CONTRACRÓNICA RAYO - REAL MADRID

El ritmo 'bukanero' del Rayo electrocuta a Modric y despierta a Joselu

El delantero blanco fue de los pocos que no adormecieron en Vallecas, pues todas las ocasiones pasaron por sus botas e hizo el 0-1, mientras que el croata volvió a la titularidad sin mucha trascendencia

LA CRÓNICA: El Real Madrid se raya en Liga y no pasa del empate en Vallecas

Modric en el partido frente al Rayo Vallecano

Modric en el partido frente al Rayo Vallecano / Sergio Pérez/EFE

Isabel Guillén

Isabel Guillén

En el empate (1-1) frente al Rayo Vallecano, en el que el Real Madrid llegaba con una marcha demoledora era, aparentemente, el día para dar descanso a los titulares tras el partido de Champions ante el Leipzig. Lógico era pensar que nada podía salir mal, porque Carlo Ancelotti había demostrado que esta plantilla es capaz de experimentar una metamorfosis en cada partido. Mediocentros y laterales que se transforman centrales o extremos que se convierten en un '9'. Sin embargo, los cambios esta vez sí que le iban a pasar factura y despertaron los fantasmas del 0-0 en la primera vuelta en el Bernabéu.

No se acordó de aquella fría noche de noviembre Carletto, que decidió rotar en todas las líneas. Era, por tanto, el día de Modric, sobre el que existe la sensación de que vive los últimos encuentros de su gloriosa etapa en el Madrid. También era la oportunidad de Joselu, que, como pareja de baile de 'Vini', ha lanzado ya varios avisos este curso al que es, o era, el primero de la clase en su posición: Rodrygo, que se quedaba en un rincón de pensar en el que corre el riesgo de permanecer.

El primero dejó destellos de calidad, pero erró en varias ocasiones y no aprovechó su oportunidad. El segundo demostró ser un delantero de garantías, avispado para buscar los espacios, de los que hacen falta en partidos cuando los contrarios se cierran, atento en la salida de balón y el único al que el ritmo 'bukanero' no adormeció.

Joselu deja a Rodrygo en 'el rincón de pensar'


Al ariete blanco le bastaron tres minutos para adelantar a su equipo con un gol que ralentizaba el rápido ritmo del Rayo. El delantero volvía a demostrar que ha vencido las reticencias iniciales de su entrenador a golpe trabajo y, lo que es más importante, goles. Así, tras un carrerón de Valverde por banda derecha para ponerla al área, Joselu convertía el magnífico centro en gol sin opciones para Dimitrievski. Lo celebró como Bellingham, por si en el barrio se habían olvidado de quién es el 'pichichi' de LaLiga.

Joselu celebra el primer gol del Real Madrid ante el Rayo

Joselu celebra el primer gol del Real Madrid ante el Rayo / Sergio Pérez/EFE

Los blancos bailaron en los minutos iniciales, las llegadas por la banda derecha eran constantes, superando con facilidad la banda de Espino. Modric y Valverde se asociaban, aunque por poco tiempo, a la perfección con un Lucas Vázquez que suplía a Carvajal.

Del centro de Lucas pudo llegar, precisamente, el 0-2, otra vez cabeceado por el atacante de moda, pero el colegiado anuló el tanto a Joselu porque el balón, cosido a las botas del gallego, había salido por la línea de fondo antes de que centrase. En la segunda parte fue de los pocos que no se echaron la siesta, teniendo la primera ocasión clara tras un pase de Brahim y recuperando balones para intentar la contra con Vinicius.

El ritmo 'bukanero' electrocuta a Lucas Vázquez

El gallego había sido otro de los cambios en el once, para dar descanso a Carvajal. Y, aunque en los primeros minutos las ocasiones llegaron de sus arrancadas, poco después erró en varias contras que pudieron costar aún más caras. Poquísimo del Rayo hasta el minuto 20, hasta que un tiro de Trejo que se marchaba por encima de la portería de Lunin hacía despertar Vallecas, hasta el momento en 'modo siesta'. Entonces, las bufandas empezaron a ondear, la afición a cantar y el conjunto local se metía de lleno en el partido. Ancelotti levantaba la ceja, no le gustaba lo que veía, mientras que el recién incorporado Iñigo Pérez esbozaba una sonrisa.

