Violencia en el fútbol (y III)

Mapa de los grupos ultra de Segunda División: más puntos conflictivos que en la máxima categoría

Ultras de Asturias, Cantabria y Castilla y León han protagonizado los incidentes más graves de la división de plata

Una pelea multitudinaria entre grupos del Burgos y el Zaragoza acabó con 64 detenidos

La hinchada ultra del Zaragoza está enfrentada en dos facciones

La hinchada ultra del Zaragoza está enfrentada en dos facciones / EFE

David López Frías

David López Frías

La mayor operación policial de este año contra grupos ultra españoles se ha desarrollado contra aficiones de Segunda División. Fue por una reyerta multitudinaria que tuvo lugar el 27 de noviembre de 2022 en Burgos, donde el equipo local se enfrentaba al Zaragoza. La Policía Nacional detuvo a 64 personas de varias ciudades (Burgos, Zaragoza, Madrid, Logroño y Pamplona) en la llamada 'Operación Capucha'. Porque en el panorama ultra, estar en Segunda no significa bajar el nivel.

Termina con esta entrega el informe de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA sobre el actual panorama ultra en el fútbol español. La primera fue una aproximación a la situación actual tras la pandemia. La segunda, el mapa de los radicales más peligrosos de la Primera División. Y esta última aborda por territorios la categoría de plata. Allí confluyen históricos equipos de primera y algunas de las hinchadas más conflictivas del país. También caben otros equipos que juegan en divisiones más bajas y no profesionales, desde la antigua 2ª B hasta campeonatos regionales, pero tienen actividad ultra.

En estas categorías menores, en las reyertas, a menudo se confluyen radicales de varios equipos distintos hermanados. Es lo que sucedió en la pelea que dio lugar a la mencionada 'Operación Capucha': se pelearon en El Plantío (Burgos) más de medio centenar de miembros de Resaca Castellana (Burgos) y Ligallo (Zaragoza). Hubo una planificación previa del enfrentamiento en el que, además, participaron ultras de Viejo Fondo (Logroñés), Frente Bokerón (Málaga) e Indar Gorri (Osasuna).

Castilla y León

El escenario de esa multitudinaria pelea no fue casual. El Burgos ha vuelto a la categoría de plata tras una larga travesía por el desierto. Y también sus ultras, los denominados Resaca Castellana, irrumpiendo con fuerza en su regreso. Un grupo de extrema izquierda nacido en 1997 y con arraigo en el barrio obrero de Gamonal. Tienen afinidades con otros grupos radicales de la misma ideología política, como Indar Gorri de Osasuna (que mandaron a su propia delegación a dicha reyerta) o Bukaneros del Rayo.

Los máximos rivales de los burgaleses son los Ligallo Norte, ultras del Zaragoza, con los que han mantenido otros encontronazos. Es otra de las gradas radicales que preocupa a Antiviolencia: el conjunto aragonés cuenta con dos facciones enfrentadas, los mencionados Ligallo, ultraderechistas, y Avispero, de extrema izquierda. Antiviolencia ya incluyó a ambos en la lista de grupos ultras peligrosos antes de la pandemia. Sus miembros son habituales en peleas entre radicales de otros equipos.

Hay otro grupo ultra de Castilla y León que lleva varios altercados recientes. Juegan en Primera RFEF (la antigua 2ªB). Son Orgullo Cazurro, de la Cultural Leonesa, y protagonizaron una de las peleas multitudinarias más recientes de nuestros campeonatos. Fue el 11 de febrero en el casco histórico de Pontevedra, contra Siareiro Granate, los ultras del equipo gallego. En verano, estos mismos radicales leoneses sembraron el pánico en León por un ajuste de cuentas en una verbena. Junto a los del Burgos, hacen de Castilla y León uno de los focos rojos en la actualidad.

