Opinión | EL EDITORIAL

Una gestión holística de las migraciones

Es necesaria una política que privilegie el manejo de los flujos en los procedimientos de acceso a la UE

Archivo - La embarcación Salvamento Marítimo ‘Guardamar Talía’ a su llegada al muelle de Arguineguín con varias decenas de migrantes, a 28 de agosto de 2021, en Arguineguín, Mogán, Gran Canaria, (España). El muelle de Arguineguín recibe este sábado a la e

Archivo - La embarcación Salvamento Marítimo ‘Guardamar Talía’ a su llegada al muelle de Arguineguín con varias decenas de migrantes, a 28 de agosto de 2021, en Arguineguín, Mogán, Gran Canaria, (España). El muelle de Arguineguín recibe este sábado a la e / Europa Press - Archivo

Si a principios de este siglo, Europa hubiese cerrado sus puertas a los migrantes a cal y canto, como pedían algunas fuerzas políticas y una parte nada desdeñable de la opinión pública, el viejo continente habría acentuado su declive. No solo demográfico. También económico y social. Amplios sectores de la industria, los servicios y la agricultura habrían padecido una escasez insostenible de mano de obra, con la consiguiente subida de los salarios, de los precios y pérdida de competitividad. Bien lo saben la mayoría de las asociaciones empresariales, que se encuentran entre los paladines de seguir acogiendo migrantes, con criterios, ritmos y procedimientos que faciliten su llegada, su acogida y su inserción en la economía de cada país. Si el debate sobre las políticas migratorias partiera de esta necesidad, otro gallo cantaría.

No estaría todo resuelto, porque la oferta de puestos de trabajo no suele corresponderse con la demanda de una vida mejor que mueve a millones de personas de otros continentes hacia Europa, huyendo de la miseria, las guerras o la persecución política. Sin embargo, habríamos avanzado mucho. Estaríamos esencialmente ante un tema de gestión y de respeto de derechos humanos, y no ante un dilema imposible de resolver: elegir entre fronteras abiertas inmanejables, o muros cada vez más largos y cada vez más altos, que atentan contra los valores de la Unión Europea y crean más problemas de los que resuelven.

La polarización política que recorre la UE no favorece una respuesta holística a la cuestión migratoria. Los riesgos reales de flujos migratorios descontrolados y el temor a la pérdida de identidad se sobreponen a la necesidad de una llegada sostenida de migrantes que eviten el envejecimiento de la población. Este contexto político explica las dificultades que ha tenido la Unión Europea para aprobar el nuevo Pacto sobre Migración y Asilo.

Presentado en septiembre de 2020 como una de las medidas estrella de la nueva presidenta, Ursula von der Leyen, se trata de un acuerdo complejo y ambicioso, con nuevos mecanismos y procedimientos para la obtención de visados de asilo y aborda las políticas a adoptar en caso de llegadas masivas de migrantes. La perspectiva de una campaña electoral polarizada entre derecha e izquierda, con la demagogia que ello conlleva, y el debate existente en ambos campos sobre medidas más o menos restrictivas, ha terminado por alumbrar la semana pasada un pacto que en la práctica restringe las vías de acceso a Europa y cierra un poco más las fronteras, aparte de permitir poco menos que un servicio a la carta, sujeto al correspondiente pago, eso sí, para aquellos países que no quieran aceptar migrantes en su territorio.

Es necesaria, pese a todo, una política común que privilegie la gestión de los flujos en los procedimientos de acceso a la Unión Europea sobre los fantasmas identitarios que agitan el debate en muchos países. La falta de esa política migratoria común ha hecho del Mediterráneo un cementerio para decenas de miles de africanos y asiáticos, por no hablar de la denominada ruta canaria, considera ya la más mortífera. Solo una estrategia de largo alcance, que aúne anticipación y gestión, solidaridad, seguridad y respeto de los derechos humanos, puede hacer que las migraciones sean uno de los vectores del desarrollo de la Unión Europea en vez de ser uno de sus talones de Aquiles.