Negocio

Puig salta a la Bolsa para crecer y evitar una posible opa hostil

El grupo familiar, con unas ventas de 4.300 millones y beneficios de 465 millones, ultima su estreno en el parquet en un momento de récords en los mercados 

Marc Puig, presidente ejecutivo del grupo Puig

Marc Puig, presidente ejecutivo del grupo Puig / David Zorrakino- EP

12
Se lee en minutos

Hace 110 años, seguro que Antonio Puig Castelló ni podía imaginarse en lo que se convertiría la empresa que fundó y que en los años 20 empezó a vender Milady, el primer lápiz de labios producido en España, y el Agua Lavanda Puig en los años 40 del siglo pasado. Hoy, el grupo que dirige la tercera generación familiar con Marc Puig Guasch como presidente y su primo Manuel Puig Rocha como vicepresidente apunta hacia la bolsa e incluso puede acabar en el Ibex, el índice en el que están las compañías con mayor capitalización, con una valoración de más 10.000 millones de euros.

El reto ahora es que la familia pueda blindar el control, reteniendo la mayoría del capital, y evitar una oferta pública de adquisición (opa) o asaltos por parte de competidores gigantes como las francesas Louis Vuitton Moet Henney (LVMH) -con marcas como Christian Dior, Guerlain, Givenchy, TAG Heuer, Hublot, Bulgari, entre otras, con un valor en bolsa superior a los 420.000 millones de euros- y L’Oreal -con Garnier, Maybelline, entre otras-, con más de 200.000 millones, así como el suizo Richemont -con Cartier, Montblanc, Dunhill, Van Cleef & Arpels y Piaget, entre otras-, con unos 75.000 millones. Otros grupos del sector a nivel internacional tienen un precio similar al que puede alcanzar Puig, como es el caso de Coty Astor (con licencias de las marcas Chloé, Gucci, Burberry, Hugo Boss y Tiffany & Co), con una capitalización de más de 10.000 millones de euros. 

Acciones A y acciones B

La compañía medita seguir los pasos de Grifols -que actualmente no pasa por su mejor momento tras las acusaciones de irregularidades contables- y Abengoa, otros grupos familiares, que decidieron sacar a bolsa acciones denominadas de clase B y que cuentan con menores derechos de voto que las que controla la familia propietaria.

Existen dos visiones contrapuestas sobre esta fórmula: la de muchos inversores profesionales que discrepan de contar con menor capacidad de incidencia en las operaciones estratégicas de las empresas, como fusiones o adquisiciones, y la de otros que la ven como una forma de proteger los intereses y la estrategia a largo plazo (característica esencial de las empresas familiares) al retener el control por parte de los propietarios y fundadores. 

Los analistas creen que lo más lógico sería testear el mercado con el 15% o el 20% del capital sin apurar demasiado

Es, en todo caso, es una fórmula no muy bien vista por los inversores profesionales. Y ponen ejemplos que demuestran que, además de menores derechos políticos, este tipo de títulos cuentan con menor liquidez. En BMW, por ejemplo, los títulos de este tipo que se mueven diariamente en el mercado son 74.000 frente a las 981.000 acciones ordinarias. Lo mismo sucede con Sixt, un grupo de alquiler de vehículos de naturaleza familiar: a diario se mueven unas 16.000 acciones que carecen de derechos de voto y casi 27.000 ordinarias, explica Jaume Puig, director general en GVC Gaesco Gestión.

Lo cierto es que el mercado espera de Puig otra forma de actuar. "Si sales a cotizar, sales a cotizar, sin tantas prevenciones", afirman las fuentes consultadas. Lo lógico sería testar el mercado con el 15% o el 20% del capital, aseguran los analistas. Y, además, sin apurar demasiado teniendo en cuenta que la bolsa se halla en máximos.

La evolución del grupo familiar catalán, cuyo cuartel general se encuentra en uno de los dos rascacielos que tiene en la zona de la plaza Europa en el municipio barcelonés de L’Hospitalet de Llobregat (el segundo se inauguró hace apenas unas semanas), ha sido imparable, con el paréntesis de la pandemia, que originó las primeras pérdidas de la historia.

Marca propia de alta gama

La compañía cerró el que puede ser su último ejercicio fuera del mercado de renta variable, el de 2023, con unas ventas por valor de 4.300 millones de euros y un beneficio neto de 465 millones, lo que supuso crecimientos del 19% y del 16%, respectivamente, en relación con los volúmenes registrados el año anterior. Se trata de una evolución que tiene que ver con su estrategia de centrarse en la marca propia de alta gama.

