Música

El Junco, templo del jazz en Madrid, echa el cierre definitivo de forma inesperada: "Ya no era rentable"

El local, abierto en 2004, estaba situado en Alonso Martínez y formaba parte de la lista de salas consideradas Patrimonio Cultural de Madrid

Aunque sobre todo comenzó programando jazz, por su escenario han pasado grupos de otros estilos como el soul, el funk, el rock o el Rhythm’ Blues

Exterior de la sala Junco, en Alonso Martínez, esta misma mañana.

Exterior de la sala Junco, en Alonso Martínez, esta misma mañana. / EPE

El Junco, uno de los pocos templos que quedaban ya para escuchar conciertos de música negra, especialmente de jazz, ha echado el cierre definitivo por razones económicas. Madrid se queda así sin otro espacio para disfrutar de música en directo, pocos días después, además, de que la sala Caracol, otro espacio mítico de la capital, anunciara su clausura. 

"Hemos venido peleando los últimos años, pero la pandemia nos tocó mucho y la reapertura ha sido dubitativa", explica Carlos Santana, uno de los dos socios que gestiona el local, situado en la Plaza Santa Bárbara, en Alonso Martínez. 

Santana atendía a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA esta misma mañana en las oficinas de la sala, poco después de anunciar en redes sociales su clausura con la foto de un cartel de "Sorry we are closed" y este mensaje: "Con toda la pena de nuestro corazón os traemos una noticia muy triste: el Junco echa el cierre. Ha sido un placer contar con vosotros todos estos años, gracias por la música, el cariño y los buenos momentos. Nos vemos en los escenarios".

Quien conoce la noche madrileña ha oído hablar alguna vez de El Junco. Abierta desde diciembre de 2004, se trata de una de las salas de conciertos más emblemáticas de la capital: un refugio en el centro de Madrid para los amantes de la música en directo, sobre todo de la música negra. 

Aunque sobre todo comenzó programando jazz, por su escenario han pasado grupos de otros estilos como el soul, el funk, el rock o el Rhythm’ Blues. Norman Hogue, Anaut, Mastretta o Cecilia Krull son solo algunos de los nombres de la lista infinita de artistas que a lo largo de estos años han tocado en el local. 

En la actualidad, entre su programación semanal se encontraban las jam sessions, reuniones de músicos para tocar de manera improvisada, sin ensayo previo, y que en ocasiones han servido para que muchos de ellos acabasen realizando colaboraciones o incluso formando bandas. 

Desde 2017 el establecimiento formaban parte de la lista de salas consideradas Patrimonio Cultural de Madrid por su contribución a la música de la ciudad.

"Las jams entre semana estaban funcionando bien, teníamos clientela fija pero ya no era rentable. Habíamos tenido una caída del volumen de negocio y con todo el dolor de nuestro corazón hemos tenido que cerrar", apuntaba Santana, que junto con su socio ha llegado a un acuerdo con el arrendador para clausurar el espacio hoy mismo, pese a que había conciertos programados para todo este mes. 

Aparte de la pérdida de ingresos, en el el cierre, según explica el gestor de El Junco, también ha estado el "aumento de la competencia" y un "cambio en los hábitos de consumo del ocio" en la gente joven, que prefiere acudir a grandes eventos y festivales antes que a conciertos en salas pequeñas. 

Cierre de la sala Caracol

Hace menos de un mes y casi tres décadas después de abrir, la mítica Sala Caracol de Madrid echó el cierre tras un desahucio judicial. Una disputa entre los propietarios y los gestores de la sala por el precio a pagar por el alquiler durante la pandemia terminó con un cruce de demandas que el pasado 9 de junio concluyó con la ejecución del desahucio.

“La Sala Caracol se ha visto obligada a cerrar temporalmente al existir una controversia judicial muy grave con la propiedad de la nave, que se quiere apropiar de la marca y de la explotación del local, pese a que Caracol responde a unos valores, principios y a una historia de 30 años de cultura, que todos conocen y no se pueden copiar sin más", aseguraban los representantes públicos de la gestión a través de un comunicado en su página web.

Según ha detallado a Efe el portavoz de la marca Sala Caracol, esta “controversia” comenzó en el primer año de pandemia, es decir, en 2020, cuando los arrendatarios pidieron una reducción de la renta al 50% para poder sobrevivir al cierre por el coronavirus. Los propietarios, sin embargo, estimaron que “no procedía”, y pidieron el pago íntegro de la mensualidad.

A partir de ahí comenzó, según la versión de los gestores, un contencioso entre ambas partes por una situación “injusta” que ellos quisieron resolver con una demanda de amparo basada en que las circunstancias del pacto de alquiler inicial habían cambiado. Esa demanda fue respondida por los propietarios con otra por desahucio en el Juzgado de Primera Instancia número 40 de Madrid, y, según los gestores, un “despiste” del procurador junto con un “fallo informático del juzgado” hicieron que los documentos de oposición no se presentaran de forma correcta.

La jueza encargada de instruir el caso, que habría calificado lo sucedido como un “defecto de forma”, ordenó el desahucio, que se ejecutó el pasado 9 de junio. Hasta el 13 de septiembre l no se espera que el tribunal resuelva la resolución de la demanda de amparo interpuesta por los gestores y que podría dar luz verde a la reapertura del local. 

Según explican desde la Asociación Noche Madrid, durante la pandemia se llegaron a cerrar entre 75 y 100 locales de ocio nocturno en la capital, es decir, alrededor de un 7-8%, lo que en el sector no es un mal dato, ya que al arrancar las restricciones se temía que las clausuras definitivas de locales podrían llegar al 40%.