Opinión | A PIE DE PÁGINA
Por supuesto
"La anécdota del día parecía ser esa y apenas se ha prestado atención al mismo hecho de prometer guardar y hacer guardar la constitución como norma fundamental del Estado"
Pocas apostillas contienen tanto asentimiento y convicción como la que ha utilizado Ana Redondo al prometer su cargo como ministra de Igualdad. En general, la prensa se ha referido a la fórmula inclusiva que ha usado tras un breve titubeo.
La anécdota del día parecía ser esa y apenas se ha prestado atención al mismo hecho de prometer guardar y hacer guardar la constitución como norma fundamental del Estado. En este contexto hablar de Consejo de Ministros y Ministras traspasa la cuestión lingüística y añade una arista más a la importancia de dar presencia y visibilidad a las mujeres. Lo reseño sobre todo porque la actual ministra de Igualdad es doctora en Derecho Constitucional por la Universidad de Valladolid y ese "por supuesto" sonó rotundo y vino a resaltar su formación como jurista.
Al respecto no resulta baladí recordar que en la redacción de la Constitución del 78 no solo hubo padres, sino también madres y que fueron 27 mujeres quienes, junto a sus compañeros parlamentarios, participaron en la Legislatura Constituyente e impulsaron el cambio democrático.
Lo habitual era excluir del debate político a las mujeres y en esa dinámica quedó sin reconocerse el mérito que tuvieron aquellas 6 senadoras y 21 diputadas. Costó incluirlas en la historia reciente de España y solo desde hace poco las rescataron del olvido, las nombraron y pasaron a estudiarse en los libros de texto de Secundaria y Bachillerato. A esta tarea contribuyó la difusión del documental dirigido en 2011 por Olivia Acosta titulado ‘Las Constituyentes’.
Pocos años después, en 2020, se publicó el volumen del primer Manual de Derecho Constitucional Español con perspectiva de género (2020), coordinado por Mercedes Iglesias Bárez y Asunción Ventura Franch y destinado a la educación superior. En este manual se planteaban algunas cuestiones en las que la Carta Magna tendría que reflejar de manera más explícita a las mujeres. De hecho, en el texto constitucional solo aparece el término mujer en tres artículos. En el artículo 32, en el 39 y en el 57. En resumidas cuentas, se nombraba a las mujeres como esposas, como madres y como inferior al varón en el acceso a la Jefatura del Estado.
No es extraño que, desde una mirada actual, se eche en falta el uso de un lenguaje inclusivo y la necesidad de tratar cuestiones relativas al derecho de las mujeres a una vida libre de violencia machista. En otras palabras, las genealogías excluyentes ya no caben en un modelo de convivencia justo y democrático. Por eso prometer el cargo utilizando la fórmula "Consejo de Ministros y Ministras" tiene su peso y no es poco.
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