En los últimos años, Puig ha crecido con nuevas compras internacionales que lo han elevado en las clasificaciones del negocio y aproximado al mundo de la moda. Tras comprar Jean-Paul Gaultier en 2001, se hizo con firmas de perfumería como L’Artisan Parfumeur, Penhaligon’s y Byredo. En moda, con Dries Van Noten. Y la mayor operación de la historia de la empresa: la adquisición de la firma de cosmética Charlotte Tilbury en 2020 por más de 1.000 millones de dólares. Todo ello conllevó una reorganización para impulsar el crecimiento.

El largo brazo de los Puig, que en la actualidad cuentan con 13 primos de cuatro ramas procedentes de la segunda generación, no se limita al negocio originario y su expansión sino que, a través de sociedades, cuenta con participaciones en Adolfo Domínguez, donde son los segundos accionistas, con el 14,8%; Colonial, con el 7,37%, y Fluidra, con el 7%, en la que está Manuel Puig Rocha. También en compañías que no cotizan en la bolsa como Flamagás, productor de los encendedores Zippo; Alpino, el fabricante de lápices de colores, así como en Isdin, donde comparten sociedad con los Esteve, propietarios de la farmacéutica del mismo nombre, al 50%, y el 25% de Lonia, la segunda compañía textil de Galicia, dueña de marcas como Carolina Herrera y Purificación García.

El grupo ha crecido con compras internacionales que lo han elevado en los ránkings del negocio y acercado a la moda

El imperio actual se vio impulsado por los cuatro hermanos de la segunda generación, la de los hijos del fundador, Antonio, Mariano, José María y Enrique Puig Planas, todos ellos ya fallecidos (el último, José María, este febrero), que tomaron las riendas del negocio en los años 50 del siglo XX. Se repartieron las responsabilidades: Antonio y Mariano se volcaron en la perfumería; José María, en la diversificación, y Enrique, en el desarrollo de las relaciones institucionales.

Relevo ejemplar

El relevo se produjo en vida del fundador y de manera paulatina. Con el tiempo, Antonio y Mariano se convirtieron en los líderes del negocio principal, que gestionaron a modo de tándem. La verdad es que les parecía tan raro el sistema que habían adoptado que consultaron con un especialista de la Universidad de Harvard en EEUU, que les explicó que lo que hacían, sin saberlo, era un team at the top (un equipo en la cima). En resumen, lo que habían improvisado era un modelo de dirección que consta en todos los manuales de gestión y management

Los Puig también tuvieron claro desde el principio lo importante que era la internacionalización. Y a esa expansión sumaron la nacional, con la adquisición del 50% de Veritas en 1995, que a su vez controlaba Perfumería Gal, fabricante de Heno de Pravia, entre otras marcas. En 2000, se hicieron con su competidor local directo, Myrurgia, poseedor de marcas como Alada, Maja, 1916 y las fragancias Massimo Dutti, Adolfo Domínguez y Don Algodón. Paralelamente suscribieron un acuerdo con el diseñador Paco Rabanne en 1968.

En el paso de la segunda a la tercera generación, a mediados de los años 90, la familia decidió nombrar un director general, que luego se convirtió en presidente, no familiar. El elegido para el cargo fue Javier Cano, un ingeniero industrial que llevaba 25 años en la compañía, bautizada entonces como Puig, Beauty & Fashion. La gobernanza se complicó al convivir la segunda y la tercera generación, con un total de 17 accionistas, los cuatro hermanos hijos del fundador y sus respectivos hijos, es decir, un total de 13 primos. De esta manera nació la gobernanza actual a través de un hólding y de sociedades que representan a las cuatro ramas familiares.

Entramado de sociedades

El actual coloso de la moda que apunta hacia la salida en bolsa está controlado por las cuatro ramas de la familia (Puig Guasch, Puig Rocha y los otros dos que coinciden en ambos apellidos, los Puig Alsina) a través de un entramado de sociedades. La cabecera principal, que hasta poco era Puig SL, se ha transformado en Puig Brands, que cuenta con Exea Empresarial, como principal accionista, con el 49,42%; Exea Ventures, con otro 41%, y Puig Gest, controlada en más del 90% por Exea Empresarial, con el 10%.

Estas sociedades cuentan, a su vez, con otras personas jurídicas como accionistas que representan a las ramas familiares. La sociedad Consilium, que tiene el 37% de las sociedades de cabecera, tiene como accionistas a sociedades de los cuatro hermanos Puig Guasch, hijos de Mariano: Laudecum, de Marian, con el 25,5%; Marc, que es el presidente del grupo, a través de Dendera 2002 y con otro 25,5%; Veripag, de Antonio, con el 24,49%, y Haddock 2007, de Daniel, con el 24,49%.

