MÚSICA

Mourn: "Se glorifica mucho lo de girar por otros países"

El trío catalán celebra diez años de carrera con un inapelable quinto disco que amplía el radio de acción de su efervescente fórmula, con ecos del 'indie rock' de los noventa

Las componentes de la banda Mourn.

Las componentes de la banda Mourn. / Montgrí.

El tiempo vuela. Han pasado ya diez años desde que Carla Pérez, Jazz Rodríguez Bueno y Leia Rodríguez Bueno irrumpieron en el panorama del rock independiente español. Lo hicieron siendo aún adolescentes: Carla y Jazz se habían conocido en el instituto. Reformulaban con frescura las señas de identidad del mejor indie rock norteamericano brotado de los años noventa (PJ Harvey, Sleater-Kinney, Hole). Se ganaron los elogios de la hoy mermada redacción de Pitchfork y ficharon por Captured Tracks, una de las discográficas emblemáticas del underground norteamericano. Diez años después y aproximándose a la treintena, suenan igual de contundentes pero con un plus de madurez y complejidad. El extraordinario The Avoider (2024), un quinto álbum que es el primero que publican en Montgrí, el sello de Cala Vento, es la irrefutable prueba. Lo presentan el 2 de marzo en la Upload de Barcelona, el 11 de abril en la 16 Toneladas de Valencia y 14 en El Sol de Madrid. Charlamos sobre todo esto con la vocalista y guitarrista de la banda del Maresme, Carla Pérez.

P. Siguen sonando a Mourn, pero el tema que da título al disco, 'The Avoider', está en clave de pop electrónico. ¿Quién es en realidad ese personaje que quiere evitar algo?

R. Cada una le hemos dado un significado. Esa canción la hizo Jazz (Rodríguez) con un sintetizador Casio que tenía en su habitación durante la cuarentena, con ganas de probar cosas desde el aburrimiento absoluto. Le puso letra y la idea se quedó, hasta que empezamos a darle forma al disco, nos dimos cuenta de que era una locura y pensamos que en directo sería muy divertido. The Avoider es esa persona que decide darle la espalda a los problemas, hacer ver que no existen. Todas nos hemos encontrado en momentos así. Siempre creamos personajes. En el primero fue Philiphius Van Mosky, como una broma. Por ejemplo. Nos ayuda a escribir desde fuera de nosotras mismas, aunque no deja de ser otro reflejo de lo que somos.

P. No viven al cien por cien de la música, tienen otras ocupaciones al margen. Sin embargo, tienen mucha proyección fuera de España. Han tocado en Estados Unidos, Canadá, Japón y media Europa. Son un nombre consolidado. ¿Lo viven como una contradicción?

R. Muy poca gente puede vivir aquí de la música. No ya como músicos, sino dentro de la industria. En España no es una opción realista. No se apoya como otras profesiones. La cultura se entiende de una forma muy distinta en otros países. En EE.UU. está mucho más profesionalizado. Cuesta entender qué falla aquí. Y se vive de una forma contradictoria, pero a la vez también se glorifica mucho eso de salir a tocar a otros países. Llevamos diez años y tampoco es fácil gestionar económicamente una gira por Japón o Norteamérica. Ya sabemos lo que cuesta.

P. ¿Se entiende o se acoge mejor su música fuera?

R. Depende. Es algo muy personal. Empezamos con 17 o 18 años, y sí que es verdad que la gente que venía a nuestros conciertos tenía treinta y pico o cuarenta. Ahora hay gente de nuestra edad. De golpe. Y no sabemos muy bien por qué. No creo que sea por el estilo ni el idioma, creo que es la gente. ¿Ahora se lleva el rollo del guitarreo otra vez? Pues les interesa. Hay gente que conecta con Mourn en todas partes, y eso está guay.

Desde hace un par de años hay un rollo de volver al 'punk pop'. Por eso Blink-182 hacen maxi gira o Avril Lavigne saca otro disco. No sé si nosotras somos parte de eso, no creo. Pero hay un interés"

P. ¿Hay una vuelta a las guitarras por parte del público?

R. Creo que sí. Desde hace un par de años. No sé si es más estético o musical, pero hay un rollo de volver al punk pop. Por eso Blink-182 hacen maxi gira o Avril Lavigne saca otro disco. No sé si nosotras somos parte de eso, no creo. Pero hay un interés.

P. En cualquier caso, son referentes un poco posteriores en el tiempo a los suyos, que son más del 'indie rock' independiente de los noventa. De los que provino Ramon Rodríguez (The New Raemon), padre de Jazz y Leia. A veces tengo la sensación de que quienes, como ustedes, optan por esa música lo hacen porque es la que escuchaban sus padres.

