IDEAL PARA SEMANA SANTA

Así es la rica receta típica de Semana Santa que muy pocos conocen y no son torrijas

Con azúcar, canela, miel, incluso hay quien le añade sirope de chocolate, la leche frita es uno de los dulces más típicos y menos conocidos que pueden degustarse en Semana Santa

Leche Frita

Leche Frita

Noelia Ramírez

Noelia Ramírez

Semana Santa es una fecha típica dónde no está permitido comer carne roja, ya que las creencias cristianas aseguran que este alimento se asemeja a la carne de Jesucristo. El hecho de no comerlo representa una forma de honrar su sacrificio y, de esa manera, estar más cerca de Dios. Esto no implica que no se puedan comer otros ingredientes, al contrario, son miles las recetas que hay ideales para comer en estos días.

En gran parte del país se suelen comer las torrijas, también conocidas como tostadas francesas o french toast. Se trata de uno de los postres más consumidos en estas fechas religiosas. Sus ingredientes principales son pan y leche, aunque existen miles de opciones. A pesar de que las torrijas sean uno de los postres típicos de Semana Santa, no quiere decir que sea lo único que pueda comerse, existe lo que muy pocos conocen, la leche frita.

¿Qué es la leche frita y cuáles son los ingredientes?

La leche frita, como su nombre indica, es un dulce elaborado principalmente con leche. Su elaboración no tiene ningún misterio, solo necesitas una sartén con aceite y los ingredientes necesarios para preparar este rico postre:

  • 500 ml de leche
  • 100 g de azúcar
  • 40 g de harina de maicena
  • 1 cáscara de canela en polvo
  • 1 huevo
  • Aceite de girasol

¿Cómo hacer leche frita?

En primer lugar, cogemos una olla y agregamos la mitad de la cantidad de la leche con una rama de canela y una piel de limón a fuego medio sin que llegue a cocer durante unos 20 minutos. Una vez a leche infusionada, la colamos con ayuda de un colador para retirar la rama de canela y el limón (aunque también se puede retirar directamente de la olla). Una vez retirados esos ingredientes, calentamos de nuevo la leche con el azúcar. Lo ponemos a fuego lento y removemos bien hasta que se integren los ingredientes.

En segundo lugar, agregamos la harina de maicena a la otra mitad de la leche que habíamos apartado y añadimos esa misma mezcla a la leche anterior que estamos calentando con el azúcar. Mezclamos con ayuda de una varilla poco a poco y lo dejamos entre 30 - 40 minutos hasta que quede una especie de masa. Para saber si está lista, tumba un poco la olla, si la mezcla no se mueve o tarda mucho en recuperar su forma, estará lista.

En tercer lugar, unta un bol con un poco de aceite y agrega después la mezcla (de esta manera será más fácil despegarlo después). Lo metemos en la nevera unas tres o cuatro horas aproximadamente. Una vez transcurrido ese tiempo, retiramos la masa del molde y lo cortamos en pequeñas porciones. Hay quien opta por comerlo directamente, pero la receta típica va rebozada con harina y huevo. Rebozamos bien los trozos en harina y luego en huevo y después las incorporamos en una sartén con aceite caliente. Las escurrimos con un papel para retirar el exceso de aceite, las mezclamos en azúcar y canela y ya estarían listas para disfrutar.