Cantábrico

La Cornisa Cantábrica aglutina en Asturias y Cantabria a tres grupos ultras vecinos que se odian entre sí sin distinción: Ultras Boys (Sporting de Gijón), Symmachiari (Oviedo) y Juventudes Verdiblancas (Racing Santander). Sus enfrentamientos en el campo suelen derivar casi siempre en disturbios por los aledaños de los estadios, sea la que sea la división en la que se encuentren.

Asturias cuenta con dos históricos: Ultras Boys (Sporting de Gijón) y Symmachiari (Oviedo). Ambos, rivales irreconciliables, están incluidos en la lista de Antiviolencia de grupos que no pueden recibir el apoyo de clubes. Los Ultra Boys son uno de los primeros grupos ultras de España (1981) y no existen como peña federada. Al estar prohibidos en el campo, se esconden tras una supuesta peña llamada Siempre Sporting y se divide en las facciones Salvajes Langreo, Batallón Gijón, Toldos Crew, Irreductibles, Brigada 81, Frente Gijón, Youth Gijón y Sección Pravia. Son de extrema derecha y muy beligerantes. Han tenido altercados con los ovetenses, pero también con aficionados de equipos menores (asaltaron una peña del Cearés y los responsables fueron condenados a penas de cárcel) e incluso con aficionados de su propio equipo.

Los radicales del Oviedo, Symmachirari, protagonizaron recientemente una reyerta multitudinaria en el centro de su ciudad, con motivo precisamente de la visita del otro grupo ultra vecino: Juventudes Verdiblancas, del Racing de Santander. Los cántabros están muy activos y se parapetan en la llamada Gradona de los Malditos. Sus ultras fueron los protagonistas de otra gran pelea ocurrida en octubre, cerca de El Sardinero, contra el Frente Bokerón (Málaga) y pactada previamente por redes sociales. No hubo heridos pero sí numerosos daños materiales.

En la zona de influencia se encuentra Vitoria y el Deportivo Alavés, que cuenta con un importante grupo ultra abertzale: Iraultza. Precisamente en una pelea contra ultras del Racing de Santander (con más de 100 implicados.) uno de los contendientes acabó en la UCI. Los ultras babazorros tienen en sus filas a Guda y Estébanez, dos boxeadores habituales en peleas clandestinas organizadas en Suecia por la organización KOTS. Y en el otro extremo de la cornisa se encuentran los Riazor Blues, del Deportivo de La Coruña, otro de los históricos que está en la lista de grupos prohibidos por Antiviolencia.

Madrid

La presencia madrileña en LaLiga Smartbank se limita en esta temporada al Leganés. Su grupo radical se llama Ghetto 28 y, según cuentan fuentes policiales, "está creciendo porque ha recibido a algunos miembros escindidos del Frente Atlético". Los ultras pepineros tuvieron recientemente una trifulca contra sus vecinos de Getafe. Y mantienen vínculos con Ultras Naciente, de la UD Las Palmas, otro grupo radical vigilado en corto por las autoridades. Madrileños y canarios participaron en una pelea contra los ultras del Alavés en septiembre.

La presencia de filiales madrileños en divisiones RFEF hacen que los aficionados violentos suelan merodear por sus partidos. En el Alfredo Di Stéfano se suele ver la pancarta de Veteranos, una facción de hinchas del Madrid fundada por el histórico líder de Ultras Sur, Ochaíta. Por otra parte, radicales del Atlético de Madrid profirieron insultos racistas contras los jugadores del Castilla Peter Federico y Marvel durante un partido de la Youth League jugado en feudo rojiblanco. La UEFA castigó al club con una multa de 30.000 euros.

Barcelona

Igual que sucede en Madrid, la presencia de equipos filiales en divisiones menores hace que algunos grupos radicales se citen en sus partidos. Algunos derbis entre Barça B y Espanyol B han estado salpicados de incidentes ultras con expulsiones del estadio incluidas. Y la última agresión de Boixos (junto a United Family del Betis) a miembros de la Curva RCDE del Espanyol se llevó a cabo durante la disputa de partidos de fútbol base.

