Opinión | GAFAS PLURALES

Haciendo marcha por Gran Vía

Camino con prisa, voy tarde a todos sitios; me creo Paquillo Fernández logrando la plata de Atenas o cierto expresidente del Gobierno por los jardines de la Moncloa

Personas caminando 'con velocidad' ante una tienda de la Gran Vía de Madrid.

Personas caminando 'con velocidad' ante una tienda de la Gran Vía de Madrid. / Alba Vigaray

"Mantente quieto en la derecha y sube por la izquierda". Eso fue lo primero que me enseñaron cuando llegué a Madrid y pisé las escaleras mecánicas del metro. No hay mejor consejo que dar a los 'novatos de provincias' que prueban suerte en la capital.

Ahora, una década después, ya soy uno más de esta ciudad. Camino con prisa, voy tarde a todos sitios. Recorro de punta a punta la Gran Vía adelantando turistas a toda velocidad. Voy con los gemelos prietos y resoplo con dificultad, ya no tengo la forma física de antaño. No despego los pies del suelo, estoy haciendo mis particulares "dos kilómetros marcha": me creo Paquillo Fernández en los Juegos Olímpicos de Atenas o cierto expresidente del Gobierno por los jardines de la Moncloa.

Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que di un paseo sosegado, sin destino fijo, por las calles del centro de Madrid. El estrés se apodera de mí entre tanto bullicio. Mis piernas aceleran solas cuando veo el semáforo de los peatones parpadear. Sin tiempo para esperar a la próxima luz verde.

Tristemente no hay marcha atrás. Cuando vuelvo al sudeste, "a casa", mi mentalidad de 'corredor' es la misma. "Acho, ¿a dónde vas con tanta prisa?", preguntan sorprendidos mis amigos. Lo cierto es que no lo sé. Mi DNI dice que soy madrileño, así que será eso.

Quiero pensar que es algo pasajero y que la tranquilidad volverá a mí en algún momento. Es eso o dedicarme profesionalmente al atletismo. Total, el entrenamiento ya lo tengo. A París no llego, pero que se preparen en Los Ángeles.