FÚTBOL

'Football is leaving home': ya solo cinco clubes de la Premier League son ingleses

Fondos soberanos y empresarios de nueve países distintos han colonizado el fútbol británico en las dos últimas décadas. Ningún club de propiedad británica ha ganado la competición desde el Arsenal en 2004.

El Newcastle apunta al título con el dinero saudí

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Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Frente al tópico que dibuja a Inglaterra como el país en cuyo fútbol está más arraigada la tradición, los hechos ponen de manifiesto una realidad que circula en dirección contraria. Los clubes ingleses están dejando poco a poco de ser ingleses, pues aunque lo sigan siendo en su ubicación geográfica, sus puestos de mando se han ido dispersando por el mundo de forma acelerada en los tres últimos lustros. De los 20 clubes que compiten esta temporada en la Premier League, solo cinco continúan siendo de capital mayoritariamente británico.

Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Tailandia, China, Italia, Irán, Egipto y ahora Arabia Saudí completan un mapamundi que concentra cuatro continentes en una sola liga. ‘Football is leaving home’ aunque el tópico, de nuevo, indique lo contrario.

"La Premier League fue pionera en el proceso de privatización de los clubes, algunos de ellos ya salieron a Bolsa en los años 80. Dejaron de ser clubes deportivos para pasar a ser empresas de inversión privada antes de que lo hicieran el resto de equipos europeos. Eso, unido a que es la liga con mejores acuerdos de televisión y, por tanto, la que tiene más dinero, ha provocado el escenario actual, en un contexto general de globalización de la economía", analiza Juan Corellano, periodista de investigación de La Media Inglesa, medio audiovisual especializado en fútbol inglés.

El último país en sumarse a esa lista es Arabia Saudí, que a través de un fondo soberano se ha hecho recientemente con la propiedad del Newcastle, hasta ahora en manos del empresario británico Mike Ashley. La operación no era ni mucho menos nueva, llevaba meses en proceso, como tampoco lo es la pretensión del país de construir un proyecto propagandístico como fondos estatales para limpiar a través del fútbol la imagen del país y también para posicionarlo internacionalmente y buscar así nuevas vías de negocio pensando en el futuro agotamiento de los combustibles fósiles de los que dependen sus economías. Algo que ya está inventado, como demuestran el Manchester City emiratí y el PSG qatarí, y que sigue resultando tentador para las dictaduras de Oriente Medio.

Más y mejores

Y ya no es solo que haya más clubes ingleses en manos extranjeras que nacionales, sino que además, en líneas generales, son más poderosos. Según la consultora Deloitte, el único club de propiedad británica entre los diez con más ingresos de la temporada 2019/20 fue el Tottenham. Algo similar ocurre con los valores de plantilla, una referencia más difusa y subjetiva (servida por el portal Transfermarkt), pero que permite una comparación más ajustada del potencial actual de los equipos. Los cinco que resisten con propietarios nacionales tienen un valor medio de plantilla de 339 millones de euros, mientras que el de los 15 restantes se dispara hasta los 491, casi un 50% más.

¿Por qué? Porque algunos de los inversores nacionales que quedan son empresarios que no tienen la capacidad de hacer crecer más a sus clubes, ya que carecen del músculo económico que procede del extranjero. "El Burnley, por ejemplo, era un club muy saneado, pero su dueño británico ya no podía llevarle más allá, no podía inyectarle más capital, y lo ha acabado vendiendo a un grupo estadounidense", apunta Corellano sobre una de las últimas operaciones de compra-venta de la Premier.

Sin Champions

De capital extranjero son actualmente los diez clubes más laureados de la historia del fútbol inglés, también los cinco que alguna vez levantaron la Copa de Europa. Ningún club con propietario británico ha ganado la Premier League desde que el Arsenal lo logró en 2004, tres años antes de que el equipo londinense pasara a manos estadounidenses. Tottenham, West Ham, Brighton, Brentford y Norwich (los dos últimos, recién ascendidos) son los únicos clubes que se resisten por el momento a la internacionalización de su capital.

A medio camino se encuentra el Crystal Palace, en el que conviven varios accionistas principales, uno británico y dos estadounidenses. Delia Smith, una reputada cocinera inglesa, es la única mujer dueña de un club y también la única que ostenta la propiedad desde el pasado siglo.

Al margen de las pretensiones propagandísticas de dictaduras de Oriente Medio, los motivos de esta tendencia son eminentemente económicos. El potencial de la liga, la más solvente y rentable del fútbol mundial, ha servido de atractivo para inversores de todo el mundo, en especial de EEUU, país que cuenta con seis propietarios principales en la Premier League: Manchester United, Liverpool, Arsenal, Aston Villa, Crystal Palace y Burnley.

"Y en general les ha ido muy mal. Tienen una mentalidad muy estadounidense del deporte como negocio que tratan de exportar a Europa, sin conocer el terreno, que es muy distinto al que están acostumbrados", analiza Corellano, que recuerda casos como los del Aston Villa y el Liverpool, que rozaron la bancarrota con sus anteriores dueños, de nacionalidad estadounidense.

China e Italia

China (Wolves y Southampton), con empresarios estrechamente vinculados al gobierno de Xi Jinping, e Italia (Leeds y Watford) son los otros dos país representados por partida doble. La mayoría de ellos no persiguen el modelo popularizado por el ruso Roman Abramovich en el Chelsea de buscar el éxito deportivo a cualquier precio, como un hobby, sino que ven en el fútbol una vía de ganar dinero, como con cualquier otra empresa de otro sector.

En España, los clubes todavía están lejos de vivir una situación similar (el mantenimiento de Real Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna como clubes propiedad de sus socios es una rareza), aunque también comienza a reflejarse la tendencia impuesta en Inglaterra. El Espanyol (China), el Granada (China), el Valencia (Singapur), el Elche (Argentina) y el Mallorca (EEUU) son los únicos equipos de Primera cuya propiedad mayoritaria no es española. Todos esos propietarios desembarcaron en la Liga en la última década, al igual que otros de Segunda como los dueños del Málaga (Qatar), el Almería (Arabia Saudí), el Valladolid (Brasil) o el Oviedo (México).

Regla 50+1

En Italia también existen ya un buen puñado propietarios extranjeros (entre ellos Milan e Inter), sobre todo estadounidenses, al igual que en Francia, y solo Alemania parece ajena a esta globalización del capital del fútbol. Lo es por la famosa Regla 50+1 que obliga a que la propiedad recaiga mayoritariamente en los socios, con algunas excepciones. Aunque hecha la ley, hecha la trampa, como demostró la empresa austriaca Red Bull al llevar al Leipzig hasta la Bundesliga.

La tendencia, en fin, indica que el proceso vivido en el fútbol inglés se acabará expandiendo a toda la industria. "El fútbol es un reflejo de la sociedad. Que los clubes tengan cada vez menos dueños nacionales no es necesariamente malo, es solo una consecuencia más de la globalización de la economía y de la sociedad", concluye Corellano.

La relación con la Superliga

Los seis principales clubes ingleses, cinco de ellos de propiedad extranjera, se sumaron de inicio al proyecto de Superliga liderado por Florentino Pérez y el Real Madrid. Los aficionados de todos ellos reaccionaron de forma furibunda al anuncio y el Gobierno británico, liderado por Boris Johnson, acabó interviniendo para abortar la operación. El desapego entre propietarios y seguidores fue visto como el principal motivo para apostar por una competición que iba a aumentar los ingresos de clubes a costa de la amenaza de quebrar la tradición del fútbol inglés.