TRANSICIÓN ECOLÓGICA

Las riquezas más codiciadas en el mundo duermen en España

Las tierras raras se han convertido en un grupo de materias primas críticas para la transición ecológica

Fragmento de minerales que contienen tierras raras descubiertas en Canarias.  Fotografías tomadas para NAMES en la ULL.

Fragmento de minerales que contienen tierras raras descubiertas en Canarias. Fotografías tomadas para NAMES en la ULL. / Fotografías tomadas para NAMES en la ULL

En un lugar de la Mancha, cuya batalla entre un hidalgo contra unos molinos de viento es conocida en el mundo entero, descansa uno de los mayores tesoros minerales de España. En el Campo de Montiel, en la provincia de Ciudad Real, se encuentra un yacimiento de 30.000 toneladas de tierras raras. La empresa Quantum Minería descubrió este hallazgo geológico en 2015 y comenzó los preparativos para abrir una explotación. Sin embargo, el fuerte rechazo de los vecinos a la futura mina y el bloqueo de la Junta castellano-manchega por no superar los criterios ambientales han dejado la iniciativa paralizada.

Las diferentes batallas en los tribunales han tumbado reiteradas veces el proyecto, por lo que la perspectiva de una mina en las tierras que Cervantes relató en su obra magna es ahora más un sueño propio del Caballero de la Triste Figura que una posible realidad.

Esta disputa legal es un ejemplo más que jalona el debate sobre la posible extracción de tierras raras en España y la búsqueda del equilibrio económico, ambiental y estratégico de la explotación de estos recursos. El último conflicto saltó a raíz de las reivindicaciones marroquíes sobre aguas canarias, que incluyen el llamado monte Tropic, bajo el que se cree que hay importantes reservas de telurio y otros metales.

¿Por qué son tan codiciadas estas sustancias? Las tierras raras son un conjunto de 17 elementos químicos cuyas propiedades magnéticas y ópticas las hacen muy valiosas en el desarrollo de una gran cantidad de productos. Según explica Ricardo Prego, investigador del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC y autor del libro Las tierras raras (Catarata, 2019), su descubrimiento se inició a finales del siglo XVIII con el hallazgo del itrio en Suecia y se completó en Estados Unidos con la revelación del prometio en el marco del Proyecto Manhattan que desarrolló la bomba atómica.

“Están en nuestro día a día: ordenadores, pantallas, fibra óptica, hornos, cámaras, vehículos, drones, frigoríficos y congeladores, raquetas, bicicletas, luces, aplicaciones médicas... Cada habitante del planeta consume anualmente en torno a 17 gramos de tierras raras”, explica el científico. España importa 550 kilogramos de estos elementos cada año para uso cerámico y de vidrio, fundamentalmente.

Elemento geoestratégico

Su uso no solo se limita a la industria civil: en el ámbito militar o de la generación de energía (incluida la nuclear) son contempladas como recursos críticos: “Un caza F-35 contiene 400 kilogramos de tierras raras y un submarino nuclear, 4 toneladas. Son consideradas elementos estratégicos, pues la potencia militar actual se apoya fundamentalmente en su tecnología”, apunta Prego.

La importancia que tienen las tierras raras llevó a incluirlas en el Plan de Acción sobre materias primas fundamentales de la Comisión Europeade 2020 debido a la dependencia que tiene Europa de China, que acapara casi toda la producción mundial. El país asiático posee casi la mitad de las reservas mundiales y produce más del 80 % del suministro total de tierras raras, según un artículo de la Universidad Nacional de la Plata. El siguiente competidor importante es Australia, que sustrae un 15 % de la producción global.

La extracción mundial ha variado a lo largo del tiempo. Durante la primera mitad del siglo XX, el suministro provenía de reservas de arena de placer en Brasil y la India. A partir de los 50 y los 60, la producción se desplaza a Sudáfrica y Estados Unidos, al descubrir sendos yacimientos de tierras raras en las minas de Steenkampskraal y Mountain Pass, respectivamente. Durante los 80, la potencia norteamericana se convierte en el productor mundial de tierras raras tras el cierre de la cuenca sudafricana. Sin embargo, con el agotamiento de la mina en Estados Unidos, el testigo pasó a Asia.

La fuerte dependencia militar, tecnológica y energética que tienen las sociedades modernas de minerales críticos como las tierras raras ha llevado a que la Comisión Europea, en el marco de su plan de acción, trabaje con los Estados miembros para “identificar proyectos de minería y transformación en la UE que podrían estar operativos en 2025”. Otra vertiente que plantea la estrategia propuesta por Bruselas es registrar las materias primas provenientes de fuentes secundarias (residuos y vertederos). Según un informe del Instituto para un Futuro Sostenible de la Universidad Tecnológica de Sídney, se recicla menos del 1 % de las tierras raras empleadas en la industria. Según la Comisión Europea, una mejora en los procesos de reutilización de estos elementos disminuiría la dependencia exterior de los miembros de la UE, incluido España.

Coste ambiental ‘vs’ transición ecológica

Entre los usos industriales que poseen las tierras raras, destacan por ser recursos necesarios en el desarrollo de tecnologías verdes, debido a sus propiedades magnéticas. Por ejemplo, el neodimio y el disprosio son dos elementos raros utilizados tanto en la fabricación de aerogeneradores como en los motores eléctricos de los coches. Según el informe del Instituto para un Futuro Sostenible, por cada millón de vehículos eléctricos, hacen falta 695 toneladas de neodimio y 83 toneladas de disprosio.

