Copa del Rey

La afición del Athletic sueña "a lo bajini" con la gabarra: "Hay miedo a hablar por si trae mala suerte"

Diana López ya vivió las celebraciones del 83 y del 84 cuando tenía 16 años y ahora está deseando que su hijo, Ekaitz, pueda vivir lo mismo a los 17

Tras encadenar seis finales de Copa perdidas, en Bilbao todo el mundo piensa en la próxima ante el Mallorca y en una posible gabarra, pero nadie habla de ello

Diana rememora la celebración de la gabarra ante la mirada de su hijo Ekaitz.

Diana rememora la celebración de la gabarra ante la mirada de su hijo Ekaitz. / R.G.

Paseando estos días por las calles de Bilbao, uno se da cuenta de que se respira un aire diferente. En cada terraza, parque o rincón de la ciudad se siente una atmósfera cargada de una ilusión latente, que no se deja ver a simple vista. Muy pocos se atreven a hablar de lo que puede estar cerca de acontecer en una villa de sangre rojiblanca.

Los balcones adornados con las banderas del Athletic Club son sólo una de las muchas huellas de la religión que profesa la gran mayoría de sus habitantes. Paradas de metro, bares, restaurantes, comercios, fachadas y hasta el mismo museo Guggenheim se ha engalanado para apoyar a los de Ernesto Valverde en una final de Copa del Rey ante el R.C.D. Mallorca que nadie quiere gafar. El ambiente expectante que se siente en ‘el botxo’ también se percibe en el resto de Bizkaia, donde sus habitantes sueñan, 40 años después, con volver a ver la gabarra surcar la ría.

Una estación de metro de Bilbao se engalana para la final de copa y se convierte en un ráplica de San Mamés.

Una estación de metro de Bilbao se engalana para la final de copa y se convierte en un ráplica de San Mamés. / EFE

Ejemplo de ello son Diana López y su hijo Ekaitz Ogando, dos ‘athleticzales’ vecinos de Sopela que acceden a hablar con este diario a pesar de su miedo al mal fario. “La gente tiene mucha emoción por la final, pero no quiere hablar por si trae mala suerte. Desde los niños más pequeños, pasando por los jóvenes, hasta la gente de mi edad y más mayores, estamos deseando que se gane. Se nota y se palpa esa ilusión”, asegura esta bilbaína miembro de la Peña Deusto del Athletic.  

A sus 56 años, Diana tiene tantas ganas de volver a ver una fiesta como la que tuvo lugar los en 1983 y 1984, cuando la plantilla del Athletic surcó la ría de Bilbao a bordo de la gabarra, como de que su hijo pueda vivir ahora por primera vez esa experiencia. Si todo sale tal y como quieren madre e hijo, Ekaitz vivirá, a sus 17 años, la celebración del Athletic sobre las aguas del Nervión casi con la misma edad a la que lo hizo su madre.

“Creo que este año ya toca ganar, pero lo digo con la boca pequeña, 'a lo bajini’

Diana López

— miembro de la Peña Deusto del Athletic

Pero antes, recuerda Diana, hay que jugar un duro enfrentamiento ante un Mallorca que con Javier Aguirre al frente ha eliminado a un Girona en estado de gracia esta temporada y a la Real Sociedad. Después de encadenar seis finales de Copa perdidas, “creo que este año ya toca ganar, pero lo digo con la boca pequeña, a lo ‘bajini’. El equipo está bien, hemos eliminado al Barcelona, al Atlético de Madrid y estamos cuartos en LaLiga. Llevamos cuatro décadas esperando, así que si no es este año… yo ya no sé cuándo será”, señala la aficionada.

Ex-rey de copas

Esta sequía de títulos ha hecho que los leones se despidan de la condición de equipo con más trofeos coperos en sus vitrinas. El buen hacer del FC Barcelona, liderado por un Leo Messi que maravilló al mundo, arrebató en 2009 al Athletic esa distinción y desde entonces ha aumentado este margen. En la actualidad, el conjunto rojiblanco atesora 24 copas del rey, por las 31 que poseen los culés.

Diana y Ekaitz han apoyado al Athletic en infinidad de viajes con la Peña Deusto.

