NUEVO LIBRO

Cielos velazqueños o la primera nevada que se retrató: el meteorólogo que analiza el tiempo en la historia a través de la pintura

Goya, Velázquez, Brueghel el viejo, Dalí... En 'Los cielos retratados', José Miguel Viñas entrelaza de forma meticulosa estudios y observaciones de arte y ciencia

Detalle de 'El príncipe Baltasar Carlos a caballo', de Diego Velázquez, uno de los cuadros en los que se reflejan mejor los cielos madrileños de mitad del siglo XVII.

Detalle de 'El príncipe Baltasar Carlos a caballo', de Diego Velázquez, uno de los cuadros en los que se reflejan mejor los cielos madrileños de mitad del siglo XVII. / EPE

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

¿Cuántos tipos de nubes hay? ¿Cuáles son las que aparecen con más frecuencia en la pintura europea? ¿Por qué Goya siempre pintaba el mismo tipo de nube? ¿Qué es un cielo velazqueño y qué relación tiene con los cielos de Madrid? ¿Quién fue el primero en pintar una navidad nevada por primera vez? José Miguel Viñas, físico y meteorólogo en Meteored, con una larga trayectoria como divulgador en medios de comunicación sobre meteorología y ciencias atmosféricas, lleva muchos años interesado en responder a estas preguntas. Primero por curiosidad, como aficionado a la pintura, y después con un interés científico, ha recopilado datos sobre pinturas, museos y grandes exposiciones en relación a la representación histórica del cielo, que ahora ha plasmado en su libro Los cielos retratados. Viaje a través del tiempo y el clima en la pintura (editorial Crítica).

"Lo que vemos en un cuadro es un documento histórico en relación a los cielos, no solamente en cuanto al paisaje o la arquitectura", explica Viñas en una conversación que tiene lugar en una nubosa tarde de primavera en Madrid. "Saber, cuando miras un cuadro de Goya, cómo eran los cielos de la Ilustración". El de Viñas es un libro con una extensísima documentación, artística e histórica, pero también científica. "No deja de ser un libro de divulgación", explica. "Así que incluyo los estudios científicos que corroboran lo que vemos en los cuadros, y además aprovecho para explicar algunas características físicas de las nubes y su clasificación".

Tipo de nubes más habituales

El libro de Viñas arranca con una descripción del tipo de nubes que se pueden dar en el cielo, contar la historia de esta clasificación para luego explicar cuál es el tipo de nubes más común en la pintura y por qué. ¿Tienes en mente la apertura de Los Simpsons? Pues sí, son las mismas: los cúmulos, o nubes de algodón, típicas de los cielos primaverales en parte de la geografía europea, son las nubes más habituales. Hay infinidad de ejemplos a lo largo de la historia, sobre todo, cuando los cielos no eran más que un fondo en el que enmarcar una acción preferiblemente naturalista. Así ocurre desde la pintura renacentista, pero atraviesa todos los periodos pictóricos. También durante el impresionismo (Mujer con sombrilla, de Claude Monet, de 1875, por citar un ejemplo), e incluso en la pintura del siglo XX (El regreso, de René Magritte, de 1940).

Sin embargo, el libro de Viñas va mucho más allá. Cuenta, por ejemplo, la importancia de Luke Howard, "un auténtico influencer en el mundo artístico", en palabras del autor de Los cielos retratados. Howard (1772 - 1864) hizo una exhaustiva clasificación del tipo de nubes, que presentó en 1802 y dio lugar al nacimiento de la meteorología. Pero además, Howard utilizó su propia pintura, una serie de acuarelas, para ilustrar su estudio científico sobre los cielos, por lo que sus aportaciones no solamente fueron importantes para los científicos de la época y posteriores, sino también para la propia historia del arte. "Los pintores empezaron a mirar el cielo de otra manera", explica Viñas, "y no sólo los utilizarían como contexto para sus escenas, sino también como vía para expresar sus emociones en los cuadros".

José Miguel Viñas, físico, divulgador de la meteorología y autor de 'Los cielos retratados. Viaje a través del tiempo y el clima en la pintura', publicado en editorial Crítica.

José Miguel Viñas, físico, divulgador de la meteorología y autor de 'Los cielos retratados. Viaje a través del tiempo y el clima en la pintura', publicado en editorial Crítica. / Cedida

También, la incidencia que tuvo la Pequeña Edad de Hielo en la historia de la pintura europea. Este periodo histórico, ocurrido entre 1400 y 1550, fue anormalmente frío, lo que dio lugar a largos y duros inviernos. Dado que este era el ambiente en el que vivieron algunos pintores fundamentales, es lógico que terminase apareciendo en su pintura. Es el caso de Pieter Brueghel (conocido como Brueghel el Viejo), que fue el autor del primer paisaje nevado. "Hace que la escena invernal sea el motivo pictórico, la protagonista de la obra, por primera vez", explica Viñas. Su cuadro Los cazadores en la nieve (1565) es un ejemplo, al que seguirían muchos más, propios y de otros pintores contemporáneos.

