Opinión | DESPERFECTOS

Podemos no pudo

Desquiciado por el caballo de Troya que ha sido Yolanda Díaz, un Podemos diezmado pasa al Grupo Mixto y busca dinero en Venezuela para presentarse a las elecciones europeas

El exsecretario general de Podemos, Pablo Iglesias (i), la secretaria general de Podemos Ione Belarra (2i), e Irene Montero (d) en el Teatro Coliseum de Madrid.

El exsecretario general de Podemos, Pablo Iglesias (i), la secretaria general de Podemos Ione Belarra (2i), e Irene Montero (d) en el Teatro Coliseum de Madrid. / EFE

Los diputados de Podemos que quedan se van al Grupo Mixto y Pablo Iglesias busca fondos en Caracas. Mientras tanto, la ley de amnistía atasca el despegue del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez hasta el punto que el convoy PSOE-Sumar aparece inmóvil, como por falta de maquinista. Con las emboscadas de Puigdemont, el afán pacificador de Pedro Sánchez pierde ímpetu y votos en Catalunya. De atacar indebidamente a Manfred Weber –líder del PPE- en el Parlamento Europeo, Pedro Sánchez ha pasado a pactar con Bildu en Pamplona; el informe PISA es alarmante y no se explican los desperfectos e incidentes en RENFE. Sigue el choque con el poder judicial.

Era previsible que los males de Pedro Sánchez le vendrían más de sus aliados que de la oposición. Desquiciado por el caballo de Troya que ha sido Yolanda Díaz, un Podemos diezmado pasa al Grupo Mixto y busca dinero en Venezuela para presentarse a las elecciones europeas. Las circunstancias son tan anómalas que incluso eso parece normal: al fin y al cabo, Podemos también se ha dado a conocer en Chile entrometiéndose en el debate constitucional.

Agita a la masa opinante el enfrentamiento entre democracia y autocracia –o entre democracia liberal y democracia iliberal- pero se queda fuera de la lista de regímenes convictos la herencia chavista que administra Maduro despóticamente. Un país rico y estable como Venezuela, paradigmático en los años ochenta, lleva largos años bajo la tutela ilegítima de un régimen cuyo poder ejecutivo ha echado a la papelera el poder legislativo, eliminando las salvaguardas de la oposición. En Venezuela las inseguridades jurídicas y erosiones deliberadas del Estado de derecho han concretado la estrategia chavista de usurpación de la soberanía. En qué medida eso pueda inspirar a la izquierda española siempre ha sido un misterio.

La larga marcha del chavismo ha empobrecido a Venezuela, alterado sistemáticamente el imperio de la ley y truncado las formas de la democracia representativa. Siguen las concomitancias entre el régimen venezolano y el populismo antisistema que representa Podemos. Los juristas y filósofos de Podemos han aportado al chavismo un utillaje intelectual 'sui generis', una retroalimentación oscura por la que primero Chávez y luego Maduro han apoyado económicamente la fundamentación organizativa y mediática del partido de Pablo Iglesias.

El chavismo fue uno de tantos elementos fundacionales de Podemos, un movimiento fraguado en el vacío que dejaba la crisis de la socialdemocracia y el desplome económico de 2008. La cuestion fue que Podemos no era reformista sino rupturista, mientras que la socialdemocracia considera que el sistema es reformable desde dentro, como se fue perfilando la Europa comunitaria, gracias al consenso entre socialdemócratas y democristianos, hasta el punto de que de este modo ha ido sustentándose el Estado de Bienestar. A la larga, dar por hecho que el chavismo puede penetrar en la sociedad española es tan absurdo como pensar que uno puede desmantelar el Estado de Bienestar sin que pase nada.

El canal Telesur enmascara en directo la no-democracia salvaje frente a la ley. Con los supermercados vacíos de alimentos y las farmacias sin medicinas, con los registros de la propiedad desvalijados, miles de venezolanos han huido. Por ahí anda ahora Pablo Iglesias buscando financiación para Podemos. Fue vicepresidente segundo de Pedro Sánchez entre 2020-2021, luego sustituido por Yolanda Díaz. Podemos no pudo pero ahí está Sumar. Es un telefilm de catástrofe con el guión todavía incompleto.