Pero además de los ya conocidos por la Primera División, Barcelona cuenta con otros grupos radicales activos en divisiones inferiores. Como Desperdicis, la facción antifa radical de la UE Sant Andreu (2ª RFEF, antigua 3ª división), que han mantenido algún conflicto sonado contra el Frente Atlético o Boixos Nois. También citan fuentes de Mossos a Eskapulats, del Europa (Tercera RFEF), aunque puntualizan que "más que un grupo organizado, hablamos de algunos miembros que pertenecen a otros grupos políticos de extrema izquierda presentes en su barrio, Gràcia". Otro grupo conflictivo de la provincia, en este caso de extrema derecha, es Hooligans Vallés, del Sabadell (1ª RFEF), una de las canteras históricas de las que se nutren los Boixos Nois para engrosar sus filas.

Andalucía

El Frente Bokerón (Málaga) es el más activo de los grupos ultra andaluces de la categoría de plata del fútbol español. Se pelearon en octubre en una reyerta pactada en Santander contra los del Racing. El año pasado protagonizaron un grave incidente en el aeropuerto de Málaga: fueron a esperar a miembros de Biris que habían viajado a Inglaterra para asistir a un partido de la Europa League entre el Sevilla y el West Ham. Cuando regresaron, los malacitanos les recibieron con una lluvia de objetos, provocando una batalla campal.

Los ultras malagueños están hermanados con los del Granada, que aunque ya están oficialmente fuera del estadio (la Sección Kolocón anunció su disolución la pasada temporada), siguen apareciendo esporádicamente en algunas peleas, como la que mantuvieron en octubre contra radicales del Cartagena en la explanada de Cartagonova. En la provincia de Cádiz se encuentran Kolectivo Sur, los ultras del Xerez Deportivo FC, de extrema izquierda y hermanados con los Biris del Sevilla. En agosto de 2021, ambos equipos disputaron un partido en homenaje a esta facción de la afición jerezana y acabó con graves altercados. Ambos grupos se unieron para agredir a la policía y lesionaron a tres agentes.

Conclusiones

El norte de España (Asturias, Cantabria, Galicia y Castilla y León) es el escenario de la mayor parte de las reyertas recientes entre grupos ultras del fútbol español, aunque la ciudad más caliente es Sevilla. La Comunidad Valenciana tuvo una representación muy fuerte, pero ahora anda de capa caída. Madrid y Barcelona siempre aparecen, aunque estén fuera de los estadios. Y hay otros puntos en la geografía española con presencia de ultras que se siguen citando para pelearse. Como Extremadura, donde partidos de la antigua 2ªB como el Mérida-Badajoz se catalogan de alto riesgo.

Es parte del trabajo de Antiviolencia: identificar estos pequeños partidos con peligro de grandes incidentes. El control es cada vez más férreo y se extreman las medidas contra los violentos: "Se emiten propuestas de sanción cada semana. Todas las partes implicadas estamos encima y eso hace que en los estadios españoles haya muy pocos incidentes. En ese sentido, España es un modelo a seguir por otros campeonatos. Estamos mucho mejor que Francia, por ejemplo, que es un país que tiene un grave problema de ultras", aseguran fuentes de la Comisión. LaLiga, además, se persona como acusación particular en este tipo de sucesos.

Las entradas nominales en algunos estadios son un buen método de control para evitar la entrada de ultras sancionados. Aunque todas las partes consultadas coinciden en que para la erradicación definitiva de estos grupos violentos de los estadios "es necesario que los clubes se impliquen al 100%. Más de lo que algunos lo están haciendo. Cada vez hay más equipos que deciden expulsar a estos elementos, pero todavía hay casos en los que los ultras siguen teniendo demasiado peso en el club. Esos clubes no reconocen su presencia o no colaboran en su identificación. Y mientras siga existiendo esa connivencia, seguirá habiendo en España grupos organizados que usen el fútbol como excusa para delinquir. Porque la mayoría no están por el fútbol, sino por la violencia".