Miedo e incertidumbre en las granjas de Castilla-La Mancha por la viruela ovina: "Para algunas puede ser el final" 

Dice que prefiere no dar su nombre, que hay mucho temor en el sector. No quieren quedar estigmatizados ni que haya malentendidos y el cliente final deje de beber leche o de comer carne de ganado manchego. Por un simple motivo, aclara: el brote de viruela ovina que ha sido detectada en varios focos de explotaciones de Cuenca y parece haber pasado ya a Ciudad Real, no afecta para nada al ser humano al no ser una enfermedad zoonótica. Aun así, la precaución es total. Hay que cercar el brote antes de que se descontrole. 

“El miedo es tremendo, hay mucha incertidumbre, intentas hacer las cosas de la mejor manera posible. Me recuerda mucho a lo que vivimos con el Covid”, comenta una ganadera alcarreña que, como en el resto de 600 granjas de la comunidad, se vive con el corazón en un puño después de que el Gobierno de Castilla La Mancha haya decretado la cuarentena en todas las provincias excepto en Guadalajara. La medida afecta a unos 3,5 millones de ovejas y cabras y busca evitar que siga avanzando una enfermedad inusual en Europa, pero que ya ha obligado a sacrificar a casi 40.000 animales. 

El ganado puede seguir ordeñándose, algo vital para mantener una industria clave en la comunidad -la fabricación del queso manchego- y los animales, principalmente corderos lechales, solo pueden ser trasladados a matadero. No puede haber intercambio de ganado, ni movimiento puntuales entre explotaciones. “En algunos sitios están montando duchas para limpiar las ruedas de los camiones. Son 3.000 euros más que tenemos que asumir los que queramos, pero no sabemos si servirá de algo o no, porque igual dentro de un mes la viruela te llega y tienes que sacrificar a toda la explotación”, lamenta esta ganadera, que tiene cientos de cabezas de ganado ovino. 

Tras los seis focos detectados en Villaescusa de Haro y los cuatro de Tébar y La Alberca de Záncara, todos ellos en Cuenca, se está pendiente del análisis realizado al ganado de una explotación en Alcázar de San Juan a donde podría haber llegado el brote. Si es finalmente positivo, se establecerán círculos de seguridad de 10, 15, 20 kilómetros y continuarán los análisis. Con solo haber un caso, la ley obliga a sacrificar toda la explotación, según explican desde la Consejería de Medio Ambiente de Castilla La Mancha, que está trabajando codo con codo con los ganaderos al tratarse de un sector “prioritario”. 

“Para nosotros el ganado ovino es fundamental”, precisan en la Consejería a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. La leche de la raza de oveja manchega es de muy alta calidad, y ahora, de hecho, roza los dos euros el litro, un récord, y luego obviamente, está el queso manchego con denominación de origen, la joya de la corona. Los productores de queso ya han anunciado que se verán obligados a reducir ligeramente la producción por ahora después de que la mitad de las reses sacrificadas sean de raza manchega.  

El Gobierno de la Comunidad ya ha ayudado a los ganaderos afectados por la viruela ovina con cuatro millones de euros después de que se descubriera el brote a finales del año. En una comparecencia de prensa esta semana, la directora general de Agricultura y Ganadería, Cruz Ponce, aseguró que se están estudiando aun así otras medidas económicas, para que “no se pierda ni una sola explotación”. 

Desde el sindicato UPA se muestran “preocupados” por la situación “excepcional” que se está viviendo, pero llaman a la calma. Según Julio Corrochano, responsable de Ganadería del sindicato en Castilla La Mancha, el foco principal de atención está puesto en los “cebaderos”, que es donde puede haber mayor transmisión porque es donde van los corderos cuando nacen y se destetan, y ahí “hay mayor movimiento entre explotaciones”. Por eso una de las recomendaciones es que los traslados sean los menos posibles.

"Ojalá se quede todo en una pesadilla, pero para esta cosecha", dice usando una metáfora, "nos ha tocado tormenta y pedrisco". "Esperemos ir levantando poco a poco esas restricciones", añade sobre un brote que se inició en España en una explotación de Granada a la que habría llegado ganado infectado del norte de África.

El miedo entretanto acecha a los empresarios del campo, que ven cómo su modo de vida se puede ir a la ruina. “Los seguros dan 80 euros por animal, pero el trabajo que lleva criarlo, ir seleccionando genéticamente a los animales, eso no tiene precio”, subraya la ganadera alcarreña. “Para una explotación grande es un problema gordo, pero para una pequeña puede ser su final, a ver cómo remonta eso".