Maveor, de Manuel Puig Rocha, hijo de Antonio, el vicepresidente del grupo, a través de otra sociedad, tiene el 24%. Por su parte, Valldan, que cuenta con el 21%, tiene como socios a los hijos de Enrique, es decir, Jordi, Oriol y Josep, quienes, a través de sociedades, tienen el 27,66% cada uno, y Sara, la única mujer, el 14,9%. Los otros Puig Alsina, hijos de José María, con el 18% a través de la sociedad Neuquen se reparten esa participación a través de sociedades, Xavier y Pere, con el 33,25% cada uno, y Carla y Berta Puig Alsina, con el 16,74% cada una. 

Gobernanza y transparencia

Los analistas consideran que, antes de la salida a bolsa, la compañía debería simplificar o hacer más transparente su entramado societario. "A los inversores no les gustan las opacidades", destaca un especialista al respecto. Basta con ver lo que está sucediendo con Grifols para sumarse a esta idea. En todo caso, a juicio de los expertos, Puig, como empresa, "lo tiene todo para salir a bolsa". La compañía ya ha completado el pool de bancos para llevar a cabo la operación con lo que acelera sus planes de entrada en el parquet antes del verano. Se trata del Bank of America, el BNP Paribas, CaixaBank, el Santander, el BBVA y el Sabadell.

Según Jaume Puig, director general de GVC Gaesco Gestión, el grupo familiar cuenta con dos características que lo hacen muy atractivo para los inversores: está muy internacionalizado y opera en un sector "que se asimila al lujo y que se paga bien". La compañía cuenta con marcas como Paco Rabanne, Carolina Herrera, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci, Dries Van Noten, Penhaligon’s y L’Artisan Parfumeur, entre otras.

La empresa, que recientemente agrupó su negocios en la sociedad Puig Brands, dio los primeros pasos en septiembre pasado tras contratar a los bancos de inversión Goldman Sachs y JP Morgan. Cuando finalmente salga a cotizar en bolsa, se tratará de la operación de mayor envergadura en el parquet para una empresa familiar catalana desde la de Fluidra, llevada a cabo en 2007, y la de la farmacéutica Almirall en ese mismo ejercicio. 

Dos aspectos serán claves en la operación: que la cotización cuente con recorrido al alza y que la dirección corporativa esté clara

Noticias relacionadas

Los expertos afirman que es un negocio de grandes márgenes. La compañía alcanzó en 2023 un resultado bruto de explotación (ebitda) de 849 millones de euros, lo que representa un aumento del 33% respecto a 2022 y un margen de ebitda del 20%. El valor en bolsa de entrada podría situarse en torno a los 8.000 millones, aunque podría superar los 10.000 millones. Aunque la proporción de capital que entra en el parquet no sea muy grande, la compañía puede entrar en el Ibex. "Hay otras compañías de este índice que tienen una capitalización elevada, pero un free-float (cantidad sujeta al mercado) reducida", afirman los expertos. 

Dos aspectos son esenciales para que la operación sea todo un éxito, en opinión de los expertos en la materia. Uno de ellos es el precio. Las empresas suelen tener tendencia a apostar por el máximo, así como los colocadores, que van a comisión, pero lo ideal suele ser una franja baja o media para que la cotización cuente con recorrido al alza, explica Puig, de GVC Gaesco. Otro elemento es el gobierno corporativo, que debe ser "claro y sin relaciones cruzadas", para evitar casos como el de Grifols, que finalmente ha acabado apartando a la familia de la gestión de la compañía farmacéutica por los vínculos entre la saga propietaria y la sociedad Scranton, en la que participan.

Liquidez y relevo

Puig fue de las primeras firmas familiares en pulir la relación entre familia, propiedad y gestión. El presidente es Marc Puig Guasch, y el vicepresidente, su primo Manuel Puig Rocha. Las cuatro ramas familiares están presentes en el consejo de administración con 5 de los 14 vocales. Los otros 8 son independientes y el presidente de Banc Sabadell, Josep Oliu, es consejero ejecutivo en representación del hólding de la familia, Exea. Al ser una firma familiar, tiene en su ADN una visión a medio y largo plazo, no cortoplacista. Tanto el actual presidente como su padre, Mariano Puig, fallecido en 2021, presidieron el potente lobi Instituto de la Empresa Familiar. El asesor de empresas familiares Jordi Tarragona apunta otra ventaja de cotizar: "Soluciona el problema de la liquidez y de tener un precio si miembros de la familia quieren vender". Facilita además el relevo a medida que se amplía el número de generaciones, aunque Puig tiene decidido que la cuarta no se dedicará a la gestión. Y supone profesionalizar las firmas, que Puig inició ya hace años. Otro aspecto clave es si la operación es vía ampliación de capital, para fortalecer la compañía, o mediante la venta del mismo, lo que engorda las cuentas corrientes de los dueños. Lo habitual suele ser combinar. El mercado penaliza cuando son solo ventas de una parte del capital.