ALIMENTACIÓN SALUDABLE

La sal oculta: en qué alimentos se encuentra y por qué debes tener cuidado con ella

Puede suponer uno de los principales obstáculos con los que nos encontramos a la hora de reducir o controlar nuestro consumo diario de sal

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Sal / Pexels

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Entre los muchos productos que utilizamos de forma recurrente en la cocina, la sal es un condimento esencial en nuestra dieta. Sin embargo, aunque realza y potencia el sabor de los alimentos, una ingesta desproporcionada puede afectar a nuestra salud. Por ello, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recopila una serie de consejos pasar saber usarla y consumirla en cantidades sanas.

Aunque en los últimos años se ha impuesto la idea de que el consumo de sal no es recomendable y se tiende a apostar por platos más sosos, la realidad es diferente. Eliminar este condimento por completo de nuestras elaboraciones no es bueno, pues esta es una de las mayores fuentes de sodio, un mineral imprescindible para nuestro organismo:

  • Nos ayuda a mantener el equilibrio iónico y a retener el agua para conseguir unos buenos niveles de hidratación.
  • Actúa sobre nuestro sistema nervioso y en la contracción muscular.

Por ello, es recomendable seguir unos niveles de consumo estándar. Para los adultos, se aconsejan como mínimo unos 3 gramos diarios, cantidad justa para cubrir lo que nos requiere el organismo. Aun así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece la cantidad en 5 gramos de sal para la población mayor de 11 años, como recuerda la OCU. El problema se encuentra en que, en la práctica, consumimos cantidades mayores.

El problema de la sal oculta

En función de cuál sea el origen de la sal en nuestras comidas, se pueden hablar de dos tipos diferentes: la sal añadida y la sal oculta. La primera se refiere a aquella que añadimos a la hora de preparar los platos, siendo conscientes de la cantidad que estamos utilizando y que, por tanto, vamos a consumir. La segunda, sin embargo, es la que puede desnivelar las cantidades de sal que ingerimos en nuestro día a día, pues es la que se encuentra presente de forma natural en los alimentos o la que añaden los proveedores en los alimentos ultraprocesados. 

La OCU estima que "la sal oculta supone un 75% del total que ingerimos: 4,9 gramos diarios de media, casi el 100% de la recomendación diaria". Según un estudio científico de ANIBES, las principales fuentes de la sal oculta son:

  1. Carnes y sus derivados, en concreto los embutidos.
  2. Cereales y derivados como el pan. 
  3. Productos lácteos, en particular el queso.
  4. Platos preparados.

Tras ellos, los alimentos que más sal oculta contienen son los pescados y mariscos, los productos de aperitivo, las salsas y condimentos y los productos dulces.

Así puedes reducir el consumo de sal en casa

Reducir el consumo de sal te aportará muchos beneficios para la salud y te ayudará a prevenir enfermedades. Entre los problemas de salud que puede acarrear una ingesta elevada de sal de forma habitual y continuada se encuentran, entre otros, el aumento de la tensión arterial.

Estos son algunos de los consejos que recopila la OCU para reducir el consumo de sal en tu hogar:

  • Aumenta el consumo de productos hechos en casa a partir de ingredientes frescos y limita el de aquellos que sean ricos en sal, como embutidos, quesos, salazones de pescado, aceitunas... 
  • Mejor usar especias, limón, vinagre y hierbas aromáticas para aderezar las comidas, en lugar de salsas de elaboración industrial.
  • El mejor método para cocinar es al vapor o en papillote, de esta forma lograrás conservar el gusto de los alimentos.