INVASIÓN DE UCRANIA

El filósofo ruso que avala la guerra de Putin: Alexander Dugin, un "neofascista" que cita a Heidegger

Defiende el derecho de Rusia sobre Ucrania y el populismo como arma política

Su obra ha influido en la élite política y militar rusa.

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA analiza el impacto de su pensamiento y activismo político con tres expertos.

El filósofo y activista ruso Alexander Dugin

El filósofo y activista ruso Alexander Dugin / Fars Media Corporation via Wikimedia commons

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Cree que el error de Putin fue no aprovechar la guerra de 2014 en el Donbás para arrasar y crear una “nueva Ucrania”. Defiende la invasión lanzada por el Kremlin hace un mes y medio porque servirá para que Occidente respete a la civilización rusa como la “potencia” que es. Propugna un imperio ruso que domine todo el territorio que controló la URSS, y que se alíe con países euroasiáticos (Turquía o Irán, entre otros) para hacer frente al “imperio liberal” de Estados Unidos. Busca fomentar una alianza populista internacional que aúne a la ultraizquierda y a la ultraderecha. Y, para darle coherencia a este pensamiento, usa conceptos del filósofo alemán Martin Heidegger y escribe libros que han ayudado a formar a las élites militares y políticas de su país. Es Alexander Dugin, un filósofo y activista ruso de 60 años con aspecto de Rasputín, de barba blanca larga y canosa como el famoso consejero del Zar. 

Alexander Dugin comenzó en los años ochenta como activista y miembro del ultra Partido Nacional-Bolchevique. Pero su salto a la esfera pública se produjo en 1997, con la publicación de su libro ‘Fundamentos de geopolítica: el futuro geopolítico de Rusia’, que fue manual en la Academia de Estado Mayor del Ejército de su país. “Probablemente no haya otro libro que haya tenido más influencia en el Ejército, la Policía y las élites del ministerio de Exteriores ruso”, ha escrito el historiador John Dunlop, del think tank Hoover Institution.

La idea clave de ese libro es que Estados Unidos está fomentando un imperio liberal incontestado, y que Rusia debe ejercer de contrapeso y luchar contra su poder omnímodo. Y ello requiere de invasiones, de alianzas con otros países y de una guerra cultural sin cuartel contra los valores occidentales. Dugin propone un giro de Rusia hacia los países euroasiáticos, desde Irán, a Turquía, pasando por Kirguizistán o Mongolia. Y usar el apoyo de esa mitad del Partido Comunista chino que no es globalista.

Dugin y la invasión de Ucrania

Es difícil saber cuánto ha influido el pensamiento de Alexander Dugin en la decisión de invadir Ucrania. Lo que sí se conoce es que sus argumentos y los expresados por Putin van en la misma línea: que Ucrania es un país “inventado”, “creado tras la caída de la URSS” y con partes “entregadas por Stalin”, como Crimea. Ambos han subrayado la importancia que esta península tiene como cuna de la patria rusa. Por ello, su invasión no es sólo legítima, sino deseable, para reforzar el “destino manifiesto” ruso y la protección de unas poblaciones presuntamente atacadas por el actual gobierno de Kiev. 

Sus reflexiones han tenido impacto en otras guerras que ha lanzado Putin en las últimas dos décadas. “En el desarrollo de la política exterior rusa tras la caída de la URSS Dugin tuvo su papel, porque afirmaba que Rusia tiene derecho a reclamar los antiguos territorios soviéticos, ya sea por anexión o creando estados vasallos como Bielorrusia”, explica a

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA

Benjamin R. Teitelbaum, profesor especializado en extrema derecha de la Universidad de Colorado. “No solo tiene el derecho, sino el deber, casi un mandato divino”, dice el autor, que ha entrevistado a Alexander Dugin en varias ocasiones y conoce bien su trabajo. Propone formas de conseguir esa expansión de la influencia rusa. Y de debilitar al archienemigo, que es Estados Unidos. Eso incluye la interferencia en otros países para apoyar a ciertos grupos (en sus primeros trabajos menciona el Ku Klux Klan o las Panteras negras en Estados Unidos). 

Dugin fue especialmente activo durante la guerra rusa contra Georgia en 2008, cuando este país independiente, que quería entrar en la OTAN, entró en la zona independentista de Osetia del Sur. Estuvo allí (se hizo fotos incluso con armamento militar) y participaba en tertulias. Ayudaba a crear un relato a favor de la guerra. Putin repetía entonces ideas sacadas de Dugin. 

