ARTE ESPAÑOL

A golpe de éxito con Choriza May, la drag española que triunfa en Reino Unido: "Ya no tenemos que escondernos en un bar de Chueca a las tantas de la noche"

El valenciano Adrián Martín, a cuyo alter ego bautizó como Choriza May, reflexiona sobre el éxito fuera de España tras su paso por una de las competiciones más relevantes en el mundo del drag

"Yo sé que voy a acabar en España, pero este es el momento y tengo que aprovecharlo aquí. Yo vivo y respiro por Valencia, hay horchata en mis venas y llevo a mi pueblo por bandera"

Choriza May (Adrián Martín) en una sesión fotográfica

Choriza May (Adrián Martín) en una sesión fotográfica / CEDIDA

Pablo Tello

Pablo Tello

Un Adrián nervioso pero visiblemente excitado me cuenta que se siente preparado para cerrar un círculo esa misma noche. Actuará en Newcastle junto a la persona que un día le inspiró lo suficiente como para alterar su mundo interior y dar a luz a quien hoy en día es su alter ego y también, su modo de vida. Choriza May ha triunfado por segunda vez en el formato televisivo internacional Rupaul’s Drag Race UK vs The World, y lo ha hecho ensalzando la cultura y tradición españolas, con la "terreta" y la estética castiza por bandera. Un talento innegable y su victoria en dos importantes certámenes locales (Drag Idol 2019 y Liverpool's Big Drag Pageant 2021), propulsaron al valenciano al estrellato británico. 

“Como tantos otros maricones”, estudió el doble grado de Publicidad y Diseño en la Universidad Jaime I de Castellón, aunque pronto se cansó de seguir la norma y el camino que su entorno había marcado para él. Los astros se alinearon, y Adrián tuvo la oportunidad de irse a vivir a Inglaterra, tierra natal de su pareja, y trabajar en un estudio de diseño. Lo que no esperaba era cruzarse con la escena drag tan pronto: “En España no me llamó nunca la atención, y no fue hasta que llegué aquí (Newcastle), que me encontré con las drags locales, que pensé ‘esas van a ser mis amigas’”, cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Guadassuar (Valencia), un pueblo de 6.000 habitantes, vio crecer a Adrián cuando sólo era un niño, y ahora se enorgullece de tener a Choriza May como un referente internacional. 

Adrián Martín (Choriza May) en una sesión fotográfica

Adrián Martín (Choriza May) en una sesión fotográfica / CEDIDA

“He sabido monetizar el drag”

Este alter ego nació como algo genuino, y su desarrollo ha sido gradual con el paso de los años, y las experiencias que él ha vivido desde que reside en Reino Unido. Cuenta que empezó a ver Drag Race en televisión y conoció a las travestis inglesas, siendo la combinación de las dos lo que le hizo dar el paso y probar. Sin embargo, para Adrián supuso un mal trago contárselo a su familia por lo que pudieran pensar de él: “Fue como salir del armario otra vez, estaba casi tan nervioso como cuando salí del armario cuando era pequeño”, explica. La acogida de Choriza May fue positiva, pero, al echar la vista atrás se da cuenta de cómo ha seguido la misma dinámica durante toda su vida: “Si voy a hacer algo que puede incomodar a la gente que quiero, al menos voy a encargarme de hacerlo muy bien. En parte lo agradezco, pero es injusto vivir con esa presión constante”, señala. 

La pasión que siente por el drag comenzó a desequilibrar la balanza entre su hobbie y su profesión, hasta el punto en el que decidió dedicar únicamente cuatro días en semana al estudio donde trabajaba como diseñador, para así poder actuar más días a la semana. Martín cuenta cómo sus jefes “fueron los primeros testigos del ‘principio del fin’ de Adrián como diseñador, y el nacimiento de Choriza May”. La esencia de su arte reside en los colores y el eclecticismo, por lo que el diseño tiene un papel muy importante en cada proyecto que lleva a cabo. Una estética muy marcada por la influencia de su mayor ídolo Sasha Velour, y que se ha visto codificada por directores como Wes Anderson o Pedro Almodóvar, de quienes Adrián recibe inspiración constante. 

“Sasha Velour me enseñó que en el drag puedes hacer lo que quieras y la gente lo disfruta porque estás haciendo lo que te gusta. Si voy a un show quiero divertirme, entonces ahora ser la persona que provee eso, me llena mucho”, explica Martín, quien reconoce que su alter ego le ha permitido canalizar todas las energías. Choriza acapara la atención y los aplausos de todo el mundo cuando se sube a un escenario, algo que antes intentaba conseguir con Adrián: “Ahora me puedo relajar, no necesito tener la atención de nadie porque eso ya lo vivo a través del drag”, añade. No es la única evolución que ha experimentado, pues su formación profesional en publicidad y diseño le ha dado las herramientas para “saber monetizar el drag y ser un buen producto de marketing”, con seña de identidad incluida.

Choriza May (Adrián Martín) en una sesión fotográfica

Choriza May (Adrián Martín) en una sesión fotográfica / CEDIDA

Choriza May tiene un ninot en las Fallas de Valencia

Adrián reconoce que su fama se ha gestado en Inglaterra porque “se alinearon los planetas cuando estaba allí”, pues podrían haberlo hecho cuando todavía residía en España. Reconoce que hubiera estado encantada de que su drag naciera en la escena valenciana, de la que asegura sentirse parte en la distancia. Y es que, recibió la llamada de Drag Race España cuando ya había sido seleccionada en la franquicia británica. Recuerda cómo unas navidades en Valencia pensó “en qué momento he pasado de no tener nada a poder elegir a qué edición ir”, aunque no se arrepiente de la decisión tomada. El éxito obtenido es la prueba de ello, a pesar de no haber superado el sexto puesto en ninguna de las dos ocasiones: “En España me llamaron para ser jueza de la segunda edición, y somos muy pocas las que tenemos el honor de volver de esta forma”, señala orgullosa.

