MÚSICA

Los discos de la semana: Black Crowes, Kacey Musgraves, Xarim Aresté y Biel Solsona

La banda de Atlanta resucita con un álbum clásico y vivaz en el que saca punta a sus fuentes de inspiración tradicionales, el 'hard rock', el blues y los acentos sureños

Los nuevos elepés de Kacey Musgraves, Xarim Aresté y Biel Solsona, también reseñados

The Black Crowes, con Rich y Chris Robinson en el centro.

The Black Crowes, con Rich y Chris Robinson en el centro. / Cedida

The Black Crowes, felices y canallas 15 años después en 'Happiness Bastards'

The Black Crowes tuvieron aspecto de clásicos ya antes de serlo, cuando en sus inicios, en lugar de prestar atención a las corrientes indie de la época, o al grunge, o a las fusiones con el funk o el hip-hop, orientaron la brújula a los sonidos de una generación anterior, la setentera, a golpe de hard rock, blues y ecos southern. Pero Shake Your Money Maker (1990), su debut, fue un excitante disco tradicionalista, y el nuevo, 34 años después, aunque no alcanza aquel nivel, mantiene un equilibrio entre fidelidad a las esencias, oficio e inspiración.

De aquella banda solo quedan sus dos figuras centrales, los hermanos Chris y Rich Robinson, que durante algunos años dejaron de dirigirse la palabra y que en 2019 sellaron una paz que está resultando duradera. La gira de 30º aniversario de su disco de estreno debe de haber recolocado las piezas, porque Happiness Bastards, su primera grabación de estudio desde 2009, suena tal como si apenas hubiera pasado el tiempo. Desliza un título (prestado de una novela de 1968 del precursor beat Kirby Doyle) que hace referencia a la idea que los hermanos Robinson tienen de sí mismos, y que nos sitúa entre la celebración dichosa y el peligro latente del autosabotaje. El álbum está resuelto con pegada desde el tema de apertura, Beside Manners, con su riff con slide guitar, el piano de cantina y los coros humeantes.

Los Robinson estrenan productor, Jay Joyce (que en el pasado firmó discos de John Hiatt y The Wallflowers, entre otros), con el que levantan toda una fortificación sonora, detallista y con exuberancia instrumental, en un repertorio salpicado por algunas canciones perdurables. La que más atrapa a primera escucha tal vez sea Wanting and Waiting, arrolladora y con guiños líricos al clásico Jealous Again, pero vale la pena fijarse en otros temas que dibujan un arco expresivo bastante abierto. Está el eco zeppeliniano de Cross Your Fingers, con aparato pesado y estribillo coral, el tránsito del folk al rock de Wilted Rose (dueto con la trovadora country Lainey Wilson) y ese descarado Flesh Wound, con giro pianístico y desmelene final.

Aquí hay ofrendas de blues (Bleed It Dry), funk de alta tensión (Follow the Moon) y, cerrando, otro punto álgido, esa balada apaciguadora llamada Kindred Friend, que crece con los coros femeninos y deja un mensaje legible en clave de reconciliación fraternal: "amigo del alma, ¿dónde has estado? / Imagino que ha pasado un tiempo / a las duras y a las maduras / una y otra vez / Siempre me haces sonreír". The Black Crowes parecen haber vuelto para quedarse, si bien nunca hay que descartar que este par de bastards procedan cualquier día a cargarse su felicidad tirándose los trastos a la cabeza. - Jordi Bianciotto

'Happiness Bastards'

The Black Crowes

Silver Arrow

Rock

★★★★

Demasiada simplificación

Si todas las canciones de Deeper Well mantuvieran el nivel de las dos piezas que lo abren -Cardinal, con su aroma de Fleetwood Mac, y el precioso tema titular-, estaríamos ante uno de los discos del año. Pero la encomiable maniobra de repliegue hacia un sonido más simple que Musgraves inició tras el éxito pop de Golden Hour la lleva aquí en más de una ocasión a cruzar la frontera de lo inocuo, entre cantos algo pueriles a las bondades de la vida natural y el amor cósmico. - Rafael Tapounet

'Deeper Well'

Kacey Musgraves

Interscope / MCA

Folk-pop

★★★

Un cancionero con aura

La nueva lengua a la que alude el músico de Flix es la que trasciende los géneros y apunta al alma, allá donde confluyen los códigos musicales envolviendo un viaje aventurado: de la marejada de La barca a la liberación de La riuada. Otra obra de altos vuelos que, a través de la inventiva y la sensualidad, la narrativa 'dylaniana' y el punto de fuga improvisado (piano, metales), entrega un cancionero con aura, como lo fue, hace dos años, el de Ses entranyes- J. B.

'Un idioma nou'

Xarim Aresté

RGB

Rock-soul-blues

★★★★★

Entre lo exótico y lo 'kitsch'

Meterse en el primer disco del pianista y teclista Biel Solsona y su trío es como entrar en una de esas tiendas atiborradas de vinilos viejos con las que sueñan los melómanos: una cueva de Alí Babá en la que se amontonan sonidos de otras épocas y grooves de otros rincones del mundo, entre lo exótico y lo kitsch. Con buen pulso y gusto, Solsona se inventa un recorrido por ese mundo añejo y fantástico que parece antiguo pero quizá no existió nunca. Melodías pegadizas que hacen bucle, teclados vintage, cadencias que mecen como olas y la sensación de que en este lugar fuera del tiempo, a la vez retro y futurista, todo está en paz. - Roger Roca

'· i ·'

Biel Solsona

Rocafort Records

Jazz

★★★