ÓPERA EN PROCESO

Agrupación Señor Serrano desmonta el 'Tenorio' y lo convierte en un culebrón de sobremesa

La compañía catalana estrenará en el Teatro Real la ópera de Tomas Marco, con la participación de Clara Serra en la dramaturgia

Pau Palacios (izda.) y Álex Serrano, de la compañía teatral Agrupación Señor Serrano, y la ensayista Clara Serra, con la que están trabando en el 'Tenorio' que estrenará el Real.

Pau Palacios (izda.) y Álex Serrano, de la compañía teatral Agrupación Señor Serrano, y la ensayista Clara Serra, con la que están trabando en el 'Tenorio' que estrenará el Real. / José Luis Roca

Una mesa de catering con bombones y fruta y una bandeja de sándwiches con banderitas de Francia e Italia. Camerinos con espejo y bombillas y, en las mesas, gajos de mandarina, botellas de agua, jarrones con flores, vasos, copas, maquillaje, peines y cepillos, una fotografía de Adam Driver y post-it con los horarios de ensayos, latas de Monster por todos lados, burros de ropa, una plancha, bobinas de colores, tijeras, telas, Paz Padilla en la portada de la revista Semana declarando que está “feliz y contenta” con su vuelta a la televisión y un libreto fotocopiado y encuadernado con espiral. Es el backstage de un rodaje, el de uno de esos culebrones que te pones después de comer a ver si te duermes, y los actores y actrices se enfundan trajes de época y se dirigen a un extremo del espacio, un croma de fondo verde, y el galán se acerca a la protagonista y le pregunta: “No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla…” y etcétera. Frente a ellos, unos cuantos técnicos y los dos directores de todo esto: Àlex Serrano y Pau Palacios, Agrupación Señor Serrano, creadores de piezas como The mountain, Birdie, Kingdom o A house in Asia y galardonados con el León de Plata de la Bienal de Venecia en 2015. Junto a ellos, Clara Serra, filósofa, investigadora y autora de obras como El sentido de consentir (Anagrama), que ha participado en el proceso creativo como asesora de dramaturgia.

Todo esto es Tenorio, la ópera de Tomás Marco a partir de la obra de Zorrilla y de textos de Tirso de Molina, Lord Byron o Molière en la que trabaja Agrupación Señor Serrano una tarde todavía de invierno en una sala de ensayos del Teatro Real, antes de su estreno el próximo 13 de mayo, con dirección musical de Santiago Serrate y, en el reparto, Joan Martín-Royo, Juan Francisco Gatell, Adriana González, Juan Antonio Sanabria, Lucía Caihuela y Sandra Ferrández. Un reparto que se incorporará al proceso de ensayos en abril pero esa tarde, Àlex Serrano y Pau Palacios están probando y ajustando con seis actores y actrices jóvenes toda la parte tecnológica y visual de su propuesta, algo que define en gran parte su lenguaje escénico, en el que mezclan performance y texto y en el que suelen emplear video en directo, maquetas o incluso drones.

Àlex Serrano y Pau Palacios, durante el proceso de preparación del 'Tenorio'.

Àlex Serrano y Pau Palacios, durante el proceso de preparación del 'Tenorio'. / José Luis Roca

¿Por qué se embarca Agrupación Señor Serrano, una compañía que se define por crear “espectáculos originales basados en historias emergidas del mundo contemporáneo” en una obra como el Tenorio? Esa primera pregunta, cuando conversan con este diario después del ensayo, es tan obvia que la respuesta ya la traen pensada de casa. “Porque nos gusta jugar”, responde Àlex Serrano. “Porque nos da la posibilidad de tratar un tema en un contexto y con una determinada perspectiva, y hacemos un Don Juan, sí, pero lo hacemos con la voluntad de darle la vuelta y mostrarlo de otra forma, no de la manera tradicional”, dice Pau Palacios.

En esa manera no tradicional de mostrar una figura que ha pasado de héroe romántico a símbolo del machismo, Agrupación Señor Serrano articula una dramaturgia en dos planos que conviven, se invaden y se superponen, inspirada en aquella película de González Iñárritu llamada Birdman: uno real, ese backstage en el que se mueven y relacionan los actores y actrices y otro de ficción, el rodaje de una telenovela, un culebrón que no es sino la historia original de Zorrilla. En el primero, don Juan es un tipejo machista y patético. En el segundo, un galán.

