Opinión | ECONOMÍA
Los Puig, una historia catalana
La famosa colonia Lavanda Puig fue el punto de partida de lo que hoy será la salida a bolsa de una importante multinacional de fragancias, belleza y moda
Puig, la veterana perfumería catalana, dio ayer un paso decisivo para dejar de ser solo una empresa familiar, salir a bolsa y tener más recursos para convertirse en una de las grandes empresas mundiales del sector 'premium beauty', uno de los más rentables.
Puig es una historia catalana de éxito. Fue fundada en 1914 por Antonio Puig Castelló y se dedicó mucho a la importación de productos franceses. Pero en 1939 se cerró la frontera y apostó por la producción. La más célebre fue la colonia Lavanda Puig, trabajada por Antonio Puig Planas, el hijo químico. La empresa tuvo entonces en los cincuenta y sesenta un gran éxito de ventas. Pero Mariano Puig Planas (el segundo hijo) y sus hermanos José María y Enrique no se conformaron con la compra de competidores en el mercado español.
Intuyeron que la exportación sería vital y tras algunos intentos en Estados Unidos, con resultados limitados, concluyeron que tenían que comprar una marca de prestigio internacional. Así adquirieron Paco Rabanne. Con la sorpresa -me explicó Mariano Puig- que el mismo día que culminó la ardua negociación se encontraron con que en París había estallado el mayo del 68. Pero allí empezó la irrupción de Puig en el mundo.
Mariano Puig era un torbellino sereno y con excelentes modos. Convenció a Felipe González, a través del recién creado Instituto de la Empresa Familiar, que las herencias de estas empresas precisaban un tratamiento fiscal especial porque, caso contrario, los herederos podían estar obligados a venderlas a multinacionales. Y simpatizó con CDC como partido de centro, hasta el proceso independentista ante el que reacciono con estupor. Le recuerdo en 2017 dirigiéndose en público a Santi Vila, entonces conseller de Puigdemont, para que evitara lo que creía que sería perjudicial para Catalunya y la estabilidad de España.
Los cuatro hermanos Puig se llevaban bien, supieron aupar la empresa… y resolver la sucesión. Mariano Puig me dijo: “Hay un tiempo para aprender, un tiempo para hacer, otro para enseñar a hacer y otro para dejar hacer”. Y así en 2004 eligieron máximo ejecutivo a Marc Puig, uno de los muchos sobrinos y que no era el 'hereu' de Mariano.
Lo hicieron bien porque Marc Puig Guasch (62 años y 20 al frente de la empresa) la ha convertido en una gran multinacional que facturó el año pasado 4.300 millones con un beneficio bruto de 863. Repitiendo lo de Rabanne y comprando Carolina Herrera y otras muchas marcas como Jean-Paul Gaultier y la inglesa Charlotte Tilbury (1.000 millones de dólares en el 2021)
Aunque Puig está lejos de los grandes del sector como L´Oreal ha crecido mucho (11 compras en los últimos 12 años) y quiere estar en la 'Champions'. De ahí la salida a bolsa que aportará fondos (ahora 3.000 millones) para seguir creciendo sin disparar la deuda.
La Lavanda Puig fue el punto de partida de la salida a bolsa más importante del sector desde Ermenegildo Zegna hace tres años. Y en España la más relevante desde la privatización del 50% de AENA.
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