AGRICULTURA

Cultivos de olivos y almendros en Palencia: de impensable a realidad por el cambio climático

Itagra, con financiación de la Diputación, experimenta en la provincia con distintas variedades para su uso como cultivo para los agricultores

"Tratamos de buscar la variedad que se adapte a estas zonas; la más tardía es por ahora la que mejor lo hace", aseguran los técnicos

“El olivo ya hemos comprobado que no se muere, lo que buscamos ahora es que llegue a fructificar", señalan

Alumnos de un curso de poda en la finca de Palencia donde Itagra planta olivos, almendros y avellanos de modo experimental.

Alumnos de un curso de poda en la finca de Palencia donde Itagra planta olivos, almendros y avellanos de modo experimental. / ALBA VIGARAY

Grijota (Palencia)

 En Palencia, tierra de campos, no es del todo infrecuente encontrar olivos en los márgenes de los caminos o los arroyos pese a ser un árbol típico de climas cálidos y secos. Menos raro es ver almendros o avellanos. Pero, en un momento dado, ¿podría haber plantaciones masivas como en Andalucía y Castilla y La Mancha? En Itagra, centro tecnológico y alimentario, trabajan para resolver el dilema, espoleados por el cambio climático, que abre la puerta a una posibilidad que antes era impensable en estas latitudes más frías y que sería una alternativa al cereal, un cultivo propio de la zona pero cuya rentabilidad ha descendido drásticamente en los últimos tiempos por el aumento de precio de los fertilizantes, el gasóleo...

En un enorme terreno de la Diputación de Palencia, a las afueras de Grijota, los técnicos de Itagra llevan cuatro años experimentando con distintas variedades de almendro. “Tratamos de buscar la variedad que mejor se adapte a esa zona”, explica Jesús Laso, técnico de Itagra, entre hileras de almendros en intensivo donde se está llevando a cabo un curso de poda, al que acuden unas 30 personas. En total, en esta enorme finca hay nueve hectáreas de almendro en intensivo, 0,9 en superintensivo, dos hectáreas de avellano y dos líneas de olivo, unos 66 arbustos que se plantaron hace un año.

“El olivo ya hemos comprobado que se ha adaptado, no se muere, lo que buscamos ahora es que llegue a fructificar, que tenga una floración tardía para que pueda llegar a buen puerto”, señala el técnico de Itagra, que lamenta que la sequía de 2022 y las altas temperaturas que se han vivido hayan hecho poco fiables los primeros resultados que se esperaban para este año de esta plantación experimental.

“Aquí el gran hándicap que hay es que te caiga una helada tardía; de hecho, las últimas variedades que florecen son las que más se van a adaptar. El almendro sí que funciona, lo que pasa es que al tratarse de una zona cerealista hace falta conocer el cultivo, aprenderle y luego mecanizarle”, aprecia Laso sobre los tipos de almendros más susceptibles de dar resultados positivos.

Jesús Laso, técnico de Itagra, posa en la plantación de olivos, almendros y avellanos en Grijota (Palencia)

Jesús Laso, técnico de Itagra, posa en la plantación de olivos, almendros y avellanos en Grijota (Palencia) / ALBA VIGARAY

De hecho, aparte de encontrar las variedades que mejor se adapten a esta altura -Tierra de Campos está a 750 metros de altura sobre el nivel del mar- lo que tratan con este proyecto, que cuenta con la financiación de la Diputación, es buscar el patrón que facilite su recolección. “Tenemos un patrón GF, que hace que el árbol crezca más deprisa y un patrón enanizante, que lo que consigue es hacer un seto, que se va a barear igual que un olivo. Crece más despacio y más bajito para poder luego pasar la maquinaria entre líneas. Crecerá hasta los dos metros y medio”, apunta Laso mientras se hunden nuestros pies sobre la húmeda tierra. “Todo está preparado con riego, se empezó con manual y ahora se ha puesto una instalación de riego automatizado, con placas solares y que tiene cierta irrigación”, detalla.

Sobre los resultados obtenidos, los técnicos aseguran que “no son representativos porque casi no ha llovido y solo hemos podido tener datos de una variedad, de la más tardía. Se nos helaron como 3,5 variedades y luego la otra ha sufrido estrés por altas temperaturas”. La que por ahora tiene más arraigo y de hecho se ha recogido almendra es de la variedad penta, la más tardía, aunque se han plantado macaco, abijor, isabelona y soleta.

El tratar de buscar alternativas tiene que ver también con que las administraciones potencian cada vez más que los terrenos acojan distintos cultivos y no gasten tanto agua. “Es una mezcla de todo; el agricultor va buscando rentabilidad y alternativas y quiere poner los huevos en distintas cestas”, asegura Laso, que añade que hasta ahora era más difícil introducir este tipo de cultivos también porque la mecanización para “herbáceos no es lo mismo que para un cultivo de arbóreo”. “El proceso es más lento”, apostilla.

Que haya plantaciones de almendros dentro de pocos años en esta zona de Palencia, a 750 metros de altura, es casi un hecho, ya que a pocos kilómetros, en Valladolid, ya hay explotaciones de este tipo. “Estos terrenos son más fríos que en Valladolid, y las heladas tardías hacen más daño”, alerta aun así el técnico de Itagra sobre el principal problema que tienen, con este clima tan imprevisible. “Es que en todo el año hemos tenido tres o cuatro días de helada, cuando debería haber habido 15 o 20”.

Uno de los 66 olivos que se han plantado en esta finca de Grijota. 

Uno de los 66 olivos que se han plantado en esta finca de Grijota.  / ALBA VIGARAY

“El hándicap mayor que tienen estos cultivos son efectivamente las heladas”, ratifica Javier Alejandre, técnico de Seguros Agrarios de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que recuerda que hubo una época, “en la Edad Media, en que había olivos en Galicia. El tiempo nos dirá si estos cultivos pueden entrar en este tipo de latitudes y altitudes”.

Según un estudio de la Agencia Española de Meteorología publicado en septiembre del año pasado, la temperatura media del trimestre compuesto por junio, julio y agosto de 2022 fue de 24ºC, es decir, 2,2ºC superior al promedio normal. “Obviamente el cambio climático está aquí, pero que suba la temperatura media no significa que no pueda haber heladas a destiempo que puedan provocar que se lleve la floración por delante”, aprecia Alejandre, confirmando que se buscan nuevas derivadas de cultivos por el cambio climático y porque la rentabilidad del cereal ha bajado. “Por eso se están disparando las plantaciones de almendros en Castilla La Mancha”, añade.

Imagen de la explotación de la Diputación gestionada por Itagra en Grijota. 

Imagen de la explotación de la Diputación gestionada por Itagra en Grijota.  / ALBA VIGARAY

De hecho, asegura, en el sector vinícola el aumento de la temperatura ha hecho que baje la acidez del vino en muchas zonas, lo que está haciendo que “grandes bodegas se estén planteando buscar hacer plantaciones de más altitud para equilibrar sus caldos”.

En Itagra se plantean esta experimentación a largo plazo ya que de aquí pueden salir los cultivos del futuro. De hecho, los resultados se publicarán para que todo el mundo tenga acceso a ellos. “Igual que hemos hecho con el almendro y el olivo, nos planteamos meter algunas especies que se han abandonado y que sabemos que son de la zona, como el acerolo, higueras o majuelos”, concluye Raquel Herrero, también técnico de Itagra, un centro de los pioneros en Castilla y León que también colabora en varios proyectos europeos.