Opinión | TRIBUNA

Escenarios para aventureros

No deberíamos olvidar que las sociedades desmoralizadas se entregan a los aventureros, milagreros y autoritarios

El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont, comparece ante los medios, en Mairie d'Elne (Ayuntamiento de Elna), a 21 de marzo de 2024, en Elna (Francia). Puigdemont ha anunciado que va a ser el candidato de Junts para las

El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont, comparece ante los medios, en Mairie d'Elne (Ayuntamiento de Elna), a 21 de marzo de 2024, en Elna (Francia). Puigdemont ha anunciado que va a ser el candidato de Junts para las / Glòria Sánchez - Europa Press

Sólo lo digo una vez más, para que no me tomen por tonto. Este teatrillo infame, esta farsa ridícula y vergonzosa, está diseñada para hacernos creer que son rivales. No lo son. El griterío solo busca mantener a los fieles intoxicados por los viejos manuales de la dominación, esos que los antiguos se representaban como diabólicos, pues tienden a crear el dos, el número del diablo, la potencia que divide. El bipartidismo es la aspiración, solo que es un bipartidismo complejo. El par PP-PSOE se cruza con el de independentistas-españolistas. Todos quieren medrar con esa dualidad forzada, acallando las voces sensatas que piensan en lo común.

Por supuesto, estos figurantes esconden la voluntad de neutralizar la democracia tanto como sea posible, de impedir que la ciudadanía pueda intervenir en su propio futuro. Buscan que la democracia asegure su dominación. Nada de sorpresas. Si la agencia fiscal los descubren, cargan contra ella, porque su sueño es que no existiera. Si los periodistas los señalan, los amenazan con destruirlos, porque su sueño es que solo existan los que tienen a sueldo. Si algunos parlamentarios afean su conducta, los acusan de seguidores de Maduro, cuando la diferencia entre Ayuso y Maduro es la que hay entre dos gotas de agua.

Veremos lo que dicen sus señorías acerca de la propuesta de crear una Procuraduría general para prevenir y perseguir la corrupción político-administrativa. Hay dos comisiones para la investigación de los contratos durante la pandemia, pero ¿convergerán las dos en la solicitud solemne de que crear una Agencia de Prevención y Lucha contra el Fraude y la Corrupción, como la que trabaja en la Comunidad Valenciana? ¿Tuvo algo que ver la existencia de esta agencia con que Koldo no hiciera ninguna llamada a las administraciones valencianas? Si los parlamentarios y senadores quieren hacer algo por la patria, que aprueben una institución parecida. Yo incluso doy el nombre de quien podría diseñarla técnicamente: Joan Llinares. No se encontrará otro mejor.

Llinares impulsó el Código de Integridad de la Comunitat Valenciana, que publicó Tirant lo Blanc en 2023. Ahí se encuentra la normativa internacional, europea y estatal, las recomendaciones y guías para una correcta tramitación de expedientes bajo una transparencia plena. Pues no hay nada mejor que saber a qué atenerse. El delito es ante todo ignorante y siempre acaba descubierto. Como esos listos que desviaron cinco millones de las guarderías públicas en Andalucía para hacer negocios con Rubiales. Seguro que pensaban que no se iba a saber nunca. Ignoran hasta qué punto la euforia es indiscreta, chillona y besucona.

Prevenir es más importante y ejemplar que perseguir, algo que luego se convierte en el barullo del juicio final. Cualquiera que no sea un impostor en el mundo de la gestión, debería asomarse a esas páginas del Código de Integridad. Para elegir a los asesores tipo Koldo, no estaría de más que pasaran por una comisión parlamentaria y que ahí se les preguntara por lo menos si lo han leído. ¿Queremos un Estado donde Puigdemont tenga pocas posibilidades de medrar? Pues hagamos un Estado serio y una ciudadanía seria. Y no esta farsa grotesca donde todo es posible.

Es como el asunto del fisco. Que haya un gobierno de izquierdas y que no se haya planteado una reforma fiscal parece una broma. ¿O precisamente se monta este teatrillo de la infamia para no tener que abordar los temas serios? Comienza a cundir la sospecha de que es así, pero debería saberse que eso hace el juego a quienes aspiran a neutralizar cualquier intervención de la política en las realidades estructurales de una sociedad que, tal y como está constituida, no tiene asegurados ni uno solo de sus equilibrios fundamentales. Y no deberíamos olvidar que las sociedades desmoralizadas se entregan a los aventureros, milagreros y autoritarios. Así que menos izquierdas de boquilla y más agenda transformadora.

Nuestro magnífico segundo escalón lo pone fácil. Lean el libro de Carlos Cruzado y de mi paisano José María Mollinedo, Los ricos no pagan IRPF, en Capitán Swing. Cruzado, que tiene el nombre apropiado para dirigir una reforma fiscal, acaba de declarar que el código penal es demasiado benevolente para el defraudador. ¿Tanta reforma exprés y esto no se toca? ¿Qué pasó con la lista Falciani? ¿Y con aquella amnistía fiscal? ¿Corrigieron su conducta los amnistiados? ¿Necesitaron hacerlo? Cuando nos hacemos estas preguntas resulta inevitable llegar esta otra: ¿Para qué queremos quemarnos hasta las cejas con el asunto Puigdemont, si luego no somos capaces de cambiar aunque sea este poco? Por no hablar de las formas de evadir impuestos -todavía un 20% de la economía en negro-, o de los tipos fiscales para las rentas de capital, que hacen que España tenga una fiscalidad injusta, que reposa solo en la clase trabajadora, la única que de verdad contribuye a los servicios públicos del Estado. ¿No es hora ya de ponerse a legislar y administrar a su favor?

Alguien está jugando con fuego si cree que este espectáculo no nos pasará factura, o si piensa que podrá sortearlo lanzando fuegos de artificio para los estúpidos, con Puente de pirotécnico, mientras se hacen fotos con los grandes empresarios de la industria de armamento o publican artículos anunciando que estamos en peligro extremo de guerra, recurriendo a los tópicos más gastados del belicismo preventivo. Se está generando el escenario en el que cualquier cosa es posible. Pero no debemos olvidar que, cuando estos escenarios se crean, lo peor siempre acaba ocurriendo.