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Lapso Studios abre camino en España a los gimnasios 'boutique'

El centro planea realizar nuevas aperturas en Madrid, Valencia y el sur de Europa

Eugenia Llopart, cofundadora de Lapso Studios

Eugenia Llopart, cofundadora de Lapso Studios / Ferran Nadeu

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En la concurrida avenida Diagonal de Barcelona se sitúa un pequeño portal enmarcado en una fachada arqueada de piedra color crema, de carácter sobrio, con el mismo elegante estilo arquitectónico de los que le siguen y le preceden. No hay grandes carteles con colores flúor ni se anuncia matrícula gratuita para el verano. Nada hace pensar al peatón que su interior entraña un gimnasio. De hecho, Lapso Studios no es un centro deportivo al uso, ni mucho menos tradicional. Es una de esas propuestas para amantes del fitness que buscan algo más exclusivo y que están dispuestos a pagarlo. En este caso, en forma de spinning festivo: ejercicios en grupo en los que se pedalea sobre una bicicleta estática al ritmo de la música.

Este concepto, con el público joven como eje principal, se extiende imparable por las principales ciudades europeas. Son gimnasios boutique, modelos de negocio capaces de atraer el capital privado de inversores y de empezar a generar beneficios razonablemente pronto. Lapso Studios es uno de los ejemplos más claros. En 2021, Eugenia Llopart y Javier Herrarte, sus cofundadores, quisieron emular un modelo que ya existía en Latinoamérica, donde habían residido varios años por motivos profesionales. Al llegar a Barcelona, se encontraron con un mercado "totalmente virgen", explica ella que, tras enamorarse de esta práctica, dejó la multinacional de cosmética Puig para apostar por su propia aventura.

La compañía prevé cerrar 2024 con un volumen de negocio de 1,5 millones de euros y ebitda positivo


En 2023, Lapso alcanzó su breakeven -sus ingresos se igualaron con sus costes- y los fundadores lanzaron una ronda de financiación de 1,5 millones de euros. Fue sonada. La lideró el fundador de Desigual, Thomas Meyer. Facturaron a cierre del ejercicio 744.000 euros, el 27% más que en 2022. Este año pretenden cerrar sus cuentas con 1,5 millones de euros y registrar, por primera vez, ebitda positivo. En 2024 abrirán un nuevo estudio en la calle de Aribau y duplicarán el espacio de la sede de Diagonal. Llopart rehúsa hablar de inversión. "Son cifras que pueden desvirtuar el negocio", justifica. Para los próximos cinco años, el plan es consolidarse primero en Barcelona y luego expandir la marca en España. Primero Madrid, luego irá Valencia. Aunque la mirada de la dirección está puesta en el sur de Europa.

Hay diferentes firmas que ofrecen algo parecido. Sin embargo, los fundadores presumen de haber sido ellos los primeros en fijar precios. Eligieron un modelo de pago por uso pensado para un nivel adquisitivo medio-alto. Una entrada, para una sesión de 50 minutos, cuesta 19 euros. El bono de cinco pases, 85; el de 40, 560. Esta última opción cubriría poco más de tres meses si el usuario asistiera al centro tres veces por semana. Aunque también hay 150 pases vip, reservados a los usuarios más fieles. "Ellos nos hacen de embajadores. Nos acompañan desde el inicio y pueden venir una vez al día. La idea es que sean ellos los que hablen de nosotros en las cenas de trabajo o a sus amigos. Los cuidamos de forma excepcional".

Más allá del deporte

Lo primero que se encuentra el usuario al entrar a Lapso Studios es una especie de barra de bar. Tras ella, un trabajador se ofrece a prepararle un saludable smoothie, también conocido como batido de frutas. Justo al lado, una vitrina con barritas energéticas sin azúcares añadidos y una máquina de café, para tomar allí o para llevar, prometen un pre o posentreno healthy y completo. Si se anda unos pasos más, se ubica una zona llena de prendas de ropa de deporte de algunas de las marcas más populares entre los jóvenes. Se pueden comprar allí mismo. "Ir elegante con ropa de deporte", ese es el principal reclamo, asegura Llopart.

A lo lejos se vislumbra un pequeño patio con algunas mesas de madera. Una usuaria se sienta para aprovechar los rayos de sol de media mañana. Saca su ordenador portátil y se dispone a trabajar un rato. Antes, a la derecha, una puerta. Unas escaleras estrechas alumbradas por una luz rojiza invitan a bajar mientras se leen carteles motivacionales varios. Llevan directas al sótano, a una sala atiborrada de bicicletas estáticas que, colocadas ante a una pared cubierta por un espejo que las refleja, todavía parecen más. Así los usuarios puedan verse y, quizá, tomarse alguna foto. En frente, el monitor al que seguirán todos los demás

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De momento, Lapso cuenta con 11 monitores en plantilla. Para todos, Lapso es un empleo complementario. "Tenemos desde consultores de Deloitte hasta modelos y emprendedores", explica Llopart. Quieren llegar a ser 40 este año. "Ser coach de Lapso tiene que ser aspiracional", cuenta. "Invertimos mucho en su formación, para que estén al día de las últimas tendencias. Es importante, porque se acaban convirtiendo en personas de influencia para todo el que viene aquí", asegura. Es precisamente esa influencia la que los acerca a la colaboración con las marcas. "Una de nuestras coaches ha sido imagen de Lacoste, y otro, de Lululemon", afirma.

El negocio pretende seguir evolucionando. Tras tocar techo con el spinning indoor, Lapso se abre a nuevas disciplinas y a la posibilidad de salir del estudio, ofreciendo a las marcas poder llevar sus bicis hasta donde deseen, para crear eventos "en la playa o hasta en una discoteca". Lo probaron el año pasado y este año lo harán en cinco ocasiones para tornarse, ya en 2025, "en un verdadero estudio móvil".