NUEVA ETAPA CON MARRUECOS

Albares anuncia la apertura de la frontera con Ceuta y Melilla y la vuelta del 'Paso del Estrecho'

El ministro viajará a Rabat el 1 de abril para fortalecer la relación bilateral, pero deja en manos del enviado especial de la ONU la búsqueda de una salida sobre el Sáhara para "plantear una solución mutuamente aceptable"

La parte socialista del Gobierno se queda absolutamente solo frente a las críticas de toda la oposición, incluidas las de su propio socio de coalición, Unidas Podemos

José Manuel Albares en la comisión de Exteriores sobre el Sahara. FOTO JOSÉ LUIS ROCA

José Manuel Albares en la comisión de Exteriores sobre el Sahara. FOTO JOSÉ LUIS ROCA / José Luis Roca

Era "imperativo" poner fin a la crisis diplomática con Marruecos y acabar con una "situación de tensión" y de "falta de comunicación". Con este argumento defendió el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, este miércoles en el Congreso, el giro que ha dado España sobre el Sáhara Occidental que ha permitido la vuelta de la embajadora marroquí en Madrid. "Nueva etapa" para pasar página a "una de las crisis más graves en décadas", que se desarrollará, dijo, "sobre una hoja de ruta clara y ambiciosa, en beneficio de la integridad territorial y soberanía de España, de nuestra estabilidad y prosperidad".

Así, sin paños calientes, explicó el ministro cómo ha vivido el Gobierno la ruptura de las relaciones con Marruecos. Un reconocimiento que esta misma mañana hizo también el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, de visita en Ceuta y Melilla, al calificar la crisis de "insostenible". Su resolución supone terminar con toda una larga lista de temas pendientes.

Albares se desplazará a Rabat el próximo 1 de abril y allí abordará "la normalización completa de las conexiones marítimas" y comenzará a diseñar el operativo de la Operación Paso del Estrecho. También "está en el orden del día el restablecimiento, de forma controlada, de la circulación de personas y bienes entre nuestros dos países", como adelantó este diario, después de que manera unilateral Marruecos cerrara, en marzo de 2020, las fronteras con Ceuta y Melilla. En la misma línea apuntó minutos después Sánchez desde Melilla, donde aseguró que confía en que las fronteras con el país alauí puedan abrirse "muy pronto" tras el acuerdo.

La visita de Albares servirá para preparar el viaje oficial del presidente del Gobierno, aún sin fecha. De todo ello, según reveló el ministro, ha tratado hoy mismo con su homólogo Nasser Bourita. Una conversación, justo antes de la comparecencia en el Congreso, que prueba lo pendiente que Rabat está de la política española. Para el Gobierno esta jornada era muy importante. El ministro hizo grandes esfuerzos por destacar lo que gana España con este paso pero intentó en todo momento desligarlo del reconocimiento a la autonomía del Sáhara como "la base más seria, creíble y realista". A Rabat, explicó, va a reforzar la relación bilateral y será el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, quien deba "plantear una solución mutuamente aceptable". Pero nada de lo que dijo aplacó las críticas de la oposición, incluidas las de su propio socio de coalición, Unidas Podemos. Albares se quedó absolutamente solo.

"TENSIÓN PERMANENTE BILATERAL"

El titular de Exteriores centró su primera intervención, sobre todo, en los beneficios que conlleva concluir con esta larga fase de incomunicación con Marruecos pero pasó de puntillas sobre las consecuencias que el cambio de posición sobre el Sáhara, con el respaldo al plan autonomista del reino alauí, tiene en las relaciones con Argelia, que ha expresado su malestar con la llamada a consultas de su embajador en Madrid. Para Albares lo relevante es que desde ahora se retoma y se refuerza "la colaboración" entre los Ministerios del Interior y las Fuerzas de Seguridad de España y Marruecos "en materia de narcotráfico, tráfico de personas, lucha contra el terrorismo y contra el crimen organizado".