No es solo un escritor, un intelectual o un filósofo. “Es también en parte un líder político, un activista, una estrella mediática, un muñidor político y un propagandista”, asegura Teitelbaum. Este experto pone como ejemplo cómo ayudó a solucionar la crisis con

Turquía

tras el derribo de un avión ruso SU-24, o cómo contribuyó a que Moscú negociara con los chechenos, independentistas rusos. 

“Dugin no es asesor de Putin, ni tiene tanto tirón como creen sus fan fuera del país”, explica a

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Nicolás de Pedro, jefe de investigación del Institute for Statecraft. “Pero ha influido en Rusia y en la creación de una narrativa centrada en el resurgir de una Rusia en la que ha metido todo el pensamiento neofascista y de la nueva derecha europea”.

Conservadurismo y socialismo

Para Dugin, Estados Unidos es un imperio que juega una partida de ajedrez geopolítico en el que solo Washington “mueve las piezas, primero las fichas blancas, y luego también las negras”, ha dicho en una reciente entrevista con Memri TV. La invasión de Ucrania ha cambiado eso. Ahora los países occidentales rechazan a Rusia, pero eso pasará. “Poco a poco nos volverán a invitar a participar” en la gobernanza global, subraya. “Debemos ser respetados como una gran potencia con una voz propia en la política mundial”.

Ha elaborado toda una teoría política nueva, que concretó en un libro en 2012: ‘La cuarta teoría política’. Escribe que ha habido tres corrientes de pensamiento principales: el liberalismo, el socialismo y el fascismo. Las tres han fallado, y por ello propone otra, el populismo integral. Se deben fundir las ideas de protección social por parte del Estado del socialismo con el conservadurismo de los valores del fascismo. Dugin vio su idea plasmada en el gobierno que tuvo Italia en 2018, formado por el ultraderechista partido La Liga de Matteo Salvini y el ultraizquierdista Movimiento 5 Estrellas. Un gobierno fugaz que cayó tras conocerse que La Liga estuvo presuntamente financiada con millones de euros de dinero ruso. 

Según Teitelbaum, Dugin ayudó a la ultra francesa Marine Le Pen a estrechar lazos con Putin. Ha colaborado con los neonazis de Amanecer Dorado en Grecia. Y ha tenido buena sintonía con el ideólogo neoconservador Steve Bannon, con quien comparte su visión tradicionalista de la sociedad.

Da un baño filosófico denso a su teoría política. Según él, el liberalismo tiene como sujeto al individuo, el socialismo al colectivo y el fascismo al Estado. Todos se equivocan. En su Cuarta Teoría Política propone un nuevo sujeto, el “Dasein” de Heidegger, que se traduce por el “existir” o “ser-ahí”. Es un concepto complejo que él usa como un despertar, un “modo de estar en el mundo con los otros”. 

Esta forma de existir ha de alejarse de los sometimientos de la tecnología, acercarse al mundo agrícola, defender los valores conservadores de la familia. Se debe clamar contra las “dictaduras” de los colectivos LGTBI y contra la presunta universalidad de los valores de los derechos humanos, que él rechaza. Lo importante es cada civilización y sus principios. Sean cuales sean. Ha defendido estas ideas dentro, en Rusia; y fuera, en debates con filósofos occidentales de renombre como el francés Bernard Henri-Lévy.

Dugin propone contraponer el tradicionalismo al progresismo y al cambio que promueven las democracias liberales, gobierne la derecha o la izquierda. Por tradicionalistas, y porque son un pueblo ario, cree que Rusia debe buscar alianzas con países como Irán. “Él no disimula. Viene a decir: en Rusia odiamos a Occidente, somos sus enemigos, y vamos a buscar alianzas geopolíticas que se opongan al globalismo occidental y sean tradicionalistas”, explica a este diario el analista Jesús Manuel Pérez

Todos los expertos consultados concuerdan en que, a día de hoy, Dugin no tiene línea directa con Putin. En algunos momentos ha ejercido una gran influencia con sus libros. Pero ha tenido desavenencias con Putin, y ahora algunos le ven como un filósofo marginal. Dirige un think tank en Rusia, GeoPolitika.ru. 

La guerra de Ucrania es un paso adelante en el mundo ruso, según Dugin. Rusia ha dado un fuerte volantazo y se ha alejado de los “tentáculos” occidentales. Se ha aislado. Y ha lanzado otra guerra para expandir su influencia. Mucha de la Rusia actual estaba en los libros de Dugin. Parte de la Rusia del futuro puede caer también en su esfera de influencia.