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Frente a la inestabilidad, más transición digital y ecológica

Para navegar este entorno inestable cobra especial importancia el alineamiento de las transiciones gemelas: la ecológica y digital

Foto de familia de los jefes de Estado y jefes de Gobierno que participan en la cumbre de la OTAN, antes de la cena ofrecida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Museo del Prado, en Madrid.

Foto de familia de los jefes de Estado y jefes de Gobierno que participan en la cumbre de la OTAN, antes de la cena ofrecida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Museo del Prado, en Madrid. / EFE/Ballesteros

Que la cumbre de la OTAN se haya celebrado en Madrid seguramente nos haya acercado los asuntos militares por encima de nuestras costumbres. “El nuevo Concepto Estratégico”, que es como se llama el documento en el que se recogen los grandes objetivos de la Alianza Atlántica, o los compromisos internacionales que el gobierno tiene en materia de defensa parecen de pronto suscitar gran interés aśí que aprovechando este repentino éxito de las cuestiones geopolíticas, me gustaría aportar una propuesta que publicada por la Comisión Europea, y que ha pasado desapercibida. Es el informe de prospectiva estratégica, un análisis que explora escenarios de futuro en una suerte de gobernanza anticipatoria para ayudarnos a preparar nuestras políticas frente a lo que está por venir. En esta comunicación, que marca el rumbo que seguirán las actuaciones europeas, el foco se lo lleva, como era previsible, el nuevo contexto internacional. Para navegar este entorno inestable cobra especial importancia el alineamiento de las transiciones gemelas: la ecológica y digital. Se hace un llamamiento a un enfoque global, orientado al futuro y estratégico de las dos transiciones, reconociendo su naturaleza intrínsecamente geopolítica. Parece que la invasión de Rusia a Ucrania, al contrario de lo que pueda parecer, ha confirmado la necesidad de acelerar ambas transformaciones porque solo mediante ellas, seremos capaces de reducir nuestras dependencias estratégicas, en combustibles fósiles y también en materias primas críticas

Además hay una apuesta clara por diez áreas que permitirán maximizar la coherencia entre nuestras ambiciones climáticas y digitales, y ser capaces de desplegar todo su potencial. ¿Cuáles destacaría? Algunas no tan habituales en las listas de prioridades como son la diplomacia en las dos dimensiones (ecológica y tecnológica) precisamente para aprovechar ese “efecto Bruselas” como superpotencia reguladora y de normalización. Lo siguiente no creo que descubra nada nuevo: necesitamos sistemas de educación y formación que sean capaces de adaptarse a una realidad en constante cambio; y algo que ya se viene pidiendo hace años por grandes gurús económicos progresistas: desarrollar nuevos sistemas de medición del bienestar más allá del PIB. Coincide con el Concepto Estratégico de la OTAN en la necesidad de promover un marco sólido de ciberseguridad y de intercambio de datos.

Los retos que tenemos que abordar como bloque no vienen solo por el lado militar -a pesar de que sea indispensable aumentar el presupuesto que dedicamos a nuestros ejércitos y de paso sus condiciones materiales, que solo hay que visitar cuarteles para darse cuenta de la falta que les hace-. El creciente uso tecnológico impacta en el consumo de energía y en la generación de residuos electrónicos, que podrían alcanzar los 75 millones de toneladas en 2030. La tecnología a su vez tiene que desempeñar un papel fundamental en la consecución de la neutralidad climática. Hay que ecologizar los cinco sectores vitales y más emisores de gases de efecto invernadero Europa: energía, transporte, industria, construcción y agricultura. Por tanto, frente a la inestabilidad toca acelerar las transiciones. Es una cuestión estratégica que la verde se conecte con la digital.