Cambio climático

¿Están apareciendo nuevos sumideros masivos de carbono en el Ártico?

El calentamiento global expande hacia el Norte la vegetación que origina las turberas

Muestra de perforación: el color oscuro denota suelo mineral; el marrón, la materia orgánica; el verde, principalmente musgo.

Muestra de perforación: el color oscuro denota suelo mineral; el marrón, la materia orgánica; el verde, principalmente musgo. / Sanna Piilo

Ramón Díaz

El cambio climático está está cambiando el funcionamiento de los sistemas naturales en todo el mundo y empieza a provocar múltiples efectos. La mayoría, negativos. Algunos, totalmente inesperados. La última sorpresa con la que se han encontrado los científicos es que las plantas que empiezan a invadir el Ártico debido al calentamiento global podrían estar creando nuevos sumideros masivos de carbono que, paradójicamente, ayudarían a mitigar el cambio climático.

Los científicos llevan años lanzando la voz de alarma: o cesa la emisión de gases de efecto invernadero o el futuro del planeta está en serio peligro. A la vez, los investigadores buscan formas de contener y eliminar los gases que ya se han emitido. Un nuevo estudio, publicado en ‘Scientific Reports’, muestra que al menos algunos de los cambios en los ecosistemas naturales provocados por el cambio climático ayudan en ese sentido.

La turba es un material orgánico rico en carbono, resultado de una descomposición libre de oxígeno de las plantas muertas. Los ecosistemas que albergan turberas son los sumideros de carbono natural más eficientes del planeta. Son por lo tanto claves para afrontar el cambio climático y sus efectos.

Este combustible fósil tiene múltiples usos, desde calefacción hasta horticultura. Incluso le da al whisky su ‘sabor característico’. La cebada se seca en hornos con ‘ladrillos’ de turba, que al arder –sin apenas llama–desprende un humo muy intenso que empapa las semillas de un olor y un sabor muy característicos.

En el año 2018, un grupo de investigación internacional perforó muestras de suelo en tres lugares alrededor del fiordo Isfjorden, en Svalbard (Noruega). En los tres se observó el mismo fenómeno: suelo mineral cubierto por una fina capa de materia orgánica. Una capa que contiene mucho carbono extraído de la atmósfera a través de la fotosíntesis.

El descubrimiento de la "prototurba"

El grupo de investigación, encabezado por Minna Väliranta, de la Universidad de Helsinki, ha dado el nombre de "prototurba" a estas acumulaciones de suelo orgánico, que se componen principalmente de musgo formado en condiciones climáticas árticas cada vez más cálidas.

"Todavía no es turba en el sentido real de la palabra, pero se podría decir que es el punto de partida para la formación de turba", comenta Väliranta.

Vista general del sitio de Bjørndalen, uno de los puntos donde se realizaron perforaciones.

Vista general del sitio de Bjørndalen, uno de los puntos donde se realizaron perforaciones. / Scientific Reports

Estos depósitos de prototurba están generando un enorme interés en todo el mundo. Väliranta participa en un proyecto más ambicioso, financiado por el Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural (NERC), una institución británica correspondiente a la Academia de Finlandia. Este proyecto investiga ese mismo fenómeno: si el calentamiento global ya ha provocado la expansión de la vegetación de las turberas hacia el Norte.

Esta expansión de la vegetación es parte de un fenómeno más extenso conocido como "reverdecimiento ártico", que se refiere al aumento del crecimiento de arbustos en el Ártico, a medida que las plantas vasculares se extienden a regiones que antes eran estériles por el calentamiento global.

“Si este proceso que genera protopoturba ocurre de forma extensiva, podría estar en proceso de establecerse un reservorio de carbono inesperado, o una comunidad vegetal que mitigue el cambio climático", señala Välirant.

"Este reservorio no ha sido incluido en el modelado de ecosistemas y la atmósfera, ya que tradicionalmente se ha pensado que no se formaban nuevas turberas", añade la investigadora. Los modelos de ecosistemas climáticos evolucionan continuamente, y solo recientemente se han hecho intentos de incluir el impacto de las turberas en ellos.

"Secuestradoras" de carbono

"Se puede decir que el descubrimiento de nuevos sumideros de carbono pone en juego un nuevo componente que debe tenerse en cuenta en los modelos para predecir mejor el funcionamiento de los ecosistemas en un clima cada vez más cálido", apunta Väliranta.

Las turberas "secuestran" carbono mediante la acumulación de materia orgánica parcialmente descompuesta (hojas, ramas, frutos, raíces…), cuya estructura molecular contiene carbono (lignina, carbohidratos, ácidos grasos…).

'Ladrillos' de turba.

'Ladrillos' de turba. / pixabay

En las turberas, la materia orgánica se acumula debido a que, en el largo plazo, se produce más biomasa de la que se degrada. Para que esto ocurra, es necesario que existan condiciones ambientales específicas que promuevan la acumulación de materia orgánica.

Por ejemplo, es necesario que se mantengan condiciones de inundación o saturación de agua en el suelo durante periodos prolongados y que la materia orgánica que se deposite tenga cierto grado de resistencia a la descomposición.

En el planeta, las turberas ocupan un área cercana a las 399 millones de hectáreas, en las que se acumularon aproximadamente 644 gigatoneladas de carbono durante el periodo del Holoceno, convirtiéndose así en el reservorio de este gas más importante en la biósfera, pues es 1.7 veces superior al de la biomasa aérea de todos los bosques del planeta.

Para entender su importancia basta señalar que la atmósfera, la tierra, el agua y los organismos vivos de la Tierra intercambian cada año más de cien gigatoneladas de carbono, pero el aumento de las emisiones en carbono neto agregado a la atmósfera, se sitúa en unas seis gigatoneladas al año, aproximadamente 12 veces la masa de todos los humanos vivos.

Además, la capacidad de secuestrar carbono y de emitir metano convierte a las turberas en un importante agente de regulación climática: han mitigado el aumento de temperatura en la Tierra durante miles de años.

Artículo de referencia: https://www.nature.com/articles/s41598-022-08652-9

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es