“La gracia que tiene el Tenorio es que es como un vodevil y pasan muchas cosas fuera del foco de las personas que están hablando”, explica Àlex Serrano, “y lo único que hacemos es reinterpretar eso que ya está en la pieza, mostrándolo de otra manera para dar la lectura que nos interesaba, pero hay respeto y no convertimos el Don Juan en algo que no es, solo lo transformamos desde dentro”.

Esa transformación desde dentro se traduce en que “todas las partes del Tenorio que queremos poner en duda suceden en la realidad, en la parte del backstage”, dice Pau Palacios, “y veremos a un actor que apuesta con otro que se va a ligar a la actriz coprotagonista y a la responsable de vestuario, pero lo que sucede en ese plano es totalmente distinto de lo que sucede en la ficción donjuanesca, en el rodaje. ¿Por qué? Porque doña Inés pasa completamente de don Juan, que le tira los trastos una y otra vez porque no es capaz de quitarse el disfraz de su personaje cuando acaba la película. Ella no, ella es una tía que cuando entra en la ficción hace de doña Inés y que, cuando decimos corten, sale del papel”.

Cuando sale de su personaje, explica Clara Serra, doña Inés es “una mujer normal, no hemos querido crear a una feminista radical, sino alguien que forma parte del mundo, una mujer media de hoy en día que reconoce al tipejo con el que está y que es consciente de la distancia que tiene con él”. Don Juan tampoco será un cliché, sino un tipo “atrapado en su propia imagen, incapaz de distinguir la realidad de la ficción”.

Naturaleza muerta vs. brilli brilli

“Pau y Àlex me llaman y me cuentan que están pensando hacer una versión del Tenorio y que creen que tiene que haber una reflexión a la luz del feminismo y los debates que estamos teniendo hoy”, explica Serra, “e hicimos una investigación conjunta sobre qué tipo de masculinidad hay en don Juan, que es una masculinidad narcisista, y cómo podemos hablar de ella críticamente”. Serra, que se estrena en un proceso escénico y dice que “ha sido maravilloso”, señala que “una de las conversaciones más importantes que hemos tenido es la de si don Juan tendría que ser hoy un canalla poderoso y potente que consigue lo que quiere o, en realidad, es un pobre hombre patético del que hoy las mujeres se reirían”. Y añade: “No es poderoso, es un don Juan que merece risa y es objeto de desprecio, pero también de compasión”.

Serra, durante los ensayos de la ópera de Tomás Marco.

Serra, durante los ensayos de la ópera de Tomás Marco. / José Luis Roca

Los dos directores, que definen la participación de Clara Serra en el montaje como una conversación más que como una asesoría, detallan qué ha supuesto su implicación en el proceso: “Al principio teníamos muy claro que Tenorio era una masculinidad que no nos interesaba y le íbamos a denunciar, íbamos a hacer un yo acuso”, dice Àlex Serrano, “y el planteamiento era el mismo de backstage, grabación y demás, pero nuestra historia era más forzada y el actor principal violaba a la actriz. Y Clara nos dijo ¿cómo que la viola? No, tíos, que eso la convierte en una víctima, pierde su agencia. Y nos dijimos, hostia, vale”. “Eso ha molado mucho”, añade Palacios, “y creo que la complejidad, la profundidad y los caracteres de los personajes y sus relaciones se la debemos en gran parte a Clara”.

“Es verdad que podemos preguntarnos qué nos dice Tenorio hoy, pero como objeto que habla de la masculinidad, lamentablemente, claro que tiene valor, dice cosas que siguen teniendo sentido”, dice Serra, para quien “la reflexión feminista sobre el arte no tiene que decir que no miremos las obras machistas de hace tres siglos, mirémoslas, sí, porque dicen algo del mundo, y en esta propuesta sigue estando mucho el Tenorio original y, al mismo tiempo, hay mucha crítica”. De ahí, añade Àlex Serrano, que habrá espectadores que vengan a ver “ese Don Juan Tenorio disecado y otros a los que les interese ver cómo le das la vuelta, pero aquí están los dos juegos: la naturaleza muerta y lo shiny, el brilli brilli”.