R. No sé si ha sido por la pandemia, pero creo que la gente joven tiene ganas de ir de fiesta, ir a conciertos, ver qué pasa… Se avecina una tormenta porque la cosa está jodida y muy difícil, y da un poco igual si escucho techno u otra cosa. La gente está más abierta. Quizá antes eras la rara porque escuchabas a Fugazi, y ahora una rapera o una trapera también tiene curiosidad por escuchar a Sleater-Kinney. El público es menos sectario. No divide tanto por estilos. Es más receptivo a cosas nuevas. Mucho más que yo, incluso. Y aunque nos joda aceptarlo, creo que al final internet y las redes sociales tienen parte de responsabilidad en esto, y me incluyo porque a mí me hubiese encantado tener vinilos en casa desde muy pequeña, pero mi hermano era informático y me regaló Spotify el año en que salió y flipé. Lo gocé muchísimo y pude descubrir mogollón de grupos. Te abre muchísimo el abanico de posibilidades.

P. En este disco hay una canción en castellano, aunque el título sea en inglés, 'Heal Hill'. ¿Nunca se han planteado pasarse al castellano, como muchas otras bandas que empiezan en inglés y luego multiplican su público?

R. Sentarnos y planteárnoslo, no. Las canciones salen como salen. Sí que es verdad que hemos tanteado un poco el terreno, pero sin pretenderlo. Ya se verá en el próximo disco. Lo guay de Mourn es que sale solo. Hemos pensado en incluir algún verso en catalán, pero si algún día salen canciones en castellano, será de forma natural. Tampoco diría que vayamos a dejar algún día el inglés. Si lo hiciéramos, no sería para tener más público. Tienes que hacer lo que te salga de dentro, y si te vas adaptando a la gente, no creo que sea lo mejor. Tienes que adaptarte a tu evolución, no a la del público.

P. Es su primer disco en Montgrí, el sello creado por Cala Vento. ¿Cómo se sienten?

R. Ha sido como el match perfecto. Coincidimos Cala Vento y Mourn en un Tomavistas en Madrid y recuerdo que cuando acabaron les dije algo así como qué cuanta verdad hay en sus letras, y ellos nos dijeron que pensaban lo mismo de nosotras. Es como que siempre nos hemos ido vigilando a lo largo de nuestras carreras. Y cuando estábamos grabando The Avoider (2024) con Santi García, en la masia de Cal Pau, nos dijo: “oye, deberíais sacar este disco con Montgrí, porque os pega muchísimo y os vais a entender entender genial con todos ellos”. Es como si ya hubiésemos currado juntos antes. Entendemos sus prioridades, su manera de trabajar, son súper ordenados… Da gusto estar con gente que valora tanto tu música y que esta ready para hacer lo que sea.

P. ¿Les ha influido algún descubrimiento reciente?

R. Me cuesta pensar en eso porque nunca hemos funcionado de esa forma. Cada una tiene sus descubrimientos. Nunca componemos a raíz de las canciones de otros. Yo esta semana he descubierto a Mannequin Pussy, que me vuelan la cabeza. Molaría tocar con ellas. Pero no podría decirte qué es lo que me impresionó hace tres años (risas).

P. Aún se recalca lo jóvenes que eran cuando empezaron. ¿Les cansa?

R. Es gracioso, porque tengo mogollón de canas y me doy cuenta de que han pasado diez años. Teníamos sobre los 17 cuando empezamos. Ya no somos unas niñas. Pero no me molesta, me da igual. Sí me gustaría que en algún momento eso parase, pero tampoco está bajo nuestro control. Lo que sí me cuesta entender es cuando nos han dicho “hala, es que tocáis muy bien para ser tan jóvenes”. ¿Creen que tocamos bien porque somos jóvenes y entonces cuando tengamos 35 años, que no queda tanto, ya no nos podrán decir que tocamos muy bien? Eso me lo planteo.

P. Como cuando a un grupo de mujeres se le dice que toca bien para ser mujeres.

R. Buah, cuando te dicen eso es para contestar: “tienes a las mujeres bajo tierra, a un nivel de mierda”. ¿Qué se creen, que no podemos hacer nada? Es un tema tremendo. Me da un poco de asco esto. ¿Por qué un grupo de cuatro chicos que está empezando puede, digámoslo claro, no tocar bien, porque han ensayado cinco veces y se han fumado cuarenta porros, y sin embargo tienen más oportunidades que cuatro chicas que llevan los mismos ensayos y los mismos porros? Ese es el problema. Más que el tema de los festivales, que eso ya lo veo como un paso más adelante. ¿Por qué no hay espacios para estas mujeres que están empezando a tocar y tienen derecho a cagarla, como todas? Nosotras también éramos muy malas cuando llevábamos dos conciertos. Si una mujer toca la guitarra tiene que hacerlo increíblemente bien. ¿Por qué? Si lo haces normal, no vale, porque para eso ya tenemos a 58.000 hombres tocando la guitarra.