuente de voto para ellos, porque les echan la culpa de todo y a la permisividad de los partidos europeos. El resto de partidos ven la fuerza electoral que tienen y no renuncian a asumir parte de sus ideas como método para frenar su desarrollo político. Se quedan a medias y, según las circunstancias, defienden los derechos de los inmigrantes o los ponen como foco de la delincuencia. En ese magma, Vox sobrevive porque tiene pocas ideas pero muy claras, sectarias y populistas. Y ya hay encuestas que apuntan a un sorpasso al PP. Dependerá de lo que haga Feijóo, deseo que no se vea sobrepasado.

¿Es mejor un PP con Alberto Núñez Feijóo que con Pablo Casado?

Creo que sí. Feijóo es aliado político de mi generación, es profesional, serio, dice el menor número posible de tonterías por minuto, trata de mantener la racionalidad en el discurso. A los socialistas no nos ha venido muy bien que vaya a ser el candidato, era mejor competir contra Casado.

Visto lo que opina de Sánchez, si fueran mañana las elecciones, ¿a quién votaría, al PSOE o a otro?

Lo mío con el PSOE es algo inexorable. No sé si hay muchos argumentos, pero veo sus siglas, recuerdo su historia y digo: ¿Dónde está la papeleta? Y me olvido de todo lo demás.

¿Se ve representado en el PSOE aragonés de Javier Lambán?

Con toda sinceridad, lo está haciendo muchísimo mejor de lo que todos pensábamos, incluido yo. Con una postura clara y entrando en todos los trapos, como tiene que ser. En ocasiones con más o menos fortuna pero con rigor, seriedad y solvencia, y con ideas claras. Votarle no sería ninguna dificultad para mí, lo haría encantado.

¿Cómo cree que está gestionando Lambán el tema de la candidatura olímpica para 2030?

Está manteniendo una actitud digna e inteligente. No se puede permitir que nos ganen por la mano en un tema en el que no tienen razón. El trato igualitario que exige con Cataluña es una exigencia incluso del sentido común.

"Creo que Feijóo obligará a Azcón a enfrentarse a Lambán y perderá"

¿Le sorprende el papel que está jugando el COE?

Lambán tiene armas y puede forzar a que el COE tenga un criterio distinto al de ahora. No puede ser que todo lo que pidan los catalanes haya que decir que sí por el mero hecho de ser catalanes.

¿Cómo fue recibido a su llegada a Aragón desde Madrid?

Felipe González en 1996 quería llevar a sus personas de confianza como diputados nacionales y se reservó cinco o siete huecos para elegirlos a dedo. Uno era yo. Me ofreció ir de número dos o tres por Madrid o de uno por Zaragoza. Entonces me explicó que el partido estaba aquí en plena guerra civil, que esto era Beirut... Y era cierto. Del recibimiento, me queda la imagen de un mitin en el que hablaba uno y se iban la mitad fuera, y luego hablaba otro y volvían y se iba la otra mitad. Y yo estaba en medio. Tuve la ingenuidad y el error de intentar arreglar el tema orgánico, ir conquistando los pueblos, y terminó en una pelea de Carlos Pérez Anadón contra mí y yo contra Marcelino Iglesias. Esa guerra me la fue ganando Marcelino y me di cuenta de que debía dedicarme a la alcaldía de Zaragoza y olvidarme. Mi acierto fue cerrar un acuerdo de no agresión con Iglesias que acabó en amistad. Fue un gran presidente. No lo tiene fácil llegar a su nivel Lambán, aunque su deber es intentarlo.

¿Qué cree que pasará con Azcón ahora que preside el PP aragonés?

Pues que Feijóo le va a obligar a enfrentarse con Lambán, lo cual significará que perderá las elecciones, y abrirá la mano a la candidatura socialista si abandona el Ayuntamiento de Zaragoza, que al margen de Azcón no tiene una nómina de líderes que sean rivales imposibles para el PSOE. Si se queda de candidato en el ayuntamiento, salvo que meta la pata de forma estruendosa, es prácticamente imposible ganarle.

¿Piensa que le van a obligar a ser candidato a la Presidencia de Aragón?

Yo, si fuera Feijóo lo haría.

¿Y si fuera Azcón?

No obedecería a Feijóo (ríe). Nunca he sido muy obediente.