Opinión | EL CUERPO EN GUERRA
Pequeños comercios en vías de extinción
Los comercios de barrio son más que el servicio que prestan
Una plataforma que forme, informe y liste a proveedores: el plan del Gobierno para forzar la digitalización del pequeño comercio
Hay historias que son representativas del resto, de la situación rapaz que vivimos, que provoca que cada vez más pequeños negocios se vean obligados a cerrar sus puertas. No es sólo la tendencia a las compras online el motivo, sino los alquileres cada vez más abusivos que soportan estos establecimientos e, incluso, la invitación a marcharse que les hacen muchos fondos buitre y empresarios particulares que compran el edificio en su totalidad para destinarlo a especialmente a alquileres turísticos. Esta tendencia provoca que todos aquellos que vivimos de alquiler temamos estrepitósamente que un día nos inviten de manera indirecta a marcharnos de nuestra casa.
Una subida del alquiler cada vez más cuantiosa, unida a condiciones inaceptables para un pequeño negocio, es la que ha provocado que la panadería de debajo de mi casa (el piso de alquiler en el que llevo viviendo casi una década) se haya visto obligada a anunciarnos este miércoles que, después de diez años de entrega, de jornadas casi de 12 horas, cierran sus puertas justo hoy. Les tocaba renovar el contrato este mes y... No han podido continuar asumiendo las condiciones que les ofrecían.
Francamente, me resulta inconcebible continuar viviendo aquí y que ellos, con los que he forjado una relación más cercana a la familia que a la amistad, no estén, no comprarles el pan cada día o algún dulce de vez en cuando. Con todo esto se me van lejos dos personas a las que admiro por su entrega y vocación de servicio a la comunidad, de las que hacen «barrio», y a las que quiero tremendamente (y también un soporte vital, porque podía estar tranquila cuando tenía una crisis de dolor que, si necesitaba algo, Lorena me subía a casa lo que me hiciera falta).
Podrán traspasar el negocio si se les presenta la oportunidad, pero jamás volverá a ser igual, porque los comercios de barrio son más que el servicio que prestan; se trata de las personas que hay tras ellos. Por eso es tan importante crear cultura de apoyo a ellos. Sin estos, una parte de nosotros, del sentimiento de barrio, de vida en comunidad, se pierde. Y aún juega un papel más importante en España en el caso del pan, donde Repsol se erige en el primer vendedor de este alimento básico del país. No se trata de reivindicar el pan gourmet, sino de la mezcla primigenia de harina, agua y sal, y pasar del precocinado que venden en las gasolineras o en muchos supermercados. Y para ello necesitamos a las panaderías, que les dejen existir, que nos dejen comprar en ellas.
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