Diana y Ekaitz han apoyado al Athletic en infinidad de viajes con la Peña Deusto. / Cedida

Con especial dolor recuerda Diana la derrota del Athletic de Marcelo Bielsa, al que Bilbao recuerda con gran cariño, ante el Atlético de Madrid en la final de la Europa League en Bucarest. El conjunto rojiblanco acabó goleado e impotente ante los de Simeone, pero pese al mal resultado, López recuerda una aventura maravillosa: “Fuimos 35 personas de la peña Deusto una semana en autobús litera hasta Rumanía, recorrimos un montón de lugares, fue una pasada”.

Por ello, tras tantas decepciones, la afición rojiblanca está ansiosa por celebrar y el buen año del equipo acrecienta las esperanzas. “Muchos amigos míos, otros años no se habían volcado tanto con el Athletic, pero ahora que parece que todo va bien, están pensando en hacerse abonados, van a viajar a Sevilla y todo va sobre ruedas. Pero bueno, falta la guinda”, asegura Ekaitz con prudencia.

Madre e hijo llevan un sentimiento athleticzale que han mamado desde su niñez. “Mi hermano mayor fue el que me metió el Athletic en las venas. Cuando era pequeña me sentaba con él a escuchar los partidos por la radio y cuando metíamos gol se ponía tan eufórico que me contagió esa afición por estos colores”, cuenta con entusiasmo Diana, que reconoce que ella tiene gran parte de culpa en la pasión de su hijo por el Athletic: “He ido al campo cuando estaba embarazada de Ekaitz y él ha venido conmigo desde muy pequeño”.

“En la ‘Herri Harmaila’ se vive una atmósfera increíble, con el ruido, mis amigos y los cánticos me lo paso genial”

Ekaitz Ogando

— Aficionado del Athletic Club

Desde entonces, Ekaitz y su ama han cumplido cada fin de semana que juega el equipo como local con el acto ceremonial de acudir a San Mamés, templo del fútbol donde han compartido asientos contiguos hasta que el pequeño se ha independizado para apoyar a los jugadores desde la grada de animación. “En la ‘Herri Harmaila’ se vive una atmósfera increíble, con el ruido, mis amigos y los cánticos me lo paso genial”, confiesa el joven.

Diana y Ekaitz, en el estadio del Racing de Santander.

Diana y Ekaitz, en el estadio del Racing de Santander. / Cedida

Locura por las entradas para La Cartuja

Este año, Diana y Ekaitz tienen la suerte de formar parte de los 23.040 socios que podrán disponer de una entrada para la final en La Cartuja el próximo 6 de abril. Casi la mitad de los abonados del Athletic, que tiene en sus filas casi 43.000 socios, no ha tenido la misma fortuna y se tendrán que conformar con ver a su equipo por televisión.

La locura por conseguir una entrada en Bilbao ha sido tal, que algunos han intentado hacerse socios del Mallorca para tener acceso a los tickets y otros, en cambio, han intentado convencer a seguidores bermellones de que les vendan sus pases. Y es que, los poco más de veinte mil socios del conjunto balear han tenido la opción de adquirir sus pases e incluso se han vendido entradas a aficionados mallorquinistas no abonados. Sin embargo, la afición isleña ha vivido una auténtica odisea para organizar sus viajes hasta la capital hispalense y con precios prohibitivos.

Junto con el resto de la Peña Deusto, Ekaitz y Diana viajarán en uno de los muchos autobuses que partirán el viernes por la noche desde Bizkaia hasta Sevilla. Unas trece horas de trayecto de ida y otras tantas de vuelta que las harán a las 6 de la mañana del domingo si gana el Athletic. Si pierde, en cambio, el chófer pondrá el motor en marcha nada más concluya el encuentro para traer de vuelta a una afición devastada.

26 horas de viaje en autobús en poco más de un día puede ser algo agotador, por lo que Diana, al igual que muchos otros seguidores, se ha pedido el lunes libre en el trabajo. No puede decir lo mismo Ekaitz, que tiene pensado faltar al instituto, aunque será algo que tenga que discutir a la vuelta con su madre, que no parece muy convencida.

"Sabemos que hay muchos intereses económicos, pero no es normal jugar en La Cartuja. Tampoco para la gente del Mallorca"

Diana López

Y es que, estos son los inconvenientes de jugar en la otra punta de la península ibérica. “Sabemos que hay muchos intereses económicos, pero no es normal jugar en La Cartuja. Tampoco para la gente del Mallorca. Además, no es un campo de fútbol, es un estadio multiusos, con una pista de atletismo alrededor y en algunas localidades tienen visibilidad reducida”, se lamenta Diana y señala el Santiago Bernabéu como una opción más razonable en cuanto a su capacidad y su situación geográfica.

