Opinión | VENGA, CIRCULE

¿Estamos bien?

¿De qué nos sirve tener una Agencia Canaria de protección del Medio Natural que no protege nuestro medio natural? Pronto no quedará un milímetro de tierra en estas islas que no se configure para expulsar a sus habitantes en favor de los turistas

Archivo - Hotel RIU Oliva Beach, en Corralejo (Fuerteventura)

Archivo - Hotel RIU Oliva Beach, en Corralejo (Fuerteventura) / PATRONALES TURÍSTICAS DE CANARIAS - Archivo

Comienza a ponerse la cosa un poco peliaguda en Canarias, cada día nos parecemos más al meme del perrillo sentado en una habitación comida por las llamas. El perrillo no mira en ningún momento al espectador, tiene la mirada perdida en el vacío, pero aun así asegura «Estoy bien». ¿Estamos bien? Tenemos zonas en las que se le corta el agua a los vecinos mientras los hoteles siguen con los chorros abiertos, guiris intentando colarse en volcanes en Lanzarote para volar sus drones o montando macrofiestas ilegales en el gran parque temático en el que nos hemos convertido pero aquí nadie pestañea, tenemos a influencers grabándose nadando en el bufadero de la cueva del Tancón o compartiendo imágenes en sus redes sociales en las que pintan directamente sobre nuestro patriomnio. Todo vale, dura lex sed lex pero solo para algunos. Repitamos: estamos bien, no pasa nada. Toda promoción para Canarias es buena, vivimos de esto y de esto nada más. ¿De qué nos sirve tener una Agencia Canaria de protección del Medio Natural que no protege nuestro medio natural? Tambíén es verdad que para qué van a proteger o cuidar nada si luego vendrá un Tom Smudgers o un Alan Von der Tonten a montarnos un campo de golf con su correspondiente resort de lujo exclusivo solo para «expatriados» y el Cabildo en vez de plantarse comenzará a tocar las palmas. El dinero una vez se saca del banco puede abultar y pesar mucho; la integridad y la honestidad, no obstante, son invisibles al ojo humano.

Pronto no quedará un milímetro de tierra en estas islas que no se configure para expulsar a sus habitantes en favor de los turistas, y los que ahora nos quejamos, los que todavía seguimos con la matraca nos giraremos hacia un ser humano de edad entre los tres y los siete años y le explicaremos «Sabes, antes todo esto era verde y podíamos ducharnos todos los días si queríamos». Cómo va nadie a luchar por sus raíces si desde el principio se te intenta inculcar que tendrías que avergonzarte un poco de ti mismo porque no sabes ni hablar. Haré la pregunta en voz alta para que la escuche toda la clase, quizá entre todos lleguemos a una conclusión, ojalá podamos despejar la incógnita juntos. Como las hormigas, solos por nuestra cuenta mucho no podemos hacer. La duda: ¿Por qué desprecia tanto el Gobierno de Canarias el acento de los canarios? Se me escapa, me resulta incomprensible. Estoy abierta al diálogo, soy demócrata. Escucharé cualquier explicación que den, pero nunca las dan, nunca se toman en serio el cuestionamiento de las personas a las que sirven. No me gustaría precipitarme pero sospecho que no nos respetan como ciudadanos y por eso, además de lavarse las manos de cualquier tipo de responsabilidad con estas islas, nos ven la cara locutando los vídeos de promoción de Canarias con una especie de «canario neutro» que no existe en la realidad de sus hablantes . Lo hicieron hace dos años por el día de Canarias -ven, les digo que se ríen de nosotros como quieren- y lo han vuelto a hacer ahora desde la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural en el documental Curanderas Canarias, tradiciones de sanación.

Ante un español de la Península muchas veces soy antes chilena o venezolana que canaria. No terminan de ubicar el ondeamiento de las sílabas, las terminaciones de vez en cuando aspiradas, pero reconocen al momento un deje que rechazan como español pero aceptan como latino. Cuando me especialicé en Interpretación de Conferencias tuve profesores que me apagaban el micrófono de la cabina cuando consideraban que mi acento se descontrolaba. Yo sigo en lo alto de la colina en la que se defiende que las variedades diatópicas de la lengua solo indican eso, el territorio al que pertenece el habitante en cuestión. Nada más. Que un documental de 30 minutos que recoge los testimonios de santiguadoras, curanderas, yerberas y parteras de las islas esté narrado por Elsa López -premio Canarias de Literatura 2022- con un acento que genera extrañera en cualquier espectador canario es otro paso más hacia esa habitación en llamas. El perrillo somos todos nosotros.