Opinión | EL LÁPIZ DE LA LUNA

Irene Montero, la manirrota

Fantaseo con invertir ese dinero en habilitar pisos para mujeres víctimas de trata de personas o de violencia de género

Archivo - La ministra de Igualdad, Irene Montero

Archivo - La ministra de Igualdad, Irene Montero / Eduardo Parra - Europa Press - Archivo

Es sábado y en Las Palmas el día está gris y hace frío. Me pregunto por qué me sorprendo si ya sé eso de hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo. Creo que mi estado de ánimo se mimetiza con el clima o quizá sea que el tema sobre el que voy a escribir nubla a cualquiera. Últimamente he estado bastante desconectada de las noticias: trabajo, familia, ocio y lectura acaparan mis días; sin embargo, ayer me di de bruces en algún medio de comunicación que no recuerdo, con un artículo que hablaba del pastizal que se había gastado Irene Montero, la señora a la que le gusta jugar a ser ministra de Igualdad, en un vídeo para visibilizar la masturbación a los sesenta años, las relaciones sexuales con la menstruación, el derecho al sexo de las mujeres (el de los hombres da igual) con discapacidad o de las diferentes orientaciones sexuales. Como suelo hacer antes de opinar, fui a ver el vídeo sobre la extraña medida, que por si no lo había dicho, costó la friolera de 2,6 millones de euros. Luego, visité la página de la RAE (Real Academia española) y busqué la definición de "Intimidad" por si tenía confundido el axioma, pero no, no andaba muy descarrilada. Dícese de la "zona espiritual íntima y reservada de una persona o de un grupo, especialmente de una familia". Hasta donde yo sé, que cada vez sé menos por lo que veo, el sexo y sus diferentes formas son de las cosas más íntimas de una persona. A mí, como mujer, no me hace falta que hagan una campaña para decirme que mantener relaciones con la regla está bien. Yo soy la que decido lo que está bien y lo que no en mi vida sexual. Tampoco creo que haga falta que se les dé permiso en público a las mujeres de sesenta para que se masturben, que pueden hacerlo ya lo saben. Volvemos a que es su cuerpo. Y tampoco creo que sea necesario mostrar que las personas que tienen sobrepeso son dignas de ser amadas; mostrarlo en un vídeo es ponerlo en duda. ¿Saben qué me ocurre? Que yo siempre había pensado que el Ministerio de Igualdad estaba para dar respuestas a los verdaderos problemas de las personas, no para decirnos cómo dar o recibir placer en un tiempo en el que hay más libertad sexual que nunca. Fantaseo, por ejemplo, con invertir ese dinero en habilitar pisos para mujeres víctimas de trata de personas o de violencia de género. En mejorar las leyes de protección a la infancia ante situaciones de violencia intrafamiliar o de abusos sexuales. O, qué utópico, en asignaturas de educación afectivo-sexual en los institutos para prevenir malos tratos y contrarrestar el daño que les está haciendo el porno a los adolescentes. En un montón de cosas que nada tienen que ver con las preocupaciones de la señora ministra. Pero, la ministra es ella, algo sabrá de lo que hace, ¿no? En fin, teóricamente en diciembre son las elecciones nacionales y ya no sé si ir o no a votar, si presentarme a ministra o hacerme apolítica. Les iré contando.