Opinión | POLÍTICA

El cortijo

Una imagen de un despacho de archivo.

Una imagen de un despacho de archivo. / Pixabay

En 1914, Felipe Trigo (1864-1916), novelista afamado en su época, hoy prácticamente olvidado, publicaba uno de los mejores retratos literarios del caciquismo español, a través de una historia cuyos principales protagonistas, a modo maniqueo, venían encarnados en el cacique don Pedro Luis Jarrapellejos, como representación del mal/caciquismo y la bella e inocente Isabel, imagen del bien/reforma. La novela se titula Jarrapellejos. Esta obra literaria tiene su propia película estrenada el 19 febrero 1988, dirigida por Antonio Giménez-Rico y guion del propio director y de Manuel Gutiérrez Aragón, con actores tan destacados como el fallecido Antonio Ferrandis, Aitana Sánchez Gijón, Lydia Bosch y José Coronado.

Quienes tengan curiosidad por el autor y su obra, les recomiendo la excelente edición del profesor de la Universidad de Salamanca, Carlos Fortea, publicada por editorial Castalia, Madrid, 2004, donde se encuentra una introducción biográfica y crítica de Felipe Trigo así como un estudio de la novela. Resalta Fortea sobre Jarrapellejos, “que su autor subtituló con terrible mordacidad “Vida arcaica, feliz e independiente de un español representativo”, ha pasado a la historia de nuestras letras como el más consagrado retrato del caciquismo rampante en España en la primera mitad del siglo XX, persistente en la segunda y quién sabe si aún existente bajo renovadas formas y modos”.

También, cabe recordar que el intelectual regeneracionista Joaquín Costa (1846-1911) publicaba en marzo de 1901 su famoso libro Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España: urgencia y modo de cambiarla. En pleno siglo XXI, tenemos que preguntarnos si el caciquismo y la oligarquía depredadora sigue existiendo bajo renovadas formas y modos, como se preguntaba Fortea.

Ciertamente, para unos la respuesta será positiva y para otros, negativa. No pretendo ahondar en justificaciones teóricas de nuestro sistema de convivencia para obtener respuestas. Son inútiles al fin pretendido. Legitiman una visión sesgada del fenómeno y sólo tranquilizan conciencias bien alimentadas con platos de lentejas propias del clientelismo reinante.

No pretendo tampoco dar respuestas. Sólo preguntas. Ante el funcionamiento de nuestro sistema, en el amplio sentido de la palabra, ¿cuántas veces han pensado que domina la arbitrariedad o que esto es un cortijo de quién manda en cualquier esfera, sea pública o privada? 

Reflexionen. Quizás encontrarán la respuesta a esa duda sobre si aún existe ese fenómeno caciquil bajo renovadas formas y modos. Sobre si pervive el cortijo. Y si a los lideres les gusta ese cortijo. Tan apreciado para mentes mesiánicas. Pero tan impropio de aquellos que piensan como el poeta Miguel Hernández (1910-1942)  desde su presidio en la cárcel de Torrijos que los niños se duermen con nanas a la cebolla, cantando: Vuela niño en la doble/luna del pecho/Él, triste de cebolla/Tú, satisfecho/No te derrumbes/No sepas lo que pasa/ni lo que ocurre.