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¿A qué suena la esperanza en el corredor de la muerte? La historia de lucha y jazz del reo Keith LaMar

Un libro explica la historia de Keith LaMar, un hombre condenado a muerte en los Estados Unidos que defiende su inocencia y cuya voz se ha hecho sentir gracias a una comunidad de músicos como Elvis Costello y el hijo de John Coltrane

Albert Marquès con Keith Lamar, en la cárcel.

Albert Marquès con Keith Lamar, en la cárcel. / OHIO STATE PENITENTIARY

En julio de 2023, a solo cuatro meses de su ejecución a manos del estado de Ohio, Keith LaMar, condenado a muerte, recibió una noticia que cambió su vida: la ejecución se aplazaba hasta enero de 2027. Dispone de tres años más para demostrar su inocencia. Fue juzgado y condenado por el asesinato de cinco personas durante un motín que tuvo lugar en 1993 en una cárcel de los Estados Unidos en la que cumplía condena por otro asesinato.

Pero LaMar, encerrado en régimen de aislamiento en una cárcel de Ohio desde hace casi 30 años, siempre ha dicho que es inocente de esos cinco asesinatos. Denuncia que no tuvo un juicio justo y lucha para que su caso vuelva a los tribunales. La noticia del aplazamiento llegó justo a tiempo para convertirse en el epílogo de El jazz suena en el corredor de la muerte (Crítica), el libro en que el pianista y activista Albert Marquès cuenta la historia de LaMar. 

Albert Marquès y Keith Lamar, desde la cárcel, trabajando en el disco que han hecho juntos.

Albert Marquès y Keith Lamar, desde la cárcel, trabajando en el disco que han hecho juntos. / ZENO GILL

Marquès conoció a LaMar en 2020. Conectaron gracias al jazz, la música que ha acompañado a LaMar en su aislamiento y que, asegura, le ha mantenido vivo. Desde entonces Marquès lidera una campaña de apoyo a Keith LaMar a través de la música, Freedom First, que ha sido clave para dar a conocer su caso y conseguir que el gobernador de Ohio concediera este aplazamiento. “Es la primera vez que recibimos buenas noticias”, dice desde Nueva York, donde ejerce como músico y profesor en un instituto de Brooklyn. “Esperamos que el siguiente capítulo sea el definitivo: presentar argumentos suficientes para que un juez diga que este caso hay que rearbitrarlo desde cero”.

Para Marqués, la perspectiva de un nuevo juicio parece más real que nunca. "Ahora me lo dicen los abogados”. Se refiere al equipo legal de voluntarios que incluye a varios bufetes de abogados, estudiantes de derecho y académicos que estudian miles de documentos en busca de nuevas evidencias que permitan declarar nulo el primer juicio de LaMar y abrir de nuevo el caso para conseguir su absolución. Hace tres años, cuando LaMar era simplemente uno más de los más de 2.000 condenados a muerte que hay en las cárceles de los Estados Unidos, estaba prácticamente solo. Todo cambió gracias a la campaña que puso en marcha Albert Marquès. 

Keith LaMar, rapsoda, poeta y condenado a muerte, en la cárcel donde cumple condena.

Keith LaMar, rapsoda, poeta y condenado a muerte, en la cárcel donde cumple condena. / OHIO STATE PENITENTIARY

En estos tres años han organizado conciertos en los que Keith LaMar, rapsoda y poeta, participa en directo vía telefónica para contar su propia historia al público. “No hablar por él, sino que hable él. Eso es lo más radical de este proyecto”, opina el pianista catalán. Empezaron actuando en Brooklyn y siguieron por Catalunya, donde Marqués mantiene lazos con músicos locales. Grabaron un disco, Freedom First, el primero de la historia en el que participa un reo desde el corredor de la muerte. Están a punto de publicar un segundo álbum, esta vez en directo y giran por los Estados Unidos, especialmente en universidades.

El saxofonista Ravi Coltrane, hijo del legendario John Coltrane, ídolo de Keith LaMar, está implicado en el proyecto, que ya ha movilizado a más de 80 músicos. “Estamos sobrepasados por la situación”, dice Marquès. “Para que te hagas una idea, el otro día uno de los jefes de los Nets de la NBA estaba entre el público. Un exjugador de fútbol americano de la ciudad de Keith contactó con nosotros y nos dijo que quiere ayudar porque él mismo podría haber acabado como Keith”. Hay más: Elvis Costello se cartea con LaMar para escribir una canción juntos. 

El jazz suena en el corredor de la muerte cuenta cómo Keith LaMar, afroamericano y delincuente juvenil criado en un barrio pobre de Cleveland que entró en la cárcel con 19 años, acabó en el corredor de la muerte. Es la crónica de una lucha de final incierto que ha hecho de la música su altavoz. Pero también es un alegato contra la pena de muerte y un retrato del sistema penitenciario norteamericano: cárceles privadas que dan beneficios millonarios, una tasa de reincidencia del 67% entre los presos que salen de prisión, porcentajes desorbitados de afroamericanos sobre el total de la población reclusa y un país que concentra el 20% de presos de todo el mundo.

“Dando conciertos fuera de los Estados Unidos me di cuenta de que había mucho que explicar sobre el contexto antes de poder contar la historia de Keith”, dice Marquès, que en el libro compara el sistema penitenciario norteamericano con el español. “Por lo menos aquí la palabra “reinserción” forma parte del vocabulario. Es lo que he podido ver en primera persona, visitando cárceles catalanas, aquí hay gente picando piedra e intentándolo”, explica Marquès, que también señala las contradicciones de nuestro sistema.

Le gustaría colaborar con el rapero Pablo Hasél, condenado entre otras cosas por enaltecimiento del terrorismo y por injurias a la Corona, para que su caso llegara a los Estados Unidos. “Si allí hay algo sagrado es la libertad de expresión. Un país que inventa el hip hop, donde uno de los grupos más famosos del género, Public Enemy, ¡tiene un logotipo que es un policía en el punto de mira de un francotirador!”. Pero a diferencia de los Estados Unidos, aquí el sistema prohíbe grabar llamadas telefónicas a la cárcel. “Lo que puedo hacer con Keith en el corredor de la muerte no lo puedo hacer con un preso en Catalunya”.