Si son un elemento estratégico para la transición ecológica y la industria, ¿hay suficientes reservas de estas materias “raras”? “En la corteza superior terrestre son más abundantes que el mercurio, el oro o la plata. Se denominaron así en un principio por ser muy poco frecuentes los minerales que las contienen y encontrarse fundamentalmente en Suecia”, explica Priego.

Desde Greenpeace añaden una segunda lectura a la “escasez” de estos elementos: “El proceso de extracción y de refinado es muy complejo y sujeto a un montón de tecnologías que no tenemos”, señala Francisco del Pozo, coordinador de la campaña de combustibles fósiles de la organización ecologista, quien incide en la dependencia española de otros actores: “Aunque se extrajesen en España, habría que llevarlos a China, donde están casi todas las refinerías de materiales raros; conque tampoco seríamos independientes de terceros países para fomentar nuestra propia tecnología renovable”.

Un grave problema que tienen las tierras raras es el alto impacto ecológico que plantea su extracción. Estos elementos nunca se encuentran de forma pura, sino que, como apuntaba Priego, están dispersos por la corteza terrestre. Según National Geographic, las tierras raras suelen formar parte de distintos tipos de minerales y en proporciones mínimas: de media unos 100 gramos por tonelada. Por esta razón, yacimientos como el de Campo de Montiel son tan valiosos y generan tanta controversia debido al impacto ambiental que tienen en el ecosistema local.

“En Greenpeace tenemos una posición cauta: hay que hacer balance entre las necesidades de ciertos minerales para la transición ecológica y, por otro lado, los daños contra el ecosistema que puede ocasionar esa minería”, señala Del Pozo. Ricardo Priego plantea, además, el dilema que supone “trasladar” la contaminación no emitida en las ciudades a las zonas mineras: “Es fundamental considerar el ciclo completo extracción-aplicación de los elementos de las tierras raras”. El investigador del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC apunta que la contaminación que produce la cadena de valor genera escepticismo en el uso de las tecnologías verdes y suscita “dudas sobre el objetivo de una transición energética y digital”.

La extracción de tierras raras sucede junto con otros materiales que pueden ser muy perjudiciales para el medioambiente. Es común que estos elementos estén adyacentes a actínidos como el torio o el uranio, altamente radiactivos. En 2005, Xu Guangxian, quien es considerado el padre de las tierras raras en China, alertó de la grave contaminación radioactiva y química en la zona de Baotou, próxima al río Amarillo, donde se encuentra la principal mina de estos materiales en Asia.

¿Dónde hay tierras raras en España?

En 2017, la Unión Europea concluyó un proyecto de investigaciónsobre la presencia de tierras raras en Europa. Determinó la existencia de 76 depósitos y yacimientos, incluidas zonas de Turquía y Groenlandia. Según la nomenclatura académica, un yacimiento es un lugar viablemente explotable y un depósito es un lugar que podría llegar a serlo. “En España sería aconsejable, cara a los elementos de las tierras raras, completar el conocimiento sobre su presencia en minerales, promocionar la investigación científica y técnica de nuevas propiedades, promover el registro de patentes y la explotación de las aplicaciones de alta tecnología”, opina Ricardo Priego.

Según la investigación de la Unión Europea, en España hay identificadas al menos cuatro áreas con presencia de tierras raras: Campo de Montiel (Ciudad Real), la sierra de Galiñeiro (Pontevedra), la Rambla de las Granatillas (Almería) y el complejo basal de Fuerteventura (Las Palmas). “A esta lista hay que añadir la presencia de proporciones significativas de lantano y cerio en Domo del Tormes (frontera entre Salamanca y Zamora) y tres depósitos submarinos estudiados por el Instituto Geológico Minero de España: el golfo de Cádiz, el banco de Galicia y el monte submarino Tropic en Canarias”, señala Priego.

Un gráfico con las tierras raras de España

Un gráfico con las tierras raras de España / Julio de Manuel Écija

El monte Tropic pertenece a una cadena de montañas submarinas conocida como las Abuelas de las Canarias, ubicadas al sudoeste del archipiélago atlántico. Si bien gran parte del conjunto de las Abuelas están dentro de las aguas territoriales de España, el monte Tropic se encuentra a 269 millas náuticas de El Hierro (unos 500 kilómetros), fuera del límite de aguas territoriales de 200 millas que tiene el país (370 kilómetros). España solicitó en 2014 a las Naciones Unidas ampliar su zona económica hasta las 350 millas (650 kilómetros), sin embargo, la ONU todavía tiene la petición bajo estudio.

En paralelo, Marruecos aprobó en 2020 la ampliación de su zona económica marítima a partir de la línea de costa del Sáhara Occidental. El resultado es que ambas proyecciones de territorio marino se solapan en el monte Tropic, con la consecuente tensión diplomática entre España y Marruecos. Quien tiene la autoridad internacional para delimitar las zonas marítimas es la ONU. Las Naciones Unidas es la encargada, además, de dirimir los conflictos fronterizos entre países. La ampliación marroquí no es legal a nivel internacional por haberse realizado de manera unilateral y sobre un territorio que no es reconocido internacionalmente como suyo: el Sáhara Occidental. No obstante, esto no ha evitado el aumento de la tensión en la zona.

Este pasado martes, el Consejo de Ministros aprobó la hoja de ruta para la gestión sostenible de las materias primas minerales, que refuerza la autonomía estratégica del país y la seguridad de abastecimiento de suministros clave para la transición energética y el desarrollo digital. Para un sistema emergético renovable y una economía electrificada y digital, se estima un aumento excepcional en la demanda de ciertos minerales hasta 2040; por ejemplo, en el caso del litio, se multiplicará por más de 40 y para el caso del grafito, el cobalto o el níquel, en torno a 20 o 25, según expone el Ejecutivo.