Blanca Navidad

Esa Pequeña Edad de Hielo, además, provocó que surgiera una iconografía que se mantiene hasta hoy: la del portal de Belén navideño nevado. Lo hace en una de las tablas que dedica a la natividad de Jesús, en concreto, en la que titula La adoración de los Reyes (1556). "Es el que traslada al imaginario colectivo esa imagen que tenemos de la Navidad", explica Viñas.

'Cazadores en la nieve', de Pieter Brueghel, conocido como Brueghel el Viejo, el primer pintor en convertir el paisaje nevado en protagonista de un cuadro.

'Cazadores en la nieve', de Pieter Brueghel, conocido como Brueghel el Viejo, el primer pintor en convertir el paisaje nevado en protagonista de un cuadro. / EPE

Aquella Pequeña Edad de Hielo también influyó a uno de los pintores más importantes de la historia, Diego Velázquez. Aunque buena parte de la obra del sevillano son retratos en espacios cerrados, muy adecuado a su papel de pintor de la Corte, los cielos velazqueños -nubes medias estratiformes, pintadas de colores azules, grises y blancos- son característicos de algunas de sus obras, como El príncipe Baltasar Carlos a caballo (1634-1635), "el cuadro en el que la combinación de los cielos, el paisaje y el personaje retratado alcanza la excelencia", dice Viñas en el libro. Esos cielos velazqueños se suelen asociar engañosamente como característicos de Madrid, pero es una falsa relación. "Seguramente fueron los que más observó Velázquez, pero son cielos con nubes, y la realidad es que la mayoría de los días en Madrid hay cielos vela, es decir, azul celeste sin ningún tipo de nubes". Y añade: "en la memoria popular ha quedado esa idea de que los cielos de Madrid son los velazqueños".

El tiempo que vivieron los artistas no solo aparece reflejado en sus obras, sino que además, influyó en ellas también. En el caso de los pintores realistas pero también en el de los impresionistas o incluso el surrealismo. En el caso de Dalí, por ejemplo, Viñas explica en el libro que las nubes abundan en sus cuadros, especialmente las tormentosas, "con sus características formas gruesas, redondeadas y de aspecto amenazante", propias del cielo ampurdanés que conoció desde niño. Pero si hubo algo relacionado con la meteorología que influyó en el pintor de Figueres fue el viento. "Está estudiada la influencia de la tramontana en su obra, que es un viento muy potente, que marca el carácter de la gente que vive en esa zona y él lo traslada a su pintura", dice el autor.

La meteorología como estado de ánimo

"Hay un cuadro muy icónico para alguien que estudia la meteorología o se dedica a ella", explica Viñas sobre uno de sus favoritos. Se refiere a El caminante sobre el mar de nubes, pintado en 1818 por Caspar David Friedrich. "Todos los motivos atmosféricos del cuadro, y del resto de su obra, me parecen sobresalientes". Esta pintura, igual que otras del autor, incluye un tipo de nubes muy habituales en Alemania, muy bajas, que terminan generando niebla. "Friedrich tiene además una fuerte carga simbólica en sus paisajes, para él esa nubosidad es algo espiritual".

'Caminante sobre un mar de nubes', de Caspar David Friedrich, uno de los pintores que mejor ha sabido captar los elementos atmosféricos que le rodeaban.

'Caminante sobre un mar de nubes', de Caspar David Friedrich, uno de los pintores que mejor ha sabido captar los elementos atmosféricos que le rodeaban. / EPE

Esta idea, dar un papel a la meteorología relacionado con las emociones, es algo que ocurre en infinidad de obras y autores. Viñas señala, además del caso de Friedrich, el de un pintor de tempestades y mareas, Joseph Mallord William Turner, cuya pintura fue evolucionando desde un estilo más naturalista hacia otro más abstracto, aunque los elementos atmosféricos siguieron siendo protagonistas. "Fue un adelantado a su tiempo en la intención de transmitir sensaciones que nos transmite el entorno natural en el que nos desenvolvemos".

El libro de Viñas es muy extenso, pero no abarca toda la historia del arte. El autor admite haber preferido centrarse en el arte europeo y norteamericano y dejar fuera el arte asiático, que funciona con otros códigos. También ha dejado fuera la pintura rupestre, a pesar de que tiene recopilada mucha información acerca de algunas obras ligadas claramente al clima, como las pinturas de Tassili n'Ajjer, en Argelia. "Están en mitad del Sáhara y sin embargo contienen elefantes, jirafas y rinocerontes", explica Viñas. "Es muy interesante entender cómo cambió el clima en la zona, que hizo a la gente moverse hacia Egipto y fundar la civilización egipcia".

'Los cielos retratados. Viaje a través del tiempo y el clima en la pintura'

José Miguel Viñas

Editorial Crítica

304 páginas | 22,70 euros