Remarcó que la situación de cooperación entre los dos países se iba a "resentir" con un escenario de "tensión permanente bilateral". Por eso el Gobierno buscó un cierre de la crisis "no coyuntural ni rápido", había que hacerlo con "ambición", para lograr una relación "más estructurada", que garantice la "estabilidad" y que haga prácticamente imposibles "más desencuentros". El arranque de la nueva etapa, dijo, llegó el viernes, a través de sendos comunicados de Marruecos y España (por separado, y no coincidentes), como conclusión de "meses de trabajo".

No detalló cuáles fueron los hitos en ese camino, el trabajo discreto de la diplomacia, aunque sí recordó los "discursos al más alto nivel" que fueron marcando la pauta: el discurso de Mohamed VI de agosto de 2021, en el que muestra su disposición a abrir una etapa "inédita" entre los dos países, la mano tendida inmediatamente después de Sánchez y la alocución de Felipe VI de enero de 2022, cuando apremió a que se materializara la nueva relación con España "sobre pilares más fuertes y sólidos". Nada de esto convenció a la oposición, que de manera unánime condenó el giro del Gobierno sobre el Sáhara sin consenso interno, la falta de transparencia del acuerdo y la ausencia de garantías sobre los compromisos adquiridos por Marruecos.

"No tiene el respaldo de este Parlamento", le espetó Aitor Esteban, del PNV. "Ustedes están solos", sostuvo Marta Rosique, de ERC. Unidas Podemos, representada por el diputado, Gerardo Pisarello, apuntó que ha existido desde Marruecos "imposición manu militari", perpetrada por un "autócrata", el rey Mohamed VI, en el que Sánchez ha confiado. Pisarello pidió al ministro que cuando viaje a Rabat deje claro que España "no apoyará ninguna solución" que no tenga el aval del Frente Polisario y incluya el referéndum. En el PP, Valentina Martínez Ferro, denunció el "oscurantismo" y la "ruptura unilateral, opaca y arbitraria" de la neutralidad que España ha sostenido a lo largo de casi medio siglo.

INTENTO DE NEGAR EL GIRO

En la misiva de Sánchez al monarca alauí, que se conoció en su integridad este miércoles a través de 'El País', el presidente se decanta claramente por la propuesta de autonomía para el Sáhara que Marruecos entregó en abril de 2007. Es "la base más seria, creíble y realista" para resolver el conflicto, y que se halla dentro del "marco de Naciones Unidas". Como había hecho por la mañana, en la sesión de control en el Congreso, Albares defendió que la nueva posición es "coherente" con la mantenida por los sucesivos gobiernos españoles desde aquel año, 2007, por el PSOE y por el PP. Es cierto que las declaraciones conjuntas de las Reuniones de Alto Nivel (RAN) de 2008, 2012 y 2015 aludían a los "esfuerzos serios y creíbles" llevados a cabo por Marruecos pero, como le recordaron los grupos al ministro, la diferencia es que ahora España se posiciona, al inclinarse por la propuesta marroquí. 

El jefe de la diplomacia indicó que esta es la nueva "gran oportunidad" para "desencallar" un conflicto que lleva enquistados más de 46 años, "demasiados". Y lo es también, aseguró, frente a las críticas de la oposición (y especialmente de la izquierda), para la población saharaui, a la que España "no va a abandonar". El país seguirá siendo el "primer donante bilateral", pero no es suficiente, defendió: ahora hay que abrir la "perspectiva de una solución mutuamente aceptable" para las partes, misión encargada al enviado especial del secretario general de la ONU para el Sáhara, Staffan de Mistura, con el que Albares se ha reunido ya "cuatro veces" desde que asumió el cargo en noviembre. "Si no nos involucramos y le ayudamos", dijo, el conflicto seguirá "enquistado cinco décadas más". España, pues, quiere dejar de ser "espectador" para tomar "parte activa" en la resolución del contencioso.

El titular de Exteriores sostuvo que el objetivo del Gobierno ha sido siempre "solo uno": defender "los intereses de España", la integridad territorial y la soberanía de España, y también su prosperidad. "Hemos puesto fin a la crisis. Es el momento de trabajar conjuntamente con Marruecos, solo tenemos que ganar”, concluyó. Sobre cómo afecta a la relación con Argelia, lo único que señaló es que es un "socio fiable, estratégico", que "me merece todo el respeto" y que como suministrador de gas "siempre cumple sus contratos".