TESTIGO DIRECTO

Delirio de alegría en Madrid por el Mundial de España: "Es un éxito brutal de la visibilidad y la igualdad"

El Wizink Center de la capital, para el que se agotaron 7000 entradas en apenas una hora, fue el escenario de un día mágico para el fútbol femenino español

CRÓNICA: ¡¡¡España es campeona del mundo!!!

ANÁLISIS: España, de lo imposible a lo impensable

Así hemos vivido al final del Mundial entre España e Inglaterra (1-0)

Cientos de aficionados en las gradas del Wizink Center para seguir la final del Mundial femenino de fútbol

Cientos de aficionados en las gradas del Wizink Center para seguir la final del Mundial femenino de fútbol / ALBERTO ORTEGA/ EUROPA PRESS

Álvaro Escorial

Álvaro Escorial

Dicen que Madrid en verano se queda vacío, que apenas queda nadie y que no hay nada que hacer más que huir del calor. Pues nada más lejos de la realidad. Este domingo, el Wizink Center y la plaza de Felipe II fueron los testigos de una pasión que ha ido creciendo acorde a la historia que ha ido escribiendo la selección española en este Mundial femenino de Australia y Nueva Zelanda. 

Ya en el transporte hacia Goya se podía tantear el ambiente: tranquilo, con nervios, con muchos niños vestidos de rojo acompañando a sus padres por primera vez, de muchas camisetas que hacía mucho que no salían del cajón. Todo en calma, pero con un ambiente creciente según la gente iba acercándose a la plaza de Felipe II, donde una 'fan zone' esperaba a todos los aficionados que iban a acercarse al Wizink Center, lugar desde el que se anunció que se iba a emitir la final a través de unas pantallas gigantes. Y la afición respondió, ya que en apenas poco más de media hora se agotaron las 7.000 localidades que la organización puso al alcance para animar al equipo femenino en la primera final de su historia de tres mundiales disputados. 

Camisetas de Madrid, Barça, Atlético...

Los aledaños del Palacio vibraban, habia mucha expectación con un ambiente muy tranquilo, pero festivo. Muy agradable, con un único color: el rojo, ese que siempre nos une. Y una reivindicación, la de un futbol femenino que hoy estaba en su gran día. La 'fanzone' reunió a niños, adultos, chicos y chicas disfrutando del parapenaltis emulando a las jugadoras que hoy podían llevarse su primer Mundial, desayunando juntos, en un momento de hermandad. Se podían observar camisetas de la Selección, del Barça femenino (en su mayoría, de Alexia, la mejor jugadora de nuestra historia), del Atlético, del Madrid... daba igual.

Lo de esta jornada en el Wizink Center no iba de colores. Este domingo era una fiesta por unas chicas que han logrado lo imposible y ya habían hecho historia entrase o no el balón. Padres con niños, grupos de jóvenes en los que las chicas nos contaban cómo habían "enganchado" a sus amigos a seguir este deporte junto a ellas y unirse a un equipo que hoy es el suyo, el de todos. Todo por el amor al fútbol. 

"Fan Zone" en el WiZink Center para seguir la final del Mundial de Fútbol femenino.

"Fan Zone" en el WiZink Center para seguir la final del Mundial de Fútbol femenino. / J.P Gandul/EFE

"2-1 en la prórroga, victoria en los penaltis...", eran los pronósticos de unos aficionados emocionados, pero conscientes de la dureza de las inglesas. Y en medio de los cánticos de apoyo y mujeres aporreando pequeños tambores como si fuesen el mismísimo Manolo 'el del bombo', unos padres nos contaban "que para ellos esto era un éxito brutal de igualdad, una victoria para ellos. Ya que gracias a este crecimiento del femenino ya no hay tabúes. Su hijo juega en un club mixto, el mismo que su hermana, que sueña un día como Olga Paredes".

Referentes para las niñas

Otra chica fundida con la bandera de España nos incidía en la misma idea: "He sido futbolista siempre y cuando era pequeña me miraban raro, era la marimacho, ahora todas estas niñas ya tienen unas referentes a las que admirar", mientras sus amigos gritaban "a por la Primera" y nos contaban que entre sus jugadoras favoritas estaban Alexia, Bonmatí, Abelleira o Salma.

La entrada de los aficionados al Wizink Center de Madrid para disfrutar de la final del Mundial femenino.

La entrada de los aficionados al Wizink Center de Madrid para disfrutar de la final del Mundial femenino. / EUROPA PRESS

Ya una vez dentro del pabellón, las gradas se fueron tiñendo con banderas y animando gracias a la actuación de un DJ que fue activando la fiebre de unos aficionados que iban a celebrar los goles en la pista donde siempre se suelen celebrar las inverosímiles canastas de Llull. Muchas sorpresas esperaban a los aficionados: mensajes de ánimo a nuestras jugadoras de deportistas históricos como Andrés Iniesta, Sandra Sánchez, Rafa Nadal o Carolina Marín o Pau Gasol encendían la mecha. Pasión que se desbordó al sonar el himno nacional y el Wizink estaba listo, alentando como si estuviesen en un fondo el mismo estadio de Australia, dispuestos a ser una jugadora más contra el equipo de Weigman.

Cientos de aficionados celebran el gol de Olga Carmona en el Wizink Center.

Cientos de aficionados celebran el gol de Olga Carmona en el Wizink Center. / EUROPA PRESS

El gol de Olga Carmona

Con cada ocasión y cada llegada, el pabellón se emocionaba ante la bravura de las jugadoras de Vilda y las banderas ondeaban, incluso con las ocasiones de peligro inglesas. Nada podía con la ilusión de los irreductibles que poblaban los dos primeros anillos del Wizink Center. Y llegó el minuto 28. Olga Carmona, futbolista del Real Madrid, provocó la alegría desbordada marcando tras un disparo cruzado, momento en el que más de un aficionado de los 6.200 que ocupaban las butacas del Palacio habría firmado que no se jugase más después de los arreones de las jugadoras inglesas. Tocaba sufrir y a la grada no le quedaban uñas, mientras parecía que el reloj habia dejado de correr, pero siempre sin parar de aplaudir, cantar, jalear y hacer la ola.

España, campeonas del mundo

Álvaro Escorial

En el 65' llegó el delirio de júbilo. Penalti a favor de España tras la decisión de la colegiada Tori Penso, que hizo estallar al Wizink, pero la parada de la meta inglesa a Jenni Hermoso hizo que siguieran los nervios a flor de piel y los corazones en un puño en el pabellón de la calle Goya, más con el interminable añadido de trece minutos que se avecinaba, aunque se empujaba para llevar en volandas desde la distancia a un equipo que buscaba y al que se le resistía la sentencia y resistía buscando tocar el cielo. Y con el pitido final, la alegría y la emoción fueron incontrolables y Madrid se venía abajo.

Los cánticos de "Campeones del mundo" y el "Yo soy español, español, español" se sucedían porque se sabía de la importancia de lo conseguido. Palmas, lágrimas, juegos de luces, jaleos y hasta "Paquito el Chocolatero" y "Mi Gran Noche" de Raphael o el inolvidable e insustituible "Que Viva España" de Manolo Escobar sonaron a voz en grito. España era campeona del Mundial femenino por primera vez y la fiesta en las gradas de Madrid era plena, celebración que se alargará para recibir a las heroínas que han hecho posible lo imposible en Australia y Nueva Zelanda.