DÍA INTERNACIONAL DEL ORGULLO

El deporte, entre la visibilidad y la normalización del colectivo LGTBI

En los JJOO de Tokio participaron 131 atletas LGTBI, el doble que en Brasil. La mala noticia es que solo eran el 2% y el colectivo alcanza ya un 12% en la sociedad

ENTREVISTA A VÍCTOR GUTIÉRREZ: "La palabra ‘maricón’ está normalizada en el deporte: ¿cómo va a decir un futbolista que es gay?"

Algunos deportistas que han hecho pública su orientación sexual y luchan por la igualdad en el deporte: Víctor Gutiérrez, Borja Iglesias, Mapi León, Marc Tur y Laura Nicholls.

Algunos deportistas que han hecho pública su orientación sexual y luchan por la igualdad en el deporte: Víctor Gutiérrez, Borja Iglesias, Mapi León, Marc Tur y Laura Nicholls. / Nacho García

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

Según la revista ‘Outsport’ en los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020 compitieron 131 deportistas LGTBI "dando un ejemplo de visibilidad en el deporte", doblando así la cifra de 56 atletas del colectivo que concurrieron en la anterior cita, la de Río 2016. Atletas de varios países y de todas las disciplinas olímpicas transitan estos días entre visibilizar su orientación sexual y normalizarla. Crecimiento a celebrar, pero una cifra que no esconde que mientras el colectivo LGTBI asciende al 12% de la población, en los JJOO apenas llegaba al 2%. 

De todas las disciplinas hay una que se sigue resistiendo: el fútbol, y más concretamente el masculino. En el femenino hay activistas de esta lucha como Megan Rapinoe o la pareja formada por la danesa Pernille Harder y la sueca Magdalena Eriksson, cuyo beso abrió todos los informativos. Mientras en España, Mapi León o Lola Gallardo viven con normalidad su sexualidad con sus parejas sin esconderse ni renunciar a nada. Sin embargo, en los chicos sigue habiendo reticencias que les impiden salir del armario con la misma normalidad. 

El paso a la "normalización"

Borja Iglesias, delantero "heterosexual" del Betis que lleva las uñas pintadas y se hizo una foto con su compañero Aitor Ruibal posando con bolso, se ha convertido en un activista de esa "normalización". A raíz de esa imagen sus redes se llenaron de insultos homófobos a los que respondió: "Estas situaciones sobre las fobias que todavía existen, me dan fuerza para seguir peleando para que cada uno haga y disfrute consigo y con los demás como le dé la real gana. Y a los que estáis todavía en la prehistoria os mando mucho ánimo, tiene que ser muy difícil no evolucionar y seguir condicionándose a uno mismo en lugar de disfrutar de lo preciosa que es la vida".

El propio Iglesias, en una entrevista concedida a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el pasado 22 de marzo hablaba con naturalidad sobre la posibilidad de que algún futbolista en España hiciese pública su homosexualidad: "En LaLiga veremos a algún jugador revelarlo. Es algo que sucederá. Cada vez se está generando un entorno más sano y ojalá se sientan con la libertad de hacerlo porque los arroparemos con todo. El fútbol estos últimos años ha dado bastantes pasos adelante, creo que está cambiando la mentalidad, que estaba un poco estancada, y me siento feliz de ser parte del cambio". El delantero denunciaba alarmado este lunes en redes que en 2022 la cifra de agresiones contra la orientación sexual se ha incrementado un 70%. 

Mapi León entrenando con la selección española.

Mapi León entrenando con la selección española. / RFEF

Semanas antes de esa entrevista el jugador austriaco del Getafe Jakub Jankto, que se encuentra cedido en el Sparta de Praga, se convertía en el primer jugador que ha jugado en España en hacer pública su homosexualidad. Jankto se sumaba a otros futbolistas que habían dado el paso como Josh Cavallo, del Adelaide australiano, o Jake Daniels, jugador del Blackpool inglés. Pese a ello sigue siendo un goteo lento que poco tiene que ver con el ritmo de normalización que están alcanzando otros deportes o incluso el mismo fútbol femenino. 

El revés del Mundial de Qatar al colectivo LGTBI

Durante el Mundial de Qatar, país que no respeta los derechos humanos, el colectivo LGTBI sufrió un revés cuando la FIFA, la misma que respondía a Jankto "estamos contigo, el fútbol es para todos", prohibió usar el brazalete arcoiris a jugadores como Harry Kane, muy comprometido con la causa. El capitán de la selección alemana, Manuel Neuer, valoró la posibilidad de pagar personalmente la multa, pero su federación se lo impidió al acarrear también una sanción deportiva (tarjeta amarilla). 

En aquellos días, el exdelantero inglés del Barcelona y hoy comentarista televisivo, Gary Lineker, declaraba: "Si yo fuera el agente de un gran futbolista y supiera que uno de mis jugadores es gay, le diría: 'Sé el primero'. Conozco a dos futbolistas de la Premier que son homosexuales y ojalá salgan del armario en Qatar". Desafortunadamente eso nunca ocurrió. 

Manuel Neuer guardameta de Alemania con el  brazalete arcoíris

Manuel Neuer guardameta de Alemania con el brazalete arcoíris / Reuters

Mientras el fútbol sigue oliendo a naftalina, otros deportes han superado ya la fase de visibilización y comienzan a normalizar todo. Laura Nicholls, baloncestista cántabra con 197 internacionalidades y nueve medallas con la selección, hacía pública su condición sexual en redes sociales con naturalidad: "Algún día llegará alguien que os dará la vuelta a la vida entera y encontraréis mil y una nuevas formas de ser feliz". Y declaraba su amor a su pareja con tres divertidas fotos. Laura se sumaba a la lista de deportistas que han visibilizado su sexualidad como las boxeadoras Joana Pastrana y Vanessa Caballero, el waterpolista Víctor Gutiérrez, el patinador Javier Raya, el nadador Carlos Peralta o Mapi León.

La lección de Marc Tur

Quedan lejos aquellos que abrieron camino en su día como las tenistas Navratilova, Billie Jean King y Mauresmo, el nadador Ian Thorpe, el boxeador Orlando Cruz o el saltador de trampolín Tom Daley… Uno de los últimos en dar el paso en España ha sido el marchador ibicenco Marc Tur, quien tras rozar la medalla en los 50 kilómetros marcha en Tokio, reveló en Instagram: "Soy abiertamente gay, ni soy de los primeros olímpicos homosexuales en reconocerlo, ni espero ser de los últimos por el hecho de darle más visibilidad al colectivo. Ellos me ayudaron a romper con mis inseguridades, mis miedos y me enseñaron a luchar por lo que quiero sin importar el resto. Aunque parezca mentira, esos sentimientos negativos que pude llegar a tener en su día los he transformado en algo por lo que luchar y me ayuda a sacar todas mis fuerzas cuando estoy compitiendo. En un mundo en el que todavía queda mucho por hacer, cada granito cuenta". 

En ese mundo del que habla Tur, el del deporte, conviven atletas como él, que apuestan por ayudar dando visibilidad a su condición, otros que optan por normalizar su orientación discretamente sin esconderla, y un tercer grupo que aún tiene miedo a las consecuencias si se conoce su orientación LGTBI.

Preguntaba desafiante Borja Iglesias: "Si no se nos ataca a los heterosexuales por serlo ni somos noticia por ello, ¿por qué sí a los que tienen una orientación LGTBI?". El deporte, que sigue lleno de luces y sombras, debería reivindicarse como el mejor escenario posible para que cada día sea más habitual hacer algo que nos hace a todos iguales y a la vez distintos: querer a quien queramos.