LA VIDA CONTIGO

Qué fue de Jeannette Rodríguez, la reina de las telenovelas latinoamericanas que se vio superada por la fama

La de Caracas protagonizó en los años ochenta algunos de los culebrones más exitosos de la historia. Actualmente sigue persiguiendo proyectos que la ilusionen

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La actriz Jeannette Rodríguez.

La actriz Jeannette Rodríguez. / ARCHIVO

Más de dieciocho millones de españoles miraron embobados el desenlace de la telenovela venezolana Cristal, que llegó a TVE en diciembre de 1989. Escrita por la guionista cubana Delia Fiallo, la serie narraba las peripecias de una muchacha de clase baja que se enamora perdidamente del hijastro de la señora pudiente que la contrató como modelo. La protagonista de aquel fenómeno sociológico era una jovencita y espontánea Jeannette Rodríguez, quien se quedó sorprendida por el abrumador éxito que la serie tuvo en países como España.

"En Latinoamérica la gente estaba acostumbrada a las novelas, pero en España no", apuntó su compañero de reparto, el actor Carlos Mata. "Quizá por eso las reacciones fueron tan exacerbadas y polarizadas. Muchas veces me invitaban a programas para ser acribillado por sociólogos, sacerdotes, y directores de teatro que se me echaban encima como si ‘Cristal’ la hubiera inventado yo. Una periodista llegó a preguntarme si los latinoamericanos habían creado las telenovelas para vengarse de la conquista española del siglo XV".

Lo cierto es que Jeannette Rodríguez ya contaba con varios años de trabajo a sus espaldas cuando Cristal desató la locura. Descendiente de españoles, la actriz creció en los suburbios de Caracas en el seno de una familia disfuncional, lo que, según ella, la ayudaría a convertirse en una mujer fuerte y luchadora. Empezó su carrera participando en concursos de belleza y rodando spots publicitarios. Desde principios de la década de los ochenta apareció ya en varias telenovelas producidas por Radio Caracas Televisión (RCTV), una cadena privada que cesó sus transmisiones en 2007, cuando Hugo Chávez le negó la renovación de su licencia por mostrar una línea editorial que criticaba con dureza a su Gobierno, algo que provocó fuertes protestas dentro y fuera de Venezuela.

Ritmo de trabajo extenuante

La actriz llegó a ser la estrella de telenovelas más cotizada gracias a títulos como Topacio, emitida con gran éxito en Canal Sur; La dama de rosa, escrita por Boris Izaguirre; o Leonela, donde encarnaba a una drogadicta. "El Ministerio de Comunicaciones de Venezuela estaba tan contrariado por la popularidad de mi personaje que le exigieron a RCTV que me mataran en 24 horas", comentó sobre esta última. "Como resultado del ultimátum, [Delia] Fiallo reescribió a lápiz el episodio de esa noche y en pocas horas la pobre Paty moría de una sobredosis".

Durante el boom de los culebrones, la mayoría de sus actores tuvieron que afrontar un ritmo de trabajo extenuante. "Mis compañeros, con los que sigo en contacto, eran como mi segunda familia", contó la venezolana. "Vivíamos en un plató de televisión prácticamente 24 horas. A veces solo nos daba tiempo a darnos una ducha y continuar. Date cuenta de que eran libretos que escribía Delia Fiallo aquí en Miami y los mandaba en mano a una persona que iba a Venezuela. Era otra época, y a veces teníamos que salir al aire con todo de memoria. Lo hicimos lo mejor que pudimos. Cuando uno hace las cosas con amor, cariño y verdad, siempre dan buenos resultados".

La popularidad de Rodríguez era tal que en un momento dado llegó a recibir una media semanal de diez mil cartas de admiradores españoles. Hasta Telecinco la contrató en 1991 para presentar un programa de variedades (Las noches de tal y tal) junto al entonces alcalde de Marbella Jesús Gil. "Yo siempre llevaba el programa bien preparado y él nada de nada, pero era muy divertido", apuntó la actriz, que en esos años cosechaba elogios y reconocimiento, pero también experimentó la otra cara de la moneda: cató la soledad y el desarraigo por vivir lejos de su familia, protagonizó un agrio pleito con su expareja y representante Jorge Hané (quien la demandó por incumplimiento de contrato) y, sobre todo, se llegó a sentir superada por el efecto de la popularidad. 

"En Venezuela eran normales el reconocimiento, la foto y el autógrafo", confesó al respecto. "Todo empezó a ser complicado cuando comencé a ver demasiada gente sobre mí. Me sentía ahogada. Yo era bastante retraída, tímida, muy disciplinada. La notoriedad se me hizo difícil de llevar, sobre todo en Estados Unidos y en España, donde los paparazzi me perseguían día y noche. Robaban mi vida para vivir de eso".

Desilusiones

Todo eso llevó a que poco a poco fuera perdiendo la ilusión en el trabajo. Después de rodar un par de telenovelas argentinas a principios de los noventa, se marchó una temporada a Nueva York, donde estudió en el Instituto de Teatro y Cine Lee Strasberg y puso en marcha una banda de country rock de vida efímera. "Una vez que conseguí la residencia [en Estados Unidos], me fui a España porque tenía que facturar", contó en una entrevista. "Fui por 15 días y terminé montando apartamento y me quedé diez años. Hice muchos programas de televisión, tuve un novio... Fue una etapa muy hermosa, la gente me quería, me trataba bien, ganaba dinero, era feliz. Después, la relación con mi novio no prosperó y volví a Miami".

Rodríguez, que no necesitó casarse ni tener hijos para sentirse realizada, rodó en 1997 la que es su última telenovela hasta la fecha (Todo por tu amor), y en 2003 aceptó participar en La isla de los famosos (Antena 3), de donde salió algo escaldada. "Pensaba que, como había sido scout, iba a ir todo genial, pero aquello es carne de cañón", aseguró luego. "Te llevaban al plató para cortarte la cabeza. Se necesitaba el espectáculo y lo entiendo, pero una queda muy vulnerable". Desde entonces, la reina del melodrama continuaría su carrera con un perfil más bajo.

Además de protagonizar una tv movie sobre violencia de género titulada Silvia Rivas, divorciada, la intérprete de 62 años ha hecho algo de teatro en Miami —donde residía hasta hace poco— y también ha negociado su participación en algún que otro proyecto audiovisual que nunca acabó de fructificar. "Soy una persona bastante protectora, así que le pido salud para la gente que me rodea, que es maravillosa, y también para mí", dijo en una de sus últimas entrevistas cuando le preguntaron qué esperaba del futuro. "Lo único que ruego y deseo es tener una vejez lúcida que me permita llevar a cabo todos mis sueños. Espero tener una larga vida en el mundo del espectáculo".