El sueño de ver una gabarra histórica

Más allá del partido y de la final de Sevilla, mucha gente en Bilbao cruza los dedos para poder vivir un acontecimiento histórico en la ría. Diana, temerosa de tratar este tema antes del partido decisivo del 6 de abril, cruza los dedos índice y corazón de sus manos y toca continuamente la madera de la mesa en un intento por alejar los malos augurios.

El Athletic sacó su primera gabarra en 1983 tras ganar el título de liga y repitió la celebración un año más tarde tras cosechar el doblete de liga y copa.

El Athletic sacó su primera gabarra en 1983 tras ganar el título de liga y repitió la celebración un año más tarde tras cosechar el doblete de liga y copa. / ATHLETIC CLUB MUSEOA

Echando la vista atrás, concretamente al 3 de mayo de 1983 y al 29 de abril de 1984, únicas fechas en las que la gabarra del Athletic surcó las aguas del Nervión, Diana cuenta que vivió la fiesta en un sitio próximo al Ayuntamiento de Bilbao, lugar que, 40 años después, ocupará también si finalmente su Athletic conquista la Copa. “A la final del 84, que se jugó en Madrid, fui cuando tenía 16 años con mi prima y le dijimos a mi ama: ‘nos dejar ir o nos escapamos’”, relata. A la vuelta de Madrid, ya con la copa bajo el brazo, esta aficionada recuerda que vivió la fiesta en ‘el botxo’ con mucha emoción y lágrimas: “Cerraron tiendas, negocios de todo tipo y no había colegio. Yo creo que no trabajó nadie ese día. Fue algo impresionante”.

“Todo lo que Ekiatz siente ahora lo he sentido yo también"

Diana López

Diana entiende perfectamente lo que ahora mismo tiene que estar pensando su hijo, que puede vivir un acontecimiento muy similar al que vivió su madre con casi su misma edad. “Todo lo que Ekiatz siente ahora lo he sentido yo también. Por eso, le aconsejaría que lo disfrute con amigos y que haga lo que se le ocurra, que lo viva y se divierta al máximo. Pero, siempre con cabeza”, remarca y vuelve a advertir de que todavía no hay nada ganado.

Ese mismo miedo al mal augurio también lo ha heredado Ekaitz, que deja claro que en casa no hablan de una posible gabarra rojiblanca, aunque sí reconoce que ha escuchado las historias que le cuenta su ama de aquellos años mágicos en los que Javier Clemente puso en lo más alto a un Athletic de leyenda, que contaba en sus filas con jugadores jóvenes como Patxi y Julio Salinas, Zubizarreta o Luis de la Fuente y otros más experimentados, como Urkiaga, Argote, Dani o Goikoetxea.

Ekaitz, como hizo su madre en su día, se acercará a la ría de Bilbao para ver desfilar a sus ídolos, pero de momento no han decidido el lugar ni el plan que seguirán, porque hasta que no sea una realidad no quieren ni pensarlo. Lo que si tiene claro es que, si finalmente se da, será “una locura, una fiesta total”.

Una familia, más que un equipo

Si para un equipo fuera de los tres grandes, como son Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid, celebrar un título es algo muy especial, para el Athletic Club es algo que incluso que va un poco más allá. Y es que, como Diana y Ekaitz, miles de aficionados athleticzales sienten el equipo un poco suyo. “Son gente normal, como podemos ser nosotros, que juega en el equipo de su ciudad y que lo hace en Primera División”, dice Diana. Ekaitz, por su parte, pone en valor la historia de Unai Gómez y Mikel Jauregizar, dos chavales de Bermeo que hace dos años ocupaban sus asientos en la grada de San Mamés y ahora defienden la camiseta rojiblanca sobre el césped. Por no hablar de la historia de los hermanos Williams, que tienen enamorada a toda la ciudad. La próxima temporada además, en el vestuario se cambiarán los primos Adu Ares y Álvaro Djaló, que llegará procedente del Sporting de Braga tras haber crecido en Basauri y haberse formado en las categorías inferiores de equipos bilbaínos.

Así, entre amigos y familiares y volando ‘bajini’, como reza el lema que ha viralizado Iñaki, el Athletic y su afición se preparan para una final y una posible celebración que pueden ser históricas.