Si bien desearía que el balance de su trabajo fuese más equilibrado y repartido entre España e Inglaterra, insiste en la inevitabilidad de que haya más oportunidades en Reino Unido. “Hay más trabajo y mi vida laboral es mucho más ocupada aquí”, a pesar de que en cuanto tiene la oportunidad regresa a su "terreta", donde le esperan su familia, su novio y sus amigos. Cuando le pregunto por la relación que mantiene con sus raíces, no duda en reconocer que su carrera en Newcastle es temporal, y que en algún momento regresará a Valencia: “Yo sé que voy a acabar en España, pero este es el momento y tengo que aprovecharlo aquí. Vivo y respiro por Valencia, hay horchata en mis venas y llevo a mi pueblo por bandera”, explica entre risas. Ha acudido este fin de semana a las Fallas de Valencia, donde han hecho un ninot de Choriza May, por lo que no podía rechazar la invitación a ver la mascletá desde el balcón del Ayuntamiento. 

Para que el alter ego de Adrián tenga cabida en una Falla valenciana y nadie se escandalice, las drag queens en particular y el colectivo LGTBIQ+ en general, han tenido que derribar grandes barreras a lo largo de los últimos años. Ha sido a lo largo de ese arduo camino donde el show televisivo Drag Race ha tenido un rol fundamental, acercando el drag a los hogares de todo el mundo: “La sociedad está más familiarizada, ya que forma parte del abanico de opciones de entretenimiento que la gente considera cuando quiere salir. Es una opción más y eso no existía antes”, dice Adrián orgulloso sin olvidar que todavía queda mucho camino por recorrer. 

“España siempre va dos pasitos por detrás”

En España la emisión de ‘Drag Race’ todavía es de pago, a diferencia de la mayoría de franquicias internacionales donde se emite en canales públicos. Adrián cree que en un futuro se abrirá al público, ya que es la única manera de que el formato crezca en audiencia. Sin embargo, el secreto del éxito en una plataforma de pago reside en la fidelidad de su audiencia: “España siempre va dos pasitos por detrás, aunque en los últimos dos años ha crecido mucho. Drag Race ha dado permiso a la gente para que le guste el drag porque ya no está escondido en un bar en medio de Chueca a las tantas a la noche, está en la televisión. Llegará un momento en que la gente lo acepte, se relaje, y será ahí cuando lo pongan en abierto, como en Inglaterra”, asegura Adrián. 

Choriza May se clasificaba en sexta posición este viernes en Drag Race UK vs The World y ella misma reconoce que ha aprovechado más su paso por el concurso que la primera vez, ya que son muy pocas artistas las que tienen la oportunidad de regresar a un formato internacional. Cuando le pregunto por esta nueva edición, Adrián cuenta que lo más sacrificado ha sido la preparación previa, desde el diseño de los vestuarios hasta los encargos de pelucas o las clases de canto e interpretación. Sin embargo, todo se compensa cuando se ve a sí misma en televisión formando parte de ese imaginario: “He aprendido a pedir ayuda y no empaparme todo yo sola, he estado mucho más activa y no he tenido vergüenza”, explica. Aunque RuPaul ocupa un lugar especial en el corazón de Adrián por su aura e historia de superación detrás de este imperio, es Michelle Visage la “madre real” de las participantes: “Nos sigue y nos apoya a todas cuando sacamos algún proyecto”, resalta. 

Choriza May y Arantxa Castilla-La Mancha en una sesión fotográfica

Choriza May y Arantxa Castilla-La Mancha en una sesión fotográfica / CEDIDA

El sector conservador está presenciando una revolución

El futuro tiene aroma de éxito para Adrián, quien acaba de estrenar un video-podcast llamado ‘Que nos pillen confesadas’ en Spotify y YouTube junto a Arantxa Castilla-La Mancha, con quien mantiene una conexión muy especial. Uno de los primeros proyectos de Choriza May en español que ella misma siente que necesitaba: “Ahora que tenemos esta plataforma intencional, queríamos hacer algo en España para recompensar a la gente que nos apoya desde casa”. No es lo único que tiene entre manos. En Navidad publicó su libro ‘Formen filas’ junto a la editorial Almuzara, y este viernes lanzó su nuevo single Eat that ass que, junto a Party in hell, formará parte de un EP de cinco canciones que verá la luz en las próximas semanas. Choriza May protagonizará su primera gira en solitario por los teatros de Inglaterra con una comedia musical que asegura “intentaré llevar a España”, y en noviembre planea regresar a su tierra natal con un show en valenciano en el Teatre Micalet. 

Una historia de superación y dedicación por lo que realmente mueve su corazón, en la que si “los astros se han alineado”, como Adrián dice, ha sido para presentarle nuevos caminos y no para regalarle oportunidades. El trabajo y la constancia detrás de Choriza May forman parte de la disciplina que rige el mundo del drag, y que no todos conocen. Sus detractores, el sector conservador y religioso, se mueven por el miedo que produce presenciar una revolución como esta, y eso les enfurece aún más: “Es un indicador de que vamos haciendo las cosas bien, y estamos conquistando espacios en los que no se nos permitía estar. La reacción es muy agresiva y da un poco de miedo, pero debemos contraatacar y demostrar al mundo que el drag no tiene nada de oscuro y es un arte para todos, como cualquier otro”, zanja Adrián.