Raúl de Tomás marca de penalti el 1-1

Raúl de Tomás marca de penalti el 1-1 / Manu Fernandez/AP

No tardó en llegar su recompensa cuando un centro blanco chocaba en la mano de Camavinga. Penalti que Raúl de Tomás se encargaba de transformar en el minuto 26. Sufría el Madrid y sufría, sobre todo, Lucas Vázquez, al que Trejo regateaba en el 30, pero Lunin salvaba los muebles. Parecía una réplica lo que sucedió 10 minutos después, de no ser porque el esférico lo conducía Álvaro García, que solo ante Lunin, la mandaba a las manos del ucraniano. No pudo hacer nada Lucas en esta jugada, pues estaba adelantado en la banda y se enfadó con Modric, que fue el que la perdió ante Valentín y dejó al conjunto rayista con espacio para correr. Se marchó en el 75 con la sensación de que no pudo hacer más. Y así fue, pues peor lo hizo Carvajal, expulsado en el descuento con dos faltas absurdas en dos minutos.

Modric no reluce y Vinicius se desespera

El croata volvía a la titularidad, tras serlo solo en un encuentro de los últimos siete. En Leipzig ni calentó. Después de doce años como titularísimo, ahora desempeña un papel difícil de asumir para un Balón de Oro. Aun así, dosificando sus minutos, saltó al césped de Vallecas dispuesto a demostrar que sigue siendo un jugador diferencial. O, al menos, a intentarlo.

En los primeros compases, se asoció bien en defensa en la ayuda a un Tchouaméni reconvertido en central. Dejó destellos de esa calidad que no perderá ni con 40 años, poniendo centros al pie de sus compañeros y lanzando faltas se topaban con la defensa rayista. En concreto, con la peluca Lejeune, que frenó al croata. En los siguientes minutos, el centrocampista estuvo bastante desaparecido y erró en la salida de balón. Así, la perdía en el 42 ante Óscar Valentín, con quien mantuvo una batalla individual que provocó que Álvaro se quedara solo ante Lunin.

Se habían marchado los jugadores del Rayo enfadados en la primera parte porque el árbitro pito el final en medio de un ataque local. No se les pasó el berrinche en el medio tiempo y saltaron dispuestos a utilizar su cólera para romper las últimas líneas del Madrid. Dicho y hecho, pues Álvaro García se la robó a Tchoaméni y pudo tener el primero de la segunda mitad, cuando el Madrid aún bostezaba.

Vinicius, por su parte, se mostró poco 'peleón' (fue Camaviga quien cogió su testigo y se marchó tras su quinta amarilla). Quizás sea la noche lo que haga resurgir esa cara más amarga del brasileño. Por el contrario, se desesperaba por la izquierda. En cada acción quería tirar del equipo hacia adelante. Modric, con el modo padre encendido, le pedía calma y Vinicius le decía algo así como "no me llega el balón". Si que le llegaba a Brahim tras un pase a modo 'delicatesen' de la vieja escuela del croata, que no pudo culminar el malagueño. Una de cal y otra de arena, pues Luka la volvía a perder un minuto más tarde ante Álvaro. En lo bueno y en lo malo, el '10' del Madrid aparecía. De hecho, fue Kroos el que tuvo el desempate en sus botas en un tiro de falta que llegó después de que los locales derribaran al que ha sido su media naranja durante una década.

Que te ovacionen en todos los campos es algo a la altura de muy pocos. Es una situación que solo viven los mejores jugadores, los que son ejemplares dentro y fuera del campo. Más allá de sus errores, que pudieron costar más caros, Modric dejó destellos del jugador que sigue siendo y se marchó en el 86 con toda la grada de Vallecas en pie.

De hecho, sus fallos no contaron para Carletto, que lo elogió en rueda de prensa: "Ha jugado muy bien, lo ha intentado de todas las maneras. Ha sido el más lúcido con balón, ha intentado buscar pases, su posición en el campo fue buena".

En definitiva, el ritmo 'bukanero' electrocutó al líder, que se marchó del campo del Rayo con un solo punto que abre LaLiga de nuevo, tras dar un golpe sobe la mesa frente al Girona en el Bernabéu. Al Madrid le dio pereza, el Rayo se creció y empezó a encontrar espacios en los dos laterales para atacar. Joselu fue de los pocos que no se echaron la siesta y la plantilla notó los cambios en todas las líneas ante un equipo que se cerró atrás y que colapsó al Madrid gracias al trabajo de Lejeune y Aridane. Y, al fin, titularidad para Modric, decisión esperada para una situación de jugador refresco difícil de asumir, que no pudo impedir el empate. Su carrera en el Madrid empieza a tener demasiados dientes de sierra.