CRISIS CON MARRUECOS

La implicación de España, EEUU y Francia abre una vía para una solución al conflicto del Sáhara

Por primera vez, los tres países parecen determinados a encontrar una salida, que ya está explorando el nuevo enviado de la ONU, Staffan de Mistura

Rabat continúa con la relación diplomática congelada, a la espera de que el Gobierno haga gestos sobre la marroquinidad del Sáhara

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, con el secretario de Estado americano, Antony Blinken, durante una reunión extraordinaria de la OTAN.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, con el secretario de Estado americano, Antony Blinken, durante una reunión extraordinaria de la OTAN. / EFE/ Stephanie Lecocq

Marruecos continúa dando la espalda a España. Casi un año después de que estallara la crisis diplomática, el Gobierno aún no ha logrado reconducir la situación. La interlocución entre el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo marroquí, Nasser Bourita, es fluida pero las relaciones políticas son inexistentes y entre ambos países se suceden continuas fases de desconfianza. Cuando parece que hay avances, porque el Ejecutivo ha accedido a ayudar a Rabat con sus problemas de déficit de gas, se produce un asalto multitudinario a la valla de Melilla que sólo es posible si Marruecos se desentiende de su labor de control.

Hasta dos intentos se han producido el miércoles y el jueves de esta semana, con un balance de más de 800 inmigrantes entrando en la ciudad autónoma. Alrededor de 2.500 inmigrantes lo intentaron el primer día y 1.200 el segundo. El reino alauí suele presionar de este modo a España para conseguir que se pliegue a sus demandas. Aunque el ministro de Interior, Fernando Grande-Maslaska, ha rebajado públicamente la responsabilidad del lado marroquí otras fuentes del Ejecutivo admiten que Rabat envía cada cierto tiempo este tipo de mensajes a España. En estos momentos, la principal petición del reino alauí es que cambie su posición sobre el Sáhara Occidental y apoye el reconocimiento de su marroquinidad y su propuesta de plan autonomista, como hizo EEUU.

LA INTERFERENCIA DE LA INVASIÓN RUSA DE UCRANIA

Albares, señalan a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA fuentes muy próximas, no quiere viajar a Rabat y despachar con Burita simplemente para "hacerse la foto" y poner fecha a la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos países que se canceló en diciembre de 2020 y que marcó el inicio de la crisis aún no resuelta. El Gobierno sigue defendiendo que la relación con Marruecos no puede limitarse sólo a la búsqueda de una solución para el Sáhara sino que debe incluir otros compromisos como el blindaje de Ceuta y Melilla -que Rabat no convierta las dos ciudades autónomas en su siguiente objetivo en el caso de que consiga anexionarse el territorio saharaui- o la promesa de que combatirán la inmigración, las redes de narcotráfico o el yihadismo de manera permanente. España busca un pacto global que ahora, aseguran fuentes del Ejecutivo, se puede retrasar aún más por el impacto y el cambio de prioridades que supone la invasión rusa de Ucrania. Pero a la vez se muestra dispuesto a empujar para que haya un acuerdo sobre el Sáhara.

El cambio respecto a un conflicto que lleva casi 50 años enquistado es que ahora los tres países que de verdad pueden influir, España, EEUU y Francia, "están implicados", según señalan fuentes diplomáticas españolas, en la búsqueda de una solución a través del enviado especial de la Secretaría General de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, nombrado para el cargo el pasado 1 de noviembre. España porque es la antigua potencia colonial, que en 1975 abandonó el Sáhara, pero que mantiene fuertes lazos con el pueblo saharaui, con el Frente Polisario y, a la vez, con Marruecos; EEUU porque fue el primer gran país en apoyar la pretensión anexionista de Rabat por decisión de Donald Trump, en contra del Derecho internacional, algo que Joe Biden no ha modificado, y Francia porque es el gran socio europeo del reino alauí y siempre ha visto con buenos ojos su plan autonomista.

AYUDAR A MISTURA PARA ARBITRAR UNA SOLUCIÓN

Por primera vez los tres parecen determinados a encontrar una salida. El Ejecutivo no ha ocultado su disposición a ayudar a Mistura, que además se desplaza por la región en un avión de las Fuerzas Armadas españolas. Lo que hay sobre la mesa es conceder al Sáhara un gobierno propio bajo soberanía de Marruecos, el referéndum de autodeterminación o encontrar cualquier otra nueva salida que "invente" el representante de la ONU. Mistura ya ha concluido una primera ronda de contactos y las partes están a la espera de su informe.

La condición española es que se arbitre una solución que satisfaga tanto a Marruecos como al Frente Polisario, bajo el paragüas de ONU. Públicamente no hay disposición a moverse de esa posición, aunque a nivel interno se esté trabajando junto a EEUU y Francia, partidarios del reino alauí. El espaldarazo de Trump, realizado a cambio de que Rabat estableciera relaciones diplomáticas con Israel, ha decantado bastante la balanza hacia Marruecos. Aunque el país sufrió el varapalo de la Justicia europea, que anuló los acuerdos de pesca porque incluían ilegalmente al Sáhara, la única salida que están dispuestos a aceptar es el plan de autonomía. Así lo reconocen fuentes marroquíes: "Hablar de otra cosa, tras el reconocimiento de EEUU a la soberanía marroquí, sería una pérdida de tiempo".