LA FUERZA DE LA ESPAÑA PLURAL: CASTILLA Y LEÓN

Comunicaciones y renovables marcan el futuro de Castilla y León

Castilla y León aspira a mejorar sus conexiones entre provincias y con Portugal para convertirse en una región competitiva, desafío que asume con el lastre de ser el territorio con mayor pérdida de habitantes

Parque eólico en la Alta Sanabria situada al noroeste de la provincia de Zamora.

Parque eólico en la Alta Sanabria situada al noroeste de la provincia de Zamora.

Diego G. Tabaco

Hablar de economía en la comunidad autónoma más extensa de España es, necesariamente, hablar de comunicaciones. La vertebración entre ciudades y provincias, olvidada por administraciones de toda competencia y color político durante muchos años, es fundamental ahora para que la región pueda entrar con garantías en la economía que trae el nuevo siglo. Por carretera o por ferrocarril, Castilla y León mira, principalmente, a la administración central, de la que dependen buena parte de las obras que se tienen que llevar a cabo. Conectar la comunidad de este a oeste y de norte a sur es, sin duda, uno de los grandes retos de futuro de Castilla y León. 

Por partes, conviene empezar por las carreteras. Casi 100 kilómetros de nuevas autovías han entrado en servicio desde que la ‘administración Sánchez’ asumió las riendas del Gobierno en junio de 2018. En este lustro diez tramos viarios se han abierto al tráfico, a los que se unirá en breve otro, si bien las grandes vías, como los ejes del Duero, León-Valladolid o las conexiones con Orense o Cantabria, siguen pendientes. 

El nuevo Gobierno recibirá como herencia obras en 44 kilómetros en dos zonas de la Autovía del Duero (A-11) en Valladolid, que ya deberían estar terminadas, a las que se unirá otro tramo de la A-73 en Burgos que se acaba de adjudicar en 108 millones y uno más en esta provincia, con un presupuesto de 18 millones, para conectar la N-122 y la A-11.

Además, el próximo gabinete tendrá sobre la mesa los procedimientos de actualización de proyectos que se han ido acometiendo en los últimos meses tras pasar incluso una década guardados en el cajón. Estos trámites, junto con las declaraciones de impacto ambiental y las expropiaciones de los terrenos afectados, son necesarios para poder licitar los proyectos de construcción y las propias obras. 

En la lista de trabajos pendientes de las grandes autovías figuran los tramos de la A-11 entre Zamora y Portugal, entre Quintanilla de Arriba (Valladolid) y Aranda, así como en la provincia soriana, junto al tronco central de la A-60 entre León y Valladolid, gran parte de la A-73 de Burgos a Palencia, la A-76 (Ponferrada-Orense) o la ampliación de la capacidad de la A-62 (Autovía de Castilla) entre Venta de Baños (Palencia) y Tordesillas (Valladolid) o la A-12 (Autovía del Camino de Santiago) entre Burgos y La Rioja.

Asimismo, el Gobierno cuenta con unos 43 kilómetros nuevos de autovías casi listos para licitarse en Castilla y León, con una inversión de unos 385 millones de euros, una cifra que podría incrementarse una vez se presenten los pliegos de los concursos ante el encarecimiento de las materias primas. Uno afecta a la Autovía del Duero entre Burgos y Soria, otro a la A-76 (Ponferrada-Orense) y el tercero a la Autovía de Navarra (A-15) en tierras sorianas, para ampliar las conexiones por vías de alta capacidad entre la Comunidad y el noreste del país.

Fábrica de quesos en Zamora.

Fábrica de quesos en Zamora. / /

Mención especial también merece el Corredor Atlántico, ya demasiado retrasado con respecto al Mediterráneo y cuyas obras "amenazan" con dejar fuera a muchas provincias de Castilla y León, entre ellas varias del oeste. En este sentido, la comunidad buscará una posición de comunidad para defender "con fuerza" ante el Gobierno central que el Corredor Atlántico incluya a todas las provincias en sus inversiones, ya que ve "carencias" y un retraso en su puesta en marcha en comparación con la zona este del país.

"Se ha exigido siempre y se exigirá en el futuro". Esta es la posición de la Junta para que ninguna provincia se quede fuera de esta infraestructura de transporte, logística e intermodal, tras la crítica de algunas de ellas como Burgos, Soria o Zamora.

Con todo, el sentimiento en Castilla y León es actualmente de decepción. "Pocas cosas nuevas, mucha falta de inversiones en infraestructuras que venimos reclamando históricamente desde la Junta de Castilla y León y han venido a decir que el Corredor llegará a las nueve provincias pero la realidad es que no lo hemos visto así reflejado", valoran fuentes de la Junta.

El caso de la ruta de la plata

Cuando se habla de ferrocarril, es imposible no referirse en esta tierra a la Ruta de la Plata. La línea, que tradicionalmente ha unido Asturias con Andalucía vertebrando de norte a sur las provincias de León, Zamora y Salamanca, se encuentra en una situación complicada. Su reapertura será útil, en eso están de acuerdo todas las partes, pero la "escasa demanda" pronosticada lastra el último y necesario paso hacia su puesta en marcha.

Las últimas novedades llegaron hace sólo unos días. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha licitado por casi un millón de euros el contrato de servicios para la redacción del estudio de viabilidad de la conexión ferroviaria Plasencia-León, que busca reactivar el corredor ferroviario de la Ruta de la Plata, así como evaluar la viabilidad técnica y socioeconómica de la conexión Plasencia-León. En dicho estudio "se analizarán un número suficiente de alternativas de trazado que posteriormente serán comparadas bajo consideraciones técnicas, económicas, medioambientales y de explotación, dando como resultado de dicha comparativa una alternativa seleccionada u óptima". Consideraciones que chocan frontalmente con la realidad. La vía se está levantando en varias zonas del trazado. En Salamanca prácticamente no existe y muchos de sus puntos son aprovechados ya como "paseos verdes" por los habitantes de la zona. Compatibilizar esto con un nuevo tren se antoja complicado, cuanto menos.

Nicho de la transición verde

Pero el futuro de Castilla y León es más que comunicaciones, aunque todos en esta tierra miren en esa dirección. Con un terreno ya difícilmente aprovechable para otras cuestiones, la instalación de energías renovables se ha convertido en los últimos tiempos en oportunidad de desarrollo y de generación de riqueza para la comunidad autónoma. Como muestra, un botón. Iberdrola ha finalizado la construcción en Castilla y León de la primera planta fotovoltaica híbrida eólica y solar de España y ya está inmersa en los trabajos del proceso de puesta en marcha. La compañía quiere así "reforzar su liderazgo innovador y renovable en la región con el desarrollo en Burgos de esta tecnología que permite optimizar el uso de la red y minimizar el impacto ambiental de los proyectos en los lugares donde están ubicados".

En este sentido, los números son tajantes. Castilla y León prevé un incremento en la instalación de la potencia de energías renovables de en torno a los 3.000 megavatios para los próximos tres años, 2.000 de ellos de fotovoltaica, hasta alcanzar los 3.000; y otros mil megavatios de instalación de potencia eólica, con los que se llegaría a los 7.300 de potencia instalada. El objetivo de instalación de energía eólica, acorde con las estrategias en materia de renovables europea y de España, es de 10.000 nuevos megavatios en el año 2030.

Castilla y León es a día de hoy la comunidad líder en España tanto en potencia instalada en energías renovables, eólica e hidráulica, como en la cantidad de energía limpia vertida a la red eléctrica española. El mix energético de la comunidad permitió que en 2022 el 89,7% del total de la generación eléctrica fuera de origen verde, frente al 42,2% del conjunto del país, en este caso, un 4,5% inferior al año 2021.

Esta contribución de Castilla y León en generación limpia permite que España pueda acercarse al compromiso europeo en materia de renovables. En Europa, solamente Noruega obtiene un porcentaje mayor de producción eléctrica que Castilla y León; en concreto, el país escandinavo alcanzó en 2022 una cuota del 98% de producción con fuentes renovables. La comunidad supera ya, con este 90% de producción de energía limpia, el objetivo del nuevo borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de alcanzar el 81% de generación eléctrica verde en 2030 en todo el territorio nacional.

Según los últimos datos correspondientes a 2022, la comunidad cuenta con casi la quinta parte -el 18%- de toda la potencia instalada renovable en España, siendo líder en la potencia hidráulica con el 25,7 por ciento y también en eólica, con el 22,4 de toda la potencia española para aprovechar el viento. En el caso de la solar fotovoltaica, la región cuenta con el 7,17% de la potencia instalada del país, a lo que hay que sumar el 9,24 por ciento de otras renovables, entre las que se encuentran el biogás, biomasa, aprovechamientos hidráulicos y geotermia. Además, el oeste de la comunidad, el de mayor problema demográfico y de desarrollo, será punto neurálgico del corredor de hidrógeno verde denominado H2Med que discurre desde Portugal hasta Zamora para allí abrirse hacia el Norte y hacia el este, según las intenciones expresadas desde la Comisión Europea. La gran estructura contará, previsiblemente, con el respaldo de los fondos comunitarios para abordar una inversión que, sólo en la conexión transfronteriza, supera los 157 millones de euros.

Turistas se fotografían con la Catedral de Zamora de fondo junto a las torres del castillo.

Turistas se fotografían con la Catedral de Zamora de fondo junto a las torres del castillo. / /

Escenario de incertidumbre

Si comunicaciones, renovables, tecnología, en suma, marcan el devenir de la región, los pilares actuales siguen anclados en una potente industria agroalimentaria y en el turismo.

Pese a las dificultades expresadas tantas veces desde el lado de la producción, el sector agroalimentario de la región es el quinto más importante de España; representa el 7,4% del Valor Añadido Bruto (VAB) del país y el doble en Castilla y León. Otro tanto puede decirse del turismo, creciendo hasta igualar ya las cifras prepandémicas. Los espacios naturales y el rico patrimonio que la convierten en la región con más distinciones por parte de la Unesco. Dos factores: naturaleza y arte que la sitúan a la cabeza del turismo interior y el cuarto destino más visitado de toda España. Cerca del 5% de los turistas que acuden al país, lo hacen a alguna de las nueve provincias de Castilla y León. Sólo en el mes de julio fueron más de medio millón de personas, superando las visitas de 2019, el último año récord antes de la pandemia.

Esos datos optimistas no ocultan, sin embargo, el momento convulso que vive la economía regional. Lo constata el Servicio de Estudios Económicos del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora, que percibe "un crecimiento débil y una inflación elevada que están provocando una desaceleración económica con alta incertidumbre", a lo que su director, Juan Carlos De Margarida, añadió que "la recuperación será lenta y muy pausada en el tiempo".

En cuanto al mercado de trabajo, los economistas reseñan que "comienza a dar síntomas de desaceleración" a lo que se le debe sumar "un territorio que sufre un estancamiento de la población junto a un alto envejecimiento que, sin duda, se agravará en un futuro salvo que se produzcan incrementos sustanciales por parte de población extranjera". Los problemas en la población repercuten directamente "en sus cuentas públicas, aumentando partidas presupuestarias como el coste sanitario o los cuidados asistenciales, lo que puede provocar un incremento exponencial de la deuda si no crecen a la par los ingresos".

Y es que la despoblación es, sin duda, el principal problema de la comunidad autónoma más extensa de España. Un problema que hunde sus raíces en la propia sociedad regional pero que afecta directamente a la economía, muy dependiente de las administraciones públicas (pensiones) y obligada a reforzar las partidas que se destinan a servicios sociales o sanidad con inversiones que deben ir por encima de la media. Consiguiendo frenar esa sangría demográfica, Castilla y León tendría mucho terreno ganado para enfocar su futuro con mayores garantías.