Opinión | LA CARTILLA DE LA DIRECTORA

Investiduras con encajes (I): Feijóo

El líder del PP está rehaciendo su discurso de investidura para plantar cara a la posible amnistía de Sánchez, pero su principal obligación como 'presidenciable' es desplegar en el Pleno su idea de España sin miedo al ruido interno

Alberto Núñez Feijóo, candidato a la investidura, en el Congreso de los Diputados

Alberto Núñez Feijóo, candidato a la investidura, en el Congreso de los Diputados / Eduardo Parra

¿Recuerdan la que se montó hace unas semanas cuando a Alberto Núñez Feijóo se le ocurrió hablar de buscar un «encaje» para Cataluña? ¿O los nervios que ha provocado en las últimas horas y en algunos sectores que Borja Sémper hablara en euskera en el Congreso? ¿O….? En fin. Resulta obvio que hay determinados grupos de poder y poderes que se expresan a través de terceros que no soportan, a estas alturas, que haya conservadores que crean en la España plural y sus riquezas, incluidas sus lenguas. Hay quienes parecen haber quedado atrapados en una España en blanco y negro, de los blancos y de los negros, sin grises ni matices cromáticos, convirtiendo las dañinas trincheras políticas en sus zonas de confort.

Los líderes políticos han de tener proyectos de país. Un proyecto que supere esas trincheras. Que ambicione mayorías. Que supere las esquinas y tenga aires inclusivos… eso es lo que han sentenciado las urnas. Y lo que seguramente volverán a sentenciar, puede que incluso con números aún más diabólicos, si llegara una repetición electoral. Hay que buscar convivencia y "encajes". Con más razón si se ha aceptado ir a una investidura para pedir la confianza de la Cámara e intentar ser presidente. Ese es el caso de Feijóo, que ya calienta por la banda para su Pleno de la próxima semana, la última de septiembre. Una vez que ha pedido paso, tiene la responsabilidad de explicar a los ciudadanos y al Parlamento cuál es la España que tiene en la cabeza y, por tanto, cuál es su plan para darle "encaje" a Cataluña o a otros territorios como Euskadi. Cabe recordar que su papel en este caso, aunque no haya conseguido los votos que necesita para triunfar en su propósito, es el de presidenciable, no el de jefe de la oposición. 

Debiera hacerlo Feijóo creyendo en sí mismo y en lo que lleva años representando, al menos, en apariencia: una política conservadora pero con respeto al Estado autonómico, su Constitución y sus Estatutos, todos ellos perfectamente reformables y mejorables. Defendiendo que los ideales y las líneas rojas no están reñidas con el progreso. Con ideas renovadas, no prescritas. Válidas para 2023. Sin dejarse zarandear por presiones internas y externas que, en los últimos tiempos, le han llevado a él y a los suyos a dar sonoros y llamativos bandazos que han terminado copando titulares. ¿Por qué algunos de sus compañeros consideran ahora temeridad lo que antes admiraban en la distancia? ¿Por qué se ha sido tan permeable en la calle Génova ante según qué críticas amigas? 

El dirigente gallego y sus mayorías absolutas en Galicia han sido observados por sus colegas de partido, legislatura tras legislatura, con anhelo. Se le relacionaba con el centro político y no se generaban entonces urticarias, todo lo contrario: se entendía dentro del propio PP como un gran gancho para movilizar voto propio y ajeno. Pero las cosas han cambiado… ahora algún dirigente históricos que en su día hizo un larguísimo "viaje al centro", que le llevó hasta la Moncloa en los años 90 hablando catalán en la intimidad con convergentes y estrechando lazos con peneuvistas, parece no soportar que otros rocen el centrismo. Empuja con sus intervenciones públicas hacia los extremos. Como si Vox, además de apretar al Partido Popular, estuviera ya a punto de ahogarlo.

Él, José María Aznar, estará junto a Mariano Rajoy y el propio Feijóo en el acto convocado este domingo en Madrid para oponerse a la supuesta y polémica ley de amnistía al procés que Pedro Sánchez (a él y sus encajes dedicaremos otro artículo ) ya ha pseudoconfirmado que está en sus planes. Bien. El actual presidente del PP dice que se opondrá a ella con todas sus fuerzas en la calle y en las instituciones. El problema es que irá primero a la calle y, horas después, al Congreso. Y que rehará su discurso de investidura para centrarse en su "oposición" a dicha medida... en la jornada en la que lo que debe demostrar es que es (o no) un candidato de nivel para presidir España y no tanto hacer oposición. Debiera atreverse a explicar sus propios planes de "encaje" aunque generen ruido interno. Es lo que toca